El presidente de la Asamblea Nacional se ha caracterizado por su versatilidad y su planificación

Descubriendo a Guaidó: el hombre de las estrategias

PHOTO/REUTERS - El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y líder de la oposición, Juan Guaidó, a quien muchas naciones han reconocido como el legítimo gobernante interino del país, celebra una sesión de la Asamblea Nacional de Venezuela

Con una versatilidad que ha sorprendido por igual a sus aliados y a sus adversarios, Juan Guaidó apareció en Bogotá el domingo 19 de enero. Nadie sabe a qué hora y cómo cruzó la peligrosa frontera entre Venezuela y Colombia, donde tienen presencia, además de unidades militares controladas por Nicolás Maduro, paramilitares, miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos dedicados al secuestro o al contrabando de combustibles. Así inició una inesperada gira que, tras la estancia en Bogotá, le condujo por varios países de Europa y que, de acuerdo con el criterio de numerosos analistas, podría considerarse exitosa. El seguimiento de la actividad pública de Guaidó, a lo largo de un año, permite sugerir la existencia de, al menos, cinco líneas que han guiado su actividad, día a día.
        
Primero: no se ha separado nunca de los dictados de los 39 artículos que constituyen el Estatuto que Rige la Transición a la Democracia para Restablecer la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobados por la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2019.
        
Segundo: fiel a lo aprobado el 25 de enero de 2019, en la Ley de Amnistía y Reconocimiento de todas las garantías de Reinserción Democrática para Funcionarios Civiles y Militares que colaboren en la Restitución Constitucional en Venezuela, Guaidó ha insistido en rechazar la venganza y promover la reconciliación.
        
Tercero: ha alimentado el contacto directo con la sociedad. A pesar de los obstáculos de distinto carácter (incluso policiales y militares), Guaidó ha viajado por Venezuela, visitado comunidades, asistido a festividades religiosas, recorrido a pie las calles de pueblos y ciudades, se ha reunido con trabajadores, estudiantes, gremios profesionales y empresariales. El análisis de su agenda muestra a un líder accesible y especialmente dotado para desplazarse de un lugar a otro.

La gira que acaba de culminar puede considerarse un destacado ejemplo de la cuarta línea estratégica que debe ser anotada: el cultivo sistemático de las relaciones internacionales. Guaidó ha logrado articular sus esfuerzos personales con los que realizan los embajadores que ha designado en distintos países, los diputados y los dirigentes sociales que viven en el exilio. En su discurso predominan temas que son del interés de los países y los entes multilaterales. Guaidó ha liderado una política exterior cuyo propósito de fondo ha sido el de mantener la crisis venezolana en el primer plano de los asuntos públicos internacionales.

La quinta y última línea que destacamos en esta relación, es política y personal a un mismo tiempo: Guaidó sabe dónde debe estar. No falta a sus compromisos, llega a los lugares donde le esperan, afronta los problemas que irrumpen en su camino. Es probable que sus demostraciones de coraje y responsabilidad se hayan constituido en argumentos clave del vínculo político y emocional que lo une a sus seguidores.

La oposición democrática venezolana ganó las elecciones parlamentarias en diciembre de 2015. Desde ese momento, Maduro ha establecido como uno de sus objetivos, debilitar a la Asamblea Nacional. Lo ha intentado de varias formas. Al contrario de lo que esperaban sus promotores, la supuesta nueva directiva del Parlamento no ha logrado reconocimiento, ni dentro del país, ni en el ámbito internacional.

El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó
Nueva etapa

Desde diciembre de 2015, pero de forma más intensa, desde el 5 de enero de 2019, cuando Guaidó asumió la presidencia de Asamblea Nacional, el Parlamento venezolano se ha convertido en el principal escenario de lucha entre los demócratas venezolanos y el régimen de Maduro.

En el afán de acabar o tomar el control del Parlamento, Maduro ha perdido los apoyos y cierta silenciosa neutralidad de partidos políticos e instituciones en el mundo, que de algún modo lo beneficiaban. Los excesos han obligado a muchos a expresar su rechazo y a reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional y de Juan Guaidó como su legítimo presidente.

A la pregunta de cómo es posible que, después de un año tan duro, Guaidó haya sido reelegido por sus colegas, hay que recordar que, antes de que fuese votado como presidente del organismo, Guaidó había sido en 2017 jefe de la fracción parlamentaria del partido Voluntad Popular (al que renunció recientemente, para asumir una representación política más amplia), y jefe del conjunto de la fracción parlamentaria opositora en el 2018. En ambos cargos, Guaidó actuó siempre como un factor de conciliación, entendimiento y acuerdos. Entre los diputados se le reconoce su don de gentes, su capacidad de escucha y su empeño por encontrar soluciones justas y aceptables para las distintas organizaciones políticas.

Toda esta conjunción de estrategias, a las que suman los atributos del hombre abierto y dispuesto a sus interlocutores, han hecho posible que Guaidó conserve su liderazgo frente al poder de Maduro. Tras un duro primer año como presidente de la Asamblea Nacional, logró ser reelegido.

La gira internacional de Guaidó que acaba de culminar puede interpretarse como un punto de inflexión: el final de una etapa y el inicio de la siguiente, en el intenso recorrido que la mayoría de los venezolanos (más de 85 %, de acuerdo con diversos estudios de opinión) está realizando por alcanzar mejores condiciones de vida y por restituir la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
 

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