Las autoridades portuarias de Bengasi han quemado la mercancía, un opiáceo utilizado a menudo por los grupos yihadistas para mantener alerta a sus combatientes e impulsarlos a perpetrar atentados

Destruido en Libia un cargamento ilegal de tramadol procedente de Turquía

photo_camera PHOTO/AFP - Combatientes leales al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) reconocido por la ONU abren fuego desde su posición en la zona de Al-Sawani al sur de la capital libia, Trípoli

El tráfico de estupefacientes constituye otra vertiente más de la guerra en Libia. En un conflicto con tantas aristas y tantos intereses en juego, las drogas están desempeñando un papel que no debe ser ignorado. Uno de los últimos episodios relacionados con esta dimensión se ha hecho público en las últimas horas. Las autoridades portuarias de Bengasi -la principal urbe del este del país, bajo control del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) de Jalifa Haftar- han interceptado y destruido un cargamento de Tramadol procedente de Turquía.

El alijo se componía, según ha informado el diario Libya Review, de 750.000 píldoras de este opiáceo. Es cierto que esta sustancia se emplea, a menudo, en la elaboración de medicamentos para aliviar el dolor. Sin embargo, existen entornos en los que no se utiliza como un simple analgésico.

La “píldora de la Yihad”

¿Qué es el tramadol? En pocas palabras, se trata de una droga sintética que se obtiene combinando anfetamina con teofilina. ¿Qué tiene de especial? A lo largo de los últimos años, en particular, desde el surgimiento de Daesh en Siria e Irak, se ha granjeado una enorme popularidad entre los miembros de los grupos terroristas yihadistas, hasta el punto de que se le ha llegado a llamar la “píldora de la Yihad”. 

Su éxito se debe, principalmente, a dos motivos, como apunta el medio especializado Military Times. En primer lugar, tiene un valor como mercancía para ser revendida y, de ese modo, obtener financiación. En segundo lugar, su uso se ha generalizado entre los terroristas por diversas razones. El tramadol actúa como estimulante, de modo que aumenta la resistencia de los combatientes y les ayuda a permanecer alerta durante más tiempo. Además, sus propiedades analgésicas contribuyen a paliar el dolor y las secuelas físicas; un poco como la morfina, pero de un modo más intenso.

De este modo, se cree que el cargamento interceptado hace unas horas en Bengasi podría estar destinado a los militantes aliados de Turquía que combaten en las líneas de frente de Trípoli y la zona sur de Misrata. 

Desde hace varios meses, el Gobierno de Ankara ha estado enviando militares, combatientes afines y suministros de todo tipo a Libia para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) de Fayez Sarraj, que resiste en Trípoli y algunos reductos más la ofensiva militar del LNA del mariscal rebelde Haftar.

A las propias tropas del Ejército turco desplegadas en territorio norteafricano, deben añadirse los más de 5000 militantes afines -procedentes de organizaciones yihadistas, en su mayoría- que han llegado desde Siria, según las cifras del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés). 

Combatientes del GNA, en batalla contra las unidades de Haftar
Libia, un nodo importante en el mercado de estupefacientes

No se ha confirmado si el envío de drogas por vía marítima quemado en Bengasi tenía como destinatarios finales a estos milicianos. Sin embargo, los combatientes sirios proturcos que luchan en Trípoli y sus alrededores tienen una relación amplia con el tráfico y el consumo de drogas.

Recientemente, la periodista estadounidense Lindsey Snell, especializada en asuntos de terrorismo y que ha documentado ampliamente la guerra en Libia, ha revelado que existe una importante estructura para el contrabando de drogas procedentes de Siria en el país. La reportera cita fuentes del Ejército Nacional Sirio, una de las facciones que siguen luchando contra Bachar al-Asad y que también cuenta con efectivos desplegados en Libia.

Según estas fuentes, numerosas facciones de esta entidad, especialmente la División Hamza, se están dedicando a introducir de contrabando en el país norteafricano pastillas de sustancias estupefacientes, puesto que no son sometidas a registros exhaustivos. El ya mencionado tramadol es una de ellas, pero Snell también alude al captagon. 

Como el tramadol, es una droga sintética muy popular en los entornos yihadistas que sirve de estimulante y, hasta cierto punto, inhibe la voluntad. Su producción se disparó a nivel global con el inicio de la guerra en Siria en 2011. Se especuló con que podía haber sido consumida por los autores de algunos de los atentados yihadistas más recientes en suelo europeo, como el de la sala Bataclan en París. Sin embargo, un informe del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT) de octubre de 2018 rechazó tal hipótesis, al considerar que no había suficientes evidencias científicas.

Desde la caída de Muamar Gadafi, Libia ha sido un punto importante del tráfico de drogas a nivel internacional. El vacío de poder en el país, sumado a la porosidad de la frontera sur, ha creado un pasaje desde la región del Sahel hasta la del Mediterráneo en el cual multitud de organizaciones criminales han venido desarrollando su actividad sin tener que preocuparse por ser perseguidos. 

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