El Bayern le quita al PSG la Champions más asequible
Era la Champions del PSG. El mundo del fútbol esperaba que el todopoderoso equipo francés levantase por fin el trofeo que lleva buscando desde que llegaron los petrodólares de Al-Khelaifi en 2009. Casi una década y una inversión de 1.300 millones de euros no han sido suficientes para levantar el cetro europeo. El fútbol tiene su cuota de justicia y no suele entregar el trono a cualquiera. Los millones no son suficientes. Lo ha demostrado el Manchester City y lo ha sufrido en sus carnes el PSG.
Thomas Tuchel llegó al PSG en 2018 después de ver como Ancelotti, Blanc y Emery no encontraban el camino de Europa. El jeque quería poner un poco de cordura en la marea de grandes nombres y enormes sueldos. El equipo se volvió más humano y se quedó con las estrellas que de verdad brillan. Neymar y Mbappé son los jugadores franquicia de un equipo obligado a seguir disputando la Champions mientras se pasea por la Ligue 1.
En la final de Lisboa Neymar se alejó tanto del área que acabó lanzando a puerta desde la frontal. Mbappé cabalgaba la banda, pero Kimmich, Davis, Boateng y Alaba son infinitamente más defensas que cualquiera de la liga francesa. Los dos cracks corrían, pedían el balón y creaban juego, pero incompresiblemente les falló el remate.
El Bayern de Múnich tenía la temporada perdida a finales de 2019. Niko Kovac fue despedido en noviembre tras perder 5-1 con el Eintracht. Hans Flick tomaba las riendas de un equipo perdido, pero que conocía sobradamente el camino de su particular excelencia que le ha llevado a reinar en Europa. Flick fue asistente de Löw en Alemania y campeón del Mundo en 2014 con un estilo de juego reconocible. También conocía el camino.
Su trabajo en el Bayern consistió en hacer convivir a una plantilla donde estaban Müller, Lewandowski, Boateng o Neuer con jóvenes como Davis, Coman, Sule o Pavard. La pizarra era un tema secundario porque si hay sinergias el fútbol fluye.
El 2-8 al Barça consolidó a un equipo que ya venía de arrasar tras el confinamiento. El nivel de juego se mantuvo, ganaron la Bundesliga y la Copa y se presentaron en una Champions asequible donde les quedaba rematar al Chelsea para llegar con opciones a Lisboa.
PSG y Bayern fueron justos finalistas. Su inercia de fútbol y su capacidad de competir les dejaron a las puertas de una Champions asequible por su formato. Al PSG le robaron en el mes de marzo su competición sin preguntar y no se la devolvieron. Llegó sin apenas jugar partidos, pero con el objetivo claro.
Las lágrimas de Neymar y el consuelo de Al-Khelaifi hablan de seguir luchando. El que se fuera del Barcelona para ser el mejor del mundo ya ha probado son sinsabores de la derrota. Seguirá en el PSG igual que seguirá Mbappé. El jeque no tiene rivales en los despachos y una final de Champions le da una vida extra para seguir pagando fichas. En París ya saben cómo se llega a una final, aunque haya sido atípica. El mismo recorrido que ha hecho seis veces el Bayern. Dos entrenadores que jugaron, pero no destacaron. Dos estilos parecidos de entrar en la cabeza del jugador y unir los puntos entre las plantillas para que rindan.
La Champions de 2020 será recordada por la pandemia que azota al mundo. Por los estadios vacíos. Por las finales de Portugal. Y por el trabajo de la UEFA para acabar sus competiciones y entregar otro campeón al mundo del fútbol. Las ligas terminaron, Europa tuvo sus campeones y la temporada 2020-2021 ya ha empezado en países como Francia o Estados Unidos. Hay que felicitar al Bayern, pero también al fútbol. Un escaparate gigante en el que encuentran cierto consuelo muchos aficionados que lo están pasando mal.
