Digiturk, la compañía televisiva turca propiedad de Qatar, principal arma política de Erdogan
Según informa el portal Nordic Monitor, las autoridades turcas consideran como prueba de terrorismo la cancelación de suscripción al canal catarí beIN. Mediante esa acusación, el régimen turco tiene vía libre para encarcelar a críticos y a opositores del Gobierno. También, según el sitio web sueco, cientos de documentos y archivos revelan que desde 2016 beIN ha proporcionado datos personales de clientes al Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan. Esta información ha sido facilitada por dos empresas con sede en Estambul, Digital Platform Teknoloji Hizmetleri A.S. y Krea Icerik Hizmetleri ve Produksiyon A.S. Ambas operan bajo la compañía Digiturk, propiedad de beIN Media Group.
Las dos sociedades que, de acuerdo con Nordic Monitor, facilitan datos personales a Erdogan, están dirigidas por los mismos ciudadanos cataríes. Nasser Ghanim Al-Khelafi es el presidente de la junta directiva de las compañías mientras que Yousif Mohammed H. Al-Obaidli es su adjunto.
Digiturk se convirtió en un arma política en las manos de Erdogan en 2015, después de perder la mayoría en las elecciones. La compañía fue utilizada por el presidente turco para dominar los medios y limitar el número de mensajes y anuncios de los partidos de la oposición. Digiturk dejó de transmitir siete canales de televisión, incluidos algunos críticos con el Gobierno como Samanyolu Haber y Bugün TV, este último llegó a acoger a un líder de un partido pro-kurdo, Selahattin Demirtas, posteriormente encarcelado por sus ideas políticas.
La politización de la compañía mediática provocó que muchos ciudadanos cancelasen su suscripción, mientras formaciones políticas opositoras, como el Partido Republicado del Pueblo (CHP) organizaron protestas mientras pedían más cancelaciones.
Antes de que Digiturk lo comprase Qatar, la compañía pertenecía un 53% a Cukurova Holding de Turquía y el 47% a la empresa estadounidense Providence Equity Partners. Finalmente, la visita del jeque Tamin bin Hamad Al Thani a Turquía el 14 de julio de 2015 supuso la venta de Digiturk a beIN. Sin embargo, Digiturk continuaba con el objetivo de reprimir las cadenas de televisión críticas con el régimen turco, aunque estuviera en manos de Qatar.
La venta oficial a Doha aumentó todavía más las críticas entre la sociedad turca. La Federación de Sindicatos de Consumidores (TBF) llamó al boicot de Digiturk. Kemal Kilicdaroglu, líder opositor del CHP, anunció que él también se daría de baja y animó a los ciudadanos a hacer lo mismo en respuesta al “movimiento antidemocrático y represivo” de la empresa. Incluso se llegó a presentar una demanda contra Digiturk, aunque el Gobierno intervino y ordenó la destitución del juez encargado del caso, Mustafa Colaker. Colaker aseguró que el acusado Digiturk había roto su contrato con varios canales de televisión que eliminó de su plataforma.
A partir de este momento Erdogan comenzó a considerar el boicot y la cancelación de la suscripción como actividad terrorista, además de iniciar procesos penales contra las personas que se dieron de baja. Nordic Monitor expone como múltiples ciudadanos en varias provincias de Turquía fueron interrogados al cancelar su suscripción a Digiturk. Asimismo, empresas afiliadas a beIN “revelaron datos de clientes, incluidas grabaciones y quejas de clientes a fiscales y tribuales turcos en apoyo de casos penales contra críticos del Gobierno, opositores y disidentes”, asegura el portal web.
Utilizar una compañía televisiva como arma política es un aspecto más de la deriva autoritaria de Erdogan en su afán por controlar el país y amedrentar a los opositores. Asimismo, la filtración de datos personales por parte de beIN a un Gobierno supone un delito contra la intimidad individual, además de poner en riesgo a muchos ciudadanos, ya que pueden ser acusados de actividades terroristas.
