Los Acuerdos de Abraham entre Israel y EAU abren la puerta a que un árabe compre el 50% del club símbolo de la derecha nacionalista israelí

El Beitar (Trump) de Jerusalén en manos de un jeque árabe

COURTESY BEITAR JERUSALEM/HANDOUT VÍA REUTERS - El jeque Khalifa al-Nahyan junto al propietario del Beitar Jerusalén, Moshe Hogeg

La Administración de Donald Trump toca a su fin para desgracia de muchos, como el equipo que protagoniza esta historia. El todavía presidente de Estados Unidos podría ganar el Premio Nobel de la Paz por su plan de paz entre Israel y Emiratos Árabes Unidos. Los calificados como “Acuerdos de Abraham”, en honor al patriarca de las tres principales religiones abrahámicas del mundo: el judaísmo, el islam y el cristianismo, se terminaron de firmar en agosto de 2020. Están rubricados por el propio Trump, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu y el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohamed bin Zayed. Israel logró así firmar la paz con un tercer país vecino además de Egipto y Jordania. 

Irán, el enemigo

Irán es el enemigo común de estos países y, por supuesto, de EEUU. Sus sangrientas luchas religiosas entre chiíes y suníes; los graves problemas comerciales por el petróleo y el paso marítimo y las tensiones defensivas por el programa nuclear iraní han forzado a un frente común impensable hace años. Israel logra acuerdos para que operen vuelos directos entre ambos países. Algo que facilitaría el turismo y las visitas religiosas. También se firman alianzas de seguridad, telecomunicaciones, energía y sanitarias para la lucha contra el coronavirus que sigue haciendo estragos en esta zona. Una traición para Palestina porque en el horizonte ya se vislumbran más pactos con Omán o Bahréin. La intrahistoria de estos acuerdos es pura geopolítica mundial que se remontan a tiempos inmemoriales. 

Beitar Jerusalén
Beitar de Jerusalén

El Beitar de Jerusalén es un club de fútbol de Israel. Uno de los cuatros más importantes junto al Hapoel Tel Aviv, al Maccabi Tel-Aviv y al Maccabi Haifa. Equipos a los que el deporte se les acaba en el momento en el que la política toma las riendas de su grada. Desde su fundación en 1936 se ha considerado cercano a la derecha, mientras que el Hapoel es de izquierdas y, por tanto, sus duelos van más allá del fútbol. A lo largo de su historia ha sido bien tratado por los inversores extranjeros. Facilita las cosas que Benjamín Netanyahu y miembros del partido Likud sean abiertos seguidores del Beitar. En 2005 llegaron los petrodólares rusos. En 2018 Moshe Hogeg, joven magnate de las tecnológicas adquiría el club y en 2020 el jeque árabe Hamad bin Khalifa al-Nahyan se ha hecho con el control de la mitad de las acciones. Un árabe al mando de un club considerado el símbolo del movimiento nacionalista judío y de amplios sectores de la derecha israelí. 

En 2018 el Beitar de Jerusalén decidió ampliar su nombre a Beitar Trump Jerusalén en agradecimiento al presidente norteamericano que reconoció a Jerusalén como “la eterna capital de Israel”. Con cambio de Embajada incluido. El canje de nombre no se ha materializado todavía. Es una carta que guardan los nuevos dirigentes bajo la manga si “La Familia” decide plantar cara a los nuevos inversores. 

La Familia

Escrito en castellano, “La Familia”, es la facción de seguidores más radical del Beitar. Profesan un profundo odio árabe y presumen de que en su equipo han jugado futbolistas de credo musulmán, pero no de nacionalidad árabe. De locos. Esta grada ha servido históricamente de bastión para el radicalismo. En 2007 abuchearon el minuto de silencio que se guardó en el estadio por el 12º aniversario del asesinato de Isaac Rabin. Hasta corearon el nombre del ultranacionalista judío que apretó tres veces el gatillo. Años más tarde hicieron la vida imposible a Ndala Ibrahim, un jugador nigeriano y musulmán que acabó dejando el equipo tras cuatro partidos de aurinegro. Sadayev fue un delantero checheno y musulmán que vio como “La Familia” abandonaba la grada tras anotar el primer gol con el Beitar. 

El futuro de esta grada parece que tiene fecha de caducidad. Hogeg se enfrentó a “La Familia” con denuncias personales y amenazó con multas de un millón de euros a quienes fomentaran el racismo. Poco a poco van desapareciendo del entorno del club, aunque la llegada del jeque árabe hizo que 70 ultras se presentaran en el entrenamiento del equipo para dejar clara su postura contraria a la compra. “Estoy seguro de que la mayoría de los aficionados del Beitar apoya esta decisión. No hay que dar importancia al pequeño grupo que lo critica y hace ruido. Se trata de gente que solo se dedica a manchar el nombre del club. Ojalá se desvinculen del Beitar", esas palabras son de Ehud Olmert el que fuera alcalde de Jerusalén, primer ministro y seguidor del equipo. 

Partido de fútbol del Beitar Jerusalén
Dinero árabe

La llegada de activos financieros a Israel desde Emiratos es un espaldarazo importante. En el caso de Hogeg, supone un alivio porque el club tenía un considerable agujero económico que taparán los 80 millones de euros de inversión que llegarán en los próximos años. Si mantiene el pulso con “La Familia” y logra desgastarla hasta que desaparezca, habrá logrado un hito histórico en la complicada relación entre los países de Oriente Medio.  

Las drásticas decisiones políticas de Trump dejan una estela allá por donde pasan. Mejores o peores. Por lugares conocidos o inesperados. El estadio Teddy del Beitar de Jerusalén seguirá como testigo de las andanzas de su club. Más que un club. Mucho más. 

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