El presidente estadounidense emplea un tono mesurado para rebajar la tensión con Irán, pero intensificará su programa de sanciones económicas sobre el régimen

Discurso comedido de Trump tras el bombardeo de las bases en Irak

AP/EVAN VUCCI - El presidente Donald Trump se dirige a la nación desde la Casa Blanca en relación con el ataque lanzado por Irán contra las bases iraquíes que albergan a las tropas estadounidenses

“Nuestros misiles son grandes, pero no queremos usarlos”. La moderación ha sido la principal línea del discurso que Donald Trump ha dirigido a la nación desde la Casa Blanca. El presidente estadounidense ha empleado un tono sin demasiadas estridencias en su valoración de los bombardeos iraníes sobre las bases de Ain al-Asad y Erbil, enclaves iraquíes donde hay estacionadas fuerzas del país norteamericano. El mensaje del mandatario, que también se interpreta en clave electoral, rebaja la escalada de tensión desatada a partir del asesinato de Qassem Soleimani, comandante de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria, y Abu Mahdi al-Muhandis, vicepresidente de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés).

El presidente estadounidense ha estado acompañado en su comparecencia, entre otros, por el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Defensa Mark T. Esper y el secretario de Estado Mike Pompeo. Trump ha informado del balance de los bombardeos acaecidos en la madrugada de este miércoles sobre los campamentos militares iraquíes. Según Trump, no ha habido víctimas ni estadounidenses ni iraquíes gracias a los sistemas de advertencia temprana. Los daños materiales, por su parte, han sido escasos

El dirigente se ha felicitado de que Irán “esté retrocediendo”, una circunstancia que ha considerado “una buena noticia para el mundo”, y ha descartado nuevas acciones militares directas sobre Teherán. El inquilino de la Casa Blanca sí ha pedido una mayor implicación a la OTAN en la región de Oriente Próximo. La alianza atlántica ya tiene desplegados efectivos en Afganistán y la propia Irak, aunque muchos países están reposicionando sus tropas para evitar sufrir males mayores.

La respuesta estadounidense será de otra naturaleza. En lugar de continuar alimentando la escalada bélica, Trump ha dado la orden de aprobar nuevas sanciones económicas sobre el régimen de los ayatolás, cuyo tejido económico ya está bastante deteriorado.  

Trump ha justificado la acción llevada a cabo la semana pasada que terminó con la vida de Soleimani, que se considera el detonante de la actual crisis. El presidente estadounidense ha calificado a Soleimani como “el terrorista número uno de todo el mundo”. Ha acusado al general de apoyar grupos terroristas como Hizbulá, fomentar guerras proxy y dirigir el asalto sobre la Embajada de Estados Unidos en Bagdad del pasado día 31 de diciembre. “Debería haber sido eliminado hace tiempo”, ha rematado Trump.

En un contexto más amplio, el magnate neoyorquino ha arremetido duramente contra el actual Ejecutivo iraní, al que ha exhortado a finalizar sus campañas de promoción del terrorismo. Ha afeado a Irán el “comportamiento desestabilizador” que ha demostrado en los últimos meses, y ha citado como ejemplos la retención de barcos en el estrecho de Ormuz en verano, los bombardeos sobre las instalaciones de Saudi Aramco del pasado septiembre y el derribo de drones estadounidenses en junio.

El presidente Donald Trump se dirige a la nación desde la Casa Blanca
Programa nuclear y discurso electoralista

Igualmente, las ambiciones atómicas de Teherán han ocupado una gran parte de la intervención de Trump. De hecho, ha abierto su alocución expresando que Irán nunca tendrá un arma nuclear. El acuerdo firmado en julio de 2015 (JCPOA, por sus siglas en inglés) por la Administración Obama ha sido otro blanco de sus críticas. Ha tildado el pacto de “estúpido”. Trump ha culpado a su antecesor de suscribir un pacto que ha servido a Teherán para financiar su programa nuclear y el rearme de sus Fuerzas Armadas. El presidente ha pedido, asimismo, al resto de Estados parte que se retiren del tratado, como hizo Estados Unidos en mayo de 2018, y ha apostado por un nuevo pacto que permita al país prosperar.

