Las elecciones generales tensionan Ghana, que tiene el mérito de lograr elecciones pacíficas 

Divididos por la mitad 

photo_camera AFP/FABRICE COFFRINI  - Nana Akufo-Addo, presidente de Ghana

Era la tercera vez que se enfrentaban. En 2012, John Dramani Mahama se impuso en las elecciones presidenciales ghanesas ante Nana Akufo-Addo. Este se la devolvió en 2016, alcanzando la presidencia en su tercer intento –en el primero le superó John Atta Mills, que falleció sin completar su mandato–. Una victoria en diciembre de 2020 del Congreso Nacional Demócrata, de Mahama, habría confirmado esa dinámica de alternancia de los últimos años. El resultado fue parejo, pero la pelota botó al otro lado de la red del centrista Nuevo Partido Patriótico, de Akufo-Addo, que continuará, salvo sorpresas, cuatro años más en el cargo. 

No todo es tan sencillo. Mahama acusó a Akufo-Addo de haber utilizado al Ejército para cambiar los resultados electorales en la circunscripción de Bono Oriental. En los cálculos del candidato del partido de izquierda no entraba ser derrotado en la primera vuelta. Según sus estimaciones, Akufo-Addo habría obtenido cerca de un 49% de los votos, y él un 46%, lo que conllevaría una segunda vuelta, descartando a la decena larga de candidatos que apenas recibieron apoyo. Los resultados oficiales concluyeron que Akufo-Addo obtuvo el 51,6%, superando en más de un punto la mitad de los votos y consiguiendo así, por vía directa, mantener la presidencia. Mahama añade que, en las elecciones, que también fueron parlamentarias, su partido obtuvo la mayoría en la cámara, con 140 de 275 escaños, pero el recuento da también una pequeña mayoría al partido de Akufo-Addo (137-136). 

Según los observadores de la Unión Europea, las elecciones transcurrieron con normalidad, aunque dijeron que los recursos estatales no se distribuyeron de manera equitativa. La Coalición de Observadores Nacionales de Ghana comunicó centenares de incidentes puntuales sin considerar que tuvieran entidad para alterar el resultado. 

El mes pasado, Mahama ya avisó de que la Comisión Electoral estaba siendo negligente y dijo que rechazaría los resultados si las elecciones no eran justas. Para calmar los ánimos, los dos candidatos firmaron un pacto en Accra ante líderes religiosos y observadores internacionales en el que se comprometían a celebrar unas elecciones pacíficas. Lo cierto es que Ghana se caracterizaba por un ciclo de traspasos de poder envidiable para sus vecinos, especialmente Costa de Marfil. El expresidente ghanés, Jerry Rawlings, recientemente fallecido, que llegó al poder con un golpe de Estado e inició con mano de hierro su mandato, transformó luego el país en una democracia: ganó dos elecciones, renunció a una tercera y favoreció un período de estabilidad democrática que ha perdurado hasta ahora.  

“Si se lleva a cabo una auditoría independiente que demuestra que perdí, seré el primero en reconocer mi derrota”, dijo Mahama a Voice of American en la misma entrevista en la que aseguraba que no “dejaría pasar” un intento deliberado de “revertir la voluntad del pueblo”. “Emplearemos todos los pasos legítimos para revertir esta farsa”, dijo. Ojalá el énfasis que hace en la legitimidad sea garantía de que la tendencia de paz y tranquilidad se puede perpetuar. 

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