El secretario general de la milicia chií libanesa estaría hospitalizado de gravedad tras sufrir un derrame cerebral, según ‘The Jerusalem Times’

Dudas sobre el estado de salud del líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah

photo_camera AP/HUSSEIN MALLA - Simpatizantes del grupo Hizbulá, apoyado por Irán, levantan los puños y aplauden mientras escuchan un discurso del líder Hassan Nasrallah

Existen serias dudas acerca del estado de salud del líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah. El secretario general de la milicia chií libanesa, de 62 años, habría sido hospitalizado de gravedad tras sufrir un derrame cerebral, informa el periódico hebreo The Jerusalem Post. De acuerdo con el periodista saudí Hussein al-Gawi y otros medios de comunicación árabes e israelíes, la cabeza visible del grupo terrorista se encuentra a esta hora ingresado en el hospital Gran Profeta de Beirut. 

Irán, el principal aliado del denominado Partido de Dios, al que proporciona la mayor parte de su armamento y financiación, habría enviado a bordo de un avión de la aerolínea persa Meraj a un equipo médico al Líbano con el objetivo de supervisar su tratamiento. Pero Hizbulá y sus terminales mediáticas afines se han apresurado a desmentir las informaciones

En su lugar, sostienen, Nasrallah ha enfermado de gripe. En concreto, estaría aquejado del virus influenza. 

No es la primera vez que se desata la rumorología en torno a la salud del siempre polémico Nasrallah. En verano de 2021, el líder de Hizbulá reapareció públicamente para reconocer que había caído enfermo de neumonía y “alergias estacionales” tras la difusión de un discurso televisado en el que no presentaba buena imagen. Entonces se dijo que había contraído COVID-19, pero aprovechó la intervención para rechazar de plano las informaciones.

Es evidente que su salud no es buena, por ese motivo canceló el pasado viernes la que iba a ser su última aparición pública del curso. Nasrallah tenía previsto dirigirse a sus partidarios en uno de sus habituales discursos televisados, pero no estaba en condiciones de hacerlo. 

En cualquier caso, el sustituto de Abbas Al-Musawi, el segundo secretario general de Hizbulá, asesinado en un ataque de helicóptero israelí en febrero de 1992, tiene previsto hablar este martes para conmemorar la muerte del que fuera uno de sus socios más estrechos, Qassem Soleimani, el comandante de la Fuerza Quds, la rama de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, abatido por un dron estadounidense hace tres años en el aeropuerto de Bagdad. 

Nasrallah, que no ocupa ningún cargo oficial en las dañadas instituciones libanesas, atraviesa una situación delicada al frente de Hizbulá. El brazo político de la organización se ha mostrado incapaz de importar productos de Irán con el objetivo de venderlos con descuento a sus partidarios en el Líbano. Los problemas financieros de Irán, surgidos como consecuencia de las sanciones y agravados por el estallido de la denominada revolución del velo, afectan de lleno a las arcas de Hizbulá.  

Según las estimaciones de 2020 del Departamento de Estado de Estados Unidos, Teherán proporciona al grupo unos 700 millones de dólares anuales. Aunque Hizbulá también recibe cientos de millones de dólares procedentes de compañías legales, sociedades criminales internacionales y de la diáspora libanesa en el extranjero. 

Desfile de Hizbulá en un suburbio del sur de la capital, Beirut, para conmemorar el Día Internacional de al-Quds (Jerusalén)

Nasrallah, una figura carismática para los suyos, dirige una organización cada vez más activa en la política interna. Controla, además, gran parte de las zonas de mayoría chií del Líbano, incluidas partes de Beirut, el sur del país y la región oriental del valle de la Becá. Pero se ha situado recientemente en el centro de las críticas de la comunidad internacional tras el asesinato del joven Sean Rooney, un miembro irlandés de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL), el contingente de la ONU desplegado en el país desde 1978. 

El tirador que abatió a Rooney en el sur del Líbano el pasado 15 de diciembre, arrestado horas después del suceso, está vinculado a Hizbulá, pero la organización aseguró que era partidario y no miembro. A pesar de que la milicia chií habría estado involucrada en la captura y entrega del asesino, el ministro de Exteriores irlandés dijo “no aceptar” las garantías de que la organización no estuviera implicada en la emboscada contra el vehículo en el que viajaba Rooney.

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