El Banco Mundial continúa implementando planes de desarrollo en la región MENA
La región MENA continúa haciendo frente a los diferentes desafíos económicos y humanitarios marcados fuertemente por las consecuencias de los conflictos bélicos y los episodios de violencia, vividos especialmente en países como Siria, Yemen e Iraq. A esto se le ha sumado la difícil situación agravada por la pandemia de la COVID-19 tras causar estragos mundiales en la economía global. Los países de la región, marcados por la fragilidad y los conflictos, han sido los más damnificados por la propagación de la pandemia tras sufrir importantes daños en el ámbito sanitario, económico y político.
A pesar de que las perspectivas de crecimiento económico en la región son positivas a medio plazo, el Banco Mundial continúa concentrándose en apoyar a los países de la zona para progresar en la recuperación de la inestabilidad y sentar las bases de un crecimiento económico inclusivo. En este sentido, el Banco Mundial dio a conocer en octubre de 2015 un plan económico bajo una nueva estrategia regional para Oriente Medio y Norte de áfrica.
Esta estrategia, titulada “Inclusión económica y social para fomentar la paz y la estabilidad en Oriente Medio y Norte de África” tiene como fin promover la paz y la estabilidad social en la región y ha conseguido diferentes logros en el ámbito económico de la zona.
En Yemen, el Banco ha movilizado 1.200 millones de dólares en donaciones de la Asociación Internacional de Fomento y consiguió realizar asociaciones con organismos de las Naciones Unidas con el objetivo de ayudar al 75% de la población que requiera de estas ayudas. Junto a esto y para hacer frente al desafío de las hambrunas, el Banco, UNICEF y entidades privadas aprobaron un plan de transferencias monetarias de emergencias de 200 millones de dólares. Este sistema estaría basado en el sistema de transferencias monetarias de Yemen y beneficia a 1,5 millones de hogares, según el Banco Mundial.
Del mismo modo, la entrega de transferencias en efectivos en el país yemení se ha llevado a cabo en los 333 distritos de Yemen y ha conseguido llegar a 1,33 millones de hogares que se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad.
En Iraq, el Banco continúa ejecutando una serie de proyectos que ayudan a fomentar el desarrollo del país. Sin embargo, el PIB per cápita de la nación sigue mostrando el bajísimo nivel de vida de sus habitantes ya que en 2020 reflejó 3.833 de euros, lo que sitúo al país en el puesto 111 en relación con los 196 países del ranking per cápita.
Egipto es otro de los países de la región que ha comenzado a experimentar una recuperación económica tras apoyar la consolidación de las finanzas públicas y al mismo tiempo, consiguió mejorar las redes de protección para la población más vulnerable y garantizó un suministro energético confiable y sostenible. Estas medidas fueron implantadas tras la aprobación de un programa de financiamiento para políticas de desarrollo por una cantidad de 3.150 millones de euros.
Con la reforma de los subsidios energéticos, Egipto está ahorrando 1.400 millones anualmente y gran parte de estos ahorros se están encauzando a fortalecer las redes de protección social dirigidas a la población que más lo necesita.
En este sentido, Jordania ha recibido una donación en el marco del Proyecto de Resiliencia Social y Servicios de Emergencia ayudando a 16 municipios a responder a la creciente demanda de asilo y servicios debido al desbordamiento de las acogidas a los refugiados. Otro de los planes ejecutados en el país jordano ha contribuido a la expansión de guarderías de calidad y servicios de cuidados infantiles. Con la construcción de estas nuevas escuelas se consiguió aumentar las tasas de matrícula en la educación primaria y secundaria del 96.9% al 98.1% y del 60.4% al 76.9%, respectivamente.
Por otra parte, países como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos están experimentando una creciente y continua recuperación económica. Según el Banco Nacional de Arabia Saudí, la entidad habría anunciado un aumento de sus ganancias en un 20% en el primer trimestre respecto al año pasado. Este aumento se traduce en unas ganancias de 907.6 millones de dólares en comparación con el año anterior, tras un aumento de los ingresos operativos totales.
Estos ingresos operacionales han aumentado un 8.8% respecto al año anterior al mismo tiempo que se ha experimentado una reducción de los gastos operativos totales tras sufrir una caída del 8.9% debido, principalmente, a una reducción de los salarios de los empleados junto con los gastos relacionados con los mismos.
Sin embargo, como consecuencia de los conflictos y la inestabilidad, de la baja en los precios del petróleo y de la lentitud de las reformas, el crecimiento de la región está viviendo un proceso de desaceleración económica. En Argelia e Iraq, se espera que el producto se incremente apenas el 0,9 %, y en la República Islámica de Irán, sólo el 0,6%.
Esta situación dificulta la salida de la pobreza extrema en la región ya que los niveles siguen muy bajos siendo estos del 2,6 %. Sin embargo, la vulnerabilidad a la pobreza continúa en cifras que se mantienen en alza ya que el 53 % de la población sobrevive con 4 dólares al día o menos.