Las críticas vertidas hacia Obama pueden interpretarse en clave electoral. En noviembre de 2020, Estados Unidos celebrará unos comicios presidenciales en los que, previsiblemente, Trump luchará por obtener la reelección. Es cierto que el Congreso tiene en marcha el proceso de impeachment para forzar su destitución antes de la cita; sin embargo, la mayoría republicana del Senado hace extremadamente improbable que el cese del presidente se consume.

En esta misma línea, Trump ha aprovechado para destacar el buen momento de la economía estadounidense gracias a las reservas de petróleo descubiertas en los últimos años. El gigante norteamericano es, de hecho, el primer productor mundial de crudo. “Ya no necesitamos el petróleo de Oriente Próximo”, ha advertido el presidente de Estados Unidos. 

Daesh también ha estado presente en su discurso. El mandatario se ha jactado de haber eliminado “el 100%” de la infraestructura del califato establecido entre Irán y Siria. Además, Trump también se ha referido a la exitosa misión llevada a cabo a finales del pasado octubre para neutralizar al líder de Daesh Abu Bakr al-Baghdadi. Ha instado a Teherán a establecer una colaboración sólida en materia de lucha del terrorismo.

Trump ha decidido concluir con un mensaje que incidiese en el tono dialogante del discurso. Ha remarcado que el Ejército de Estados Unidos es “más fuerte que nunca”, pero que su país busca la paz “con todos aquellos que la deseen”, incluido Irán, a quien ha augurado “un futuro de prosperidad y armonía”.

El discurso de Trump, al menos, no empeorará unas relaciones que ya se habían tensado hasta el extremo. Naciones Unidas ha aplaudido el tono mesurado del mandatario que, antes de su intervención, había amenazado a través de Twitter con bombardear 52 objetivos en Irán si las autoridades de Teherán tomaban cualquier tipo de represalia por el asesinato de Soleimani y Al-Mohandis. Los 52 blancos habían sido elegidos en representación simbólica de los ciudadanos estadounidenses secuestrados durante la Crisis de los Rehenes. Algunos de los objetivos elegidos eran de gran relevancia para la cultura del país; un acto tal habría constituido, a todas luces, un crimen de guerra.

En la oposición política, ya se habían preparado para lo peor. En una rueda de prensa anterior al discurso presidencial, representantes del Partido Demócrata habían recordado que solamente el Congreso, cuya Cámara de Representantes está en sus manos, tiene la capacidad legal de enviar el país a una guerra.

El discurso de Donald Trump también se ha seguido desde Wall Street
Movimientos militares

Mientras tanto, Estados Unidos continúa moviendo sus Fuerzas Armadas. La agencia de noticias siria SANA ha informado de que el gigante norteamericano ha evacuado a sus tropas de la base de Malikiya, en el extremo nordeste del territorio sirio. Los soldados estadounidenses llevaban estacionados en este emplazamiento, que consta de un aeródromo, unos seis meses.

Además, la misma agencia ha informado de intensos movimientos de material militar estadounidense en territorio sirio con destino a Irak. El material almacenado en la base de Khrab al-Jir ha sido evacuado en unos 40 camiones. Krhab al-Jir se sitúa al noreste de la ciudad de Hasaka, muy cerca de las fronteras con Turquía -al norte- y con Irak -al este. Los vehículos han partido en esta última dirección y está previsto que penetren en territorio iraquí a través del paso fronterizo Al-Walid, cercano a la localidad de Al-Ya’arubiyah. Estados Unidos también ha retirado equipamiento militar y logístico de la base de Al-Shadadi, situada a medio camino entre Hasaka y Deir Ezzor. 

A lo largo de este miércoles, se ha conocido igualmente que el Ejecutivo de Chipre ha accedido a una petición de Estados Unidos para que su Ejército despliegue sobre la isla un equipo de reacción rápida. El objetivo de este dispositivo consistiría en evacuar a soldados estacionados en países cercanos si fuese necesario. Kyriakos Koushios, portavoz del Gobierno chipriota, ha manifestado que la decisión ha sido tomada en base a la política largamente establecida en el país de ofrecer asistencia a misiones de ayuda humanitaria a petición de países no europeos.

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