Actualizar los pactos con México y Chile y el acuerdo con Mercosur, prioridades

El avance chino en América Latina atemoriza en la Unión Europea

photo_camera REUTERS/CARLOS GARCÍA - El presidente de China Xi Jinping y el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, en Caracas el 21 de julio de 2014

“La UE ya no es el segundo socio comercial de Latinoamérica, el segundo es China”. El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, advertía a fines de 2020 de que, si Europa no establece “más y mejores relaciones” con una región que es clave para los socios de la Unión, será desplazada por el gigante asiático. Europa comienza a ser consciente de esta situación: los tres grandes dosieres comerciales que la UE tiene en su agenda para el primer trimestre de 2021 son la modernización de los acuerdos con México y Chile y tratar de salvar el acuerdo con Mercosur.

Borrell, para el que “la relación birregional UE-Latam, está por debajo de su potencial” y Latam es socio político y comercial fundamental para la Unión, ha llamado en las últimas semanas, junto a otros destacados miembros de la Comisión, a un trabajo más estrecho entre las dos áreas para afrontar los grandes retos que comparten y defender metas comunes en el plano internacional. Y no es el único. “Portugal cree que los pactos comerciales son, ahora mismo, la mejor forma de mejorar la relación Europa-Latam”, dijo el ministro luso de Exteriores, Santos Silva, al presentar las prioridades de Portugal en la Presidencia de la UE, que asumió el 1 de enero. Y puso especial énfasis en la necesidad avanzar para el acuerdo con Mercosur.

De los dosieres, la revisión del pacto con México es el más avanzado: está muy cerca de completarse la modernización del Acuerdo Global México-UE. Ambas partes prevén cerrar la firma de la modernización del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación este primer trimestre de 2021. En abril de 2020 se logró la modernización del Tratado de Libre Comercio UE-México (TLCUEM), que forma parte de un pacto global en vigor desde 2000 y que se renegocia desde 2013. En 2019, el comercio México-UE sumó 75.500 millones y la inversión de la UE en México, 180.000 millones de dólares.

Algunos escollos

Sobre el pacto de asociación con Chile, que data de 2003, este enero la Comisión y Chile abrieron la novena ronda negociadora para su actualización, un diálogo que comenzó en 2017 y que Santiago espera poder cerrar en el primer semestre de 2021. Para Chile, una prioridad de la modernización del pacto, con la que espera también reanimar la inversión europea, es que el 10% de los productos agrícolas chilenos que hoy no tiene acceso diferencial a mercados europeos lo tenga a partir de la negociación.

La próxima ronda está prevista para abril y el camino no está libre de escollos. Han surgido críticas en ambas partes, pese a que el comercio se ha duplicado y la UE es ya tercer socio comercial de Chile. Desde 2017 se negocia con la meta de desmantelar más las barreras comerciales, adaptar normas ambientales y proteger a los inversores. Las propuestas de la UE incluyen un capítulo sobre energía y materias primas que debería facilitar más el acceso de la UE a las ‘commodities’ chilenas y que Chile observa de modo crítico, como la propuesta de la UE para incluir un capítulo de solución de controversias con un Sistema de Tribunales de Inversiones para resolver litigios inversores-Estados.

Mercosur, un paso al frente 

Capítulo aparte es el largamente negociado e inconcluso pacto con Mercosur, rechazado por la Eurocámara en octubre de 2020, con críticas a los capítulos de sostenibilidad y a la política del presidente Bolsonaro en Amazonía. Las dificultades que los 27 y los socios de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) están teniendo para ratificar el acuerdo comercial que pactaron en 2019, tras 20 años de negociación, y que se esperaba cerrar en 2020, crecen.

Borrell, como otros miembros de la Comisión, es partidario de “salvarlo” con una solución política “porque si no fijamos más y mejores relaciones con Latam seremos desplazados por China”. Pekín ya ha desalojado a la UE como segundo socio comercial de Mercosur, notablemente en Brasil y Argentina.

Cuestión vital de influencia

“La UE tiene que invertir la situación y volver a ocupar el espacio para seguir teniendo influencia y beneficiarse del desarrollo de Latam y esa región también lo necesita”, según Borrell, para quien los 27 deben ser capaces de completar el acuerdo, no en los aspectos comerciales, ya cerrados, como los políticos, sino en los “aspectos medioambiental y climático”.

Las dudas europeas por temas medioambientales o de desarrollo sostenible han sido expresadas por Francia, Holanda, Austria y Bélgica. La Presidencia lusa también ha llamado a superar la exigencia de más garantías en medioambiente. “No podemos usar los temas medioambientales como pantalla para escondernos, por ejemplo, si tenemos problemas sobre las importaciones de Mercosur hacia Europa”.

Frente a los que piensan que mejor ningún pacto, Borrell sostiene lo contrario por motivo de influencia. “Los huevos que hemos puesto en la ‘cesta Latam’ los europeos, seguramente más los españoles que los polacos, son importantes y no somos conscientes”, dijo a Efe, no sin admitir que el área no ocupa en la agenda europea el rol que debería, “quizá porque la proyección económica es grande para España, Italia, Portugal y Francia” pero no para el este europeo.

Los miembros de Mercosur y algunos pocos Estados caribeños, son los únicos países del área que no tienen en vigor un acuerdo comercial con la Unión. La UE tiene la mayor red global de pactos con Latam: ha negociado con 27 de sus 33 países, con acuerdos con México y Chile (en modernización y donde la UE es primera y segunda inversora); tiene un Acuerdo de Asociación UE-Centroamérica; un Acuerdo de Asociación Económica UE-Cariforum y un pacto con Colombia, Perú y Ecuador al que Bolivia puede sumarse.

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