El alto precio de la "revolución" iraquí, un año después de su estallido
Un año después de las multitudinarias protestas que sacudieron Irak entre octubre de 2019 y marzo de 2020, algunas de las demandas de los manifestantes se han cumplido como un cambio de Gobierno, pero también han tenido que pagar un elevado precio, con miles de personas heridas o muertas.
Las protestas estallaron el 1 de octubre de 2019 y prosiguieron de forma intermitente en noviembre y diciembre, y fueron apagándose poco a poco hasta desaparecer en marzo con el comienzo de la pandemia del coronavirus en Irak.
Según Ali Al Bayati, miembro de la pública e independiente Comisión de Derechos Humanos iraquí, las víctimas mortales de las protestas ascienden a 560, entre ellas 17 pertenecientes a las fuerzas de seguridad y el resto manifestantes.
Además, 24.000 personas resultaron heridas de distinta gravedad, según el recuento de la Comisión, que incluye las víctimas registradas entre octubre de 2019 y marzo 2020.
El activista Ahmed al Rikabi relata a Efe como perdió a su mejor amigo, Safaa Al Saray, que se convirtió en uno de los iconos de la "revolución de octubre".
"Siempre iba con él a todas las protestas desde 2011;primero contra el Gobierno de (el entonces primer ministro) Nuri al Maliki y luego las manifestaciones de 2015 durante el Gobierno de Haider al Abadi, y las de octubre de 2019", cuenta. Según Al Rikabi, en las protestas del año pasado perdieron la vida unos "800 mártires", además de 25.000 heridos y decenas de desaparecidos y detenidos.
Pero el activista considera que, a pesar de la sangre vertida, se han logrado algunos avances, como "derrocar al Gobierno del francotirador Adel Abdelmahdi", que dimitió a finales de noviembre forzado por la calle y por días especialmente violentos en el sur del país. Mientras, otro activista, Ali Abdelsattar, lamenta haber perdido a "muchos seres queridos, amigos y hermanos durante las manifestaciones".
"Cada uno de ellos tiene su propia historia y un triste recuerdo que lo acompañará", agrega, relatando como vio abatir a un paramédico que estaba socorriendo a un herido en el puente Al Ahrar de Bagdad. "Había un paramédico a mi lado y en ese momento llegó la Policía antidisturbios, entonces el paramédico corrió para ayudar a un herido y le dispararon una bala directamente en la cabeza", dice.
Aparte de las víctimas mortales y heridos, unos 2.870 manifestantes acabaron en "cárceles oficiales", explica Al Bayati a Efe, aunque la mayoría han sido liberados a día de hoy, excepto pocos de ellos contra los que se han abierto procesos judiciales. Asimismo, 75 manifestantes y activistas fueron secuestrados, y tan sólo han sido liberados 25, mientras que los demás "se encuentran en paradero desconocido", agrega.
También se produjeron 64 intentos de asesinato que causaron la muerte a 22 manifestantes, según Al Bayati. Los activistas y organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos han apuntado a las milicias, en la mayor parte de los casos afiliadas con Irán, de estar detrás de los secuestros y de los asesinatos, aunque nunca se ha probado ni se ha castigado a los responsables.
El pasado mayo, la Misión de Naciones Unidas en Irak (UNAMI), denunció que entre el 1 de octubre de 2019 y el 21 de marzo de 2020, 123 personas fueron secuestradas en el marco de las protestas.
Según un informe de la UNAMI, en esos raptos podrían estar involucrados "actores armados con un nivel sustancial de organización y acceso a recursos", aunque los datos no indican que las fuerzas de seguridad iraquíes estén detrás. El Gobierno del primer ministro iraquí, Mustafa Al Kazemi, ha prometido, desde su toma de posesión en julio, investigar esos sucesos y castigar a los responsables de la violencia contra los manifestantes, aunque de momento no se ha hecho justicia.
