El adoctrinamiento mecanicista de Hamás y la sobredimensionada fuerza del Ejército israelí

El conflicto palestino-israelí y “los niños soldados de Hamás”

photo_camera PHOTO/AP - Miembros de la brigada Qassam, el ala de la milicia de Hamas

El pasado 12 de febrero se celebró la conmemoración del Día Internacional contra el Uso de Niños Soldados para evitar que niños y niñas sean reclutados como soldados y brindar protección a la infancia a través de los llamados Principios y Compromisos de Paris. Según fuentes de Unicef, se estima que alrededor de 300.000 niños viven inmersos en guerras y conflictos armados. 

El conflicto palestino-israelí, con más de 70 años de historia, es un claro ejemplo donde los niños y niñas se han convertido en verdaderas víctimas de un pasado, un presente y un futuro cicatrizante. Entre los múltiples enfrentamientos producidos, un ejemplo claro donde se evidencia la victimización de estos niños y niñas fue en 2008-2009. En la operación murieron más de 1.200 personas, siendo un 30% de esta población niños palestinos. Los datos recogieron un total de 392 niños palestinos fallecidos frente a 6 israelíes, y un total 142 escuelas palestinas y dos israelíes fueron dañadas.

A grandes rasgos existen dos causas que han originado el aprovechamiento de los niños soldados como mecanismo en manos de la causa palestina: la sobredimensionada fuerza del Ejército de Israel y el adoctrinamiento mecanicista de Hamás.

el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu (Derecha) y el comandante de defensa aérea de las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF), Ran Kochav, junto a  soldados de las IDF durante una visita a una batería de defensa de misiles de Cúpula de Hierro en un lugar no revelado cerca de la frontera entre Israel y Gaza GPO/AMOS BEN-GERSHOM

La disputa social y armada entre israelíes y palestinos ha convertido la ribera sudoriental del mar Mediterráneo en un escenario donde el terror lleva aconteciendo desde que los pueblos hermanos se enfrentaron en tiempos de Abraham. El terrorismo se ha convertido su día a día, algo rutinario, hasta el punto de que se ha conseguido lograr un sistema de respuesta significativo basado en el principio de “mantenerlo simple”. De hecho, uno de los artificieros de la Policía israelí que vivió decenas de atentados tiene una visión clara de cómo debe enfrentarse el terrorismo: “Nos decíamos que la vida sigue, no podemos estar de luto cada 3 días cuando hay un atentado. Tampoco podemos poner un monumento en cada lugar donde ocurre un atentado, aquí cuando hay un atentado terrorista viene la policía y en dos horas todo está como antes”

Un contexto de terror

El poder basado en el terror en las esferas públicas palestinas e israelíes está siendo demoledor. Los niños, debido a su temprana edad y un contexto de violencia, se encuentran expuesto a un caldo de cultivo fértil para ser moldeados e influenciados por las elites terroristas. Esto se debe a que es la infancia cuando recogemos la mayor parte de la información que luego nos servirá para nuestra supervivencia. Además,  sea demostrado que la educación basada en el terror fomenta la violencia y la sed de venganza, además de eliminar los rasgos personales (infrahumanización) de los miembros del exogrupo, en este caso los israelíes.

Eliminada “la persona”, los procesos de radicalización en los niños y niñas de Hamás se produce de un modo exponencial. Así pues, los pequeños soldados se convierten en víctimas y victimarios. El aprendizaje de la violencia al que son sometidos se produce tanto a nivel social (observadores), como a nivel cultural (la causa palestina), por lo que problema se acentúa.

Cuartel General de la Fuerza de Defensa Israelí (IDF)  REUTERS/RONEN ZVULUN
Adoctrinamiento mecanicista de Hamás

El ala militar de Hamás interpreta la utilización de los niños como instrumento legítimo en su lucha contra el estado de Israel. La radicalización de los jóvenes se produce a través de un proceso conocido como dawa (invitación o llamado hacia el islam), también empleado en el adoctrinamiento yihadista y que en sus estadios superiores conlleva la comisión de atentados terroristas.

