El acercamiento entre las partes enfrentadas en Siria sigue sin concretarse a pesar de los contactos en Suiza
El Comité Constitucional de Siria, constituido por representantes del Gobierno, la oposición y la sociedad civil y encargado de la redacción de una nueva Constitución, concluyó este sábado varias reuniones en Ginebra (Suiza), que el mediador de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Geir Pedersen, describió como alentadoras, aunque no se vean de momento avances concretos.
La intención es la de establecer un nuevo texto constitucional para así celebrar posteriormente unas elecciones democráticas supervisadas por la propia ONU.
"Hay fuertes desacuerdos y los delegados no tuvieron miedo de expresarlos, pero al mismo tiempo reconocieron que hay puntos en común y espero que la próxima vez pueda haber acuerdo en base a ellos para avanzar", señaló Pedersen a los medios de comunicación congregados en torno a las negociaciones.
Los contactos se iniciaron el pasado lunes, pero fueron interrumpidos dos días tras detectarse cuatro casos de coronavirus entre los participantes. Tras la supervisión de las autoridades sanitarias suizas y después de la aplicación de recomendaciones, los miembros del Comité volvieron a reunirse desde el jueves.
El Comité Constitucional está constituido -en su versión reducida- por 45 miembros, con representantes a partes iguales del Gobierno, oposición y sociedad civil. Representan en las negociaciones de Ginebra a la entidad al completo, formada por 150 miembros y cuyo trabajo de redacción de una nueva Constitución es el pilar del proceso diplomático que la comunidad internacional impulsa para Siria, país que atraviesa una situación difícil y complicada al estar sumido en una guerra civil que dura ya desde 2011 y que enfrenta al Gobierno del máximo mandatario Bachar al-Asad contra los insurgentes y opositores refugiados en el último bastión de la provincia de Idlib, situada al noroeste del territorio sirio.
El régimen de Al-Asad cuenta con el apoyo sobre el terreno de la Rusia de Vladimir Putin y busca reunificar toda la nación con la conquista del último reducto de Idlib, con el objetivo declarado de pacificar el país y acabar con el terrorismo yihadista que denuncia que está alojado en Idlib. Mientras, en el camino se encuentra, además de a los rebeldes, a la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, que entró a través de la frontera turco-siria del norte para posicionarse en la zona con la excusa de hostigar a los kurdos, a los que acusa de llevar a cabo actos terroristas al sur del territorio otomano.
Esta iniciativa de la nación euroasiática se enmarca en su estrategia expansionista encaminada a mejorar su posición geoestratégica en Oriente Medio y el mar Mediterráneo (cabe recordar las incursiones en la guerra de Libia y las intervenciones en Irak) y tener mayor posibilidad de obtener recursos en cuanto a prospecciones de gas y petróleo.
A todo esto, hay que añadir la presencia en Siria de milicias asociadas a la República Islámica de Irán, que está presente en territorio sirio gracias a la actividad de las Fuerzas Quds (división internacional de la Guardia Revolucionaria Islámica, cuerpo de élite del Ejército iraní) y a la colaboración con el grupo armado Liwa Fatemiyoun, también de tendencia chií y de origen afgano.
El reto actualmente en Siria es la pacificación del país y celebrar unas elecciones generales libres y transparentes; todo encaminado a poner fin de forma definitiva a la guerra civil siria, que asola al país desde hace nueve años y que ha provocado que la mitad de sus habitantes se conviertan en refugiados (la mayoría en países vecinos) o en desplazados internos.
Según Geir Pedersen, en las últimas jornadas de conversaciones entre las partes sirias implicadas hubo trato mutuo con respeto y diálogo fluido, pero todavía hay diferencias sobre la agenda a seguir. Aunque las partes sí aceptaron continuar en este proceso y volver a reunirse próximamente en Ginebra, aunque no han fijado una fecha para ello. El enviado especial de la ONU para Siria reconoció que en las reuniones no se ha avanzado en temas que él considera prioritarios para generar confianza entre las partes, como la liberación de los detenidos políticos o la cuestión de los desaparecidos y secuestrados. Respecto al último alto el fuego acordado en marzo por Turquía y Rusia en torno al asedio sobre Idlib, Pedersen confío en cierta estabilidad de este a pesar de las violaciones cometidas.
Por otro lado, el presidente Bachar al-Asad encargó a al primer ministro Hussein Arnous la formación de un nuevo Gobierno, el cual se espera para las próximas horas. Varias fuentes indicaron a la agencia alemana DPA que “la formación del Gobierno está lista y será anunciada en las próximas horas, para ser juramentada ante el presidente sirio Bachar al-Asad el próximo martes”.
La principal oposición siria pidió el sábado a las principales potencias que ayuden a lograr un alto el fuego en todo el país en los próximos meses para allanar el camino para una transición política después de casi una década de guerra.
En esta línea, Hadi al-Bahra, copresidente de la oposición siria del Comité Constitucional sirio, se dirigió a los periodistas presentes en las conversaciones de Ginebra para indicar que mientras no haya un alto el fuego a nivel nacional, el proceso político permanecerá estancado. También señaló que es responsabilidad de la comunidad internacional y de los países que apoyan a cualquiera de los bandos en guerra impulsar un alto el fuego completo y permanente. “Cuando veamos que eso suceda, veremos que el proceso político avanza más rápido, porque todas las partes sabrán que no hay forma de que logren una victoria final en términos militares”, dijo. “No permitirán ninguna victoria para ningún bando. Mi expectativa es que en los próximos meses veremos un alto el fuego completo e integral en toda Siria, y luego veremos más esfuerzos internacionales para hacer avanzar el proceso político para que avance más rápido”, añadió.