El adoctrinamiento de los niños soldados de Hamás, organización terrorista según los Estados Unidos y la Unión Europea, comienza desde la primaria y preescolar. Se ha podido contrastar cómo en diferentes campamentos, conmemoraciones y ceremonias de graduación los niños han vestido rifles de juguete y simulado mancharse las manos con sangre israelí.  La campaña Hamasista se ha centrado en los últimos años en aumentar su material “pedagógico” a través de la dawa. Tal proceso ha sido adaptado a la causa palestina incidiendo en la amenaza que supone el sionismo, así como el deber de vengar a los mártires e implicarse con la resistencia y la intifada.

La radicalización antiisraelí se inicia en las escuelas, los hogares y los medios de comunicación donde las elites políticas de Hamás tienen una gran influencia. Una vez radicalizados los niños adquieren la condición de soldados cuando son reclutados como parte de la sección militar, desde donde se les incita y ordena la comisión de atentados terroristas.

Estudios del Meir Amit Intelligence and Terrorism Center han puesto de manifiesto cómo Hamás ha reclutado, alistado y hecho partícipe de las hostilidades a menores como combatientes, aportando posteriormente un recuentro de víctimas con datos falseados a las autoridades de Gaza y violando por completo la Convección de los Derechos del Niño aprobado por la ONU en 1989.

La sobredimensionada fuerza israelí

En el otro extremo, el uso desproporcionado de las fuerzas y las agresiones de los militares israelíes ha supuesto otro factor de riesgo para la radicalización de los niños palestinos. Desde Palestina aparecen constantemente testimonios de madres y niños expresando su odio por las extralimitaciones sufridas, mientras que desde Israel también han surgido testimonios de excombatientes que corroboran los abusos perpetrados por las IDF (Fuerzas de Defensa israelís) contra la población palestina.

Los niños palestinos, además del adoctrinamiento Hamasista, en numerosas ocasiones son víctimas indirectas del asesinato de sus familiares (padres o hermanos), los toques de queda y las embestidas de las fuerzas israelíes. En definitiva, un castigo colectivo según Amnistía Internacional.

La interrelación de estas vivencias radicales son caldo de cultivo para una construcción identitaria fundamentada en una realidad violenta que a su vez permite la radicalización y posterior conversión de los niños palestinos en niños soldados de Hamás.

Miembros de la defensa civil palestina inspeccionan una casa al este de la ciudad de Gaza AFP/MAHMUD HAMS
¿Y los pequeños pobladores israelíes?

Un último aspecto a tener en consideración es la contra-radicalización de los niños israelíes causada por; la ansiedad generalizada de poder convertirse en víctimas de nuevos atentados suicidas, vivir bajo una aplicación de leyes discriminatorias y el hecho de que existen comunidades israelís en las que se sigue educando bajo un contexto racista contra el árabe.

Algunos de estos niños han nacido y crecido en el contexto de la guerra de los 50 días entre Hamás e Israel. El secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes por palestinos que originó el estadillo de la guerra, el hecho de tener que vivir bajo un escudo antimisiles “Cúpula de Hierro” y demás factores asociados al conflicto, son circunstancias que pueden estar fomentando la radicalización de los pequeños colonos. 

Sin embargo, al no vestir estos uniformes militares y rifles la atención mediática es prácticamente inexistente. Pocas son las organizaciones que analizan la situación de los niños de Israel, y las que afortunadamente lo hacen como es el caso de la ONG Humanium, no se centran en los problemas que supone la contra-radicalización de los pequeños colonos.

Muchos de los atentados sufridos en Israel en los últimos años han sido autoría de Hamás, por lo que se ha incrementado el rechazo y creándose dos realidades paralelas, la de los pequeños pobladores israelís y los niños soldados de Hamás. 

Sin embargo, a pesar de todo lo argumentado, se sigue escribiendo sobre el tema deduciendo obviedades polarizadas. Más allá de las diferentes opiniones que puedan surgir al respecto, el sentido común exige que deje tratarse el problema bajo la dicotomía del blanco y el negro. 

Las posturas en cuanto a la victimización de los niños palestinos denotan cómo, tanto desde los medios de comunicación españoles (con una postura pro-Palestina marcada por la historia) como las entidades españolas con un marcado carácter  pro-Israel, se tiende a simplificar el problema viendo la paja en el ojo ajeno, y no viendo la viga en el propio. 

Cuando en realidad se trata de una amalgama de grises donde ambas caras de la moneda, además de compartir la solución, estarían favoreciendo la radicalización de los niños soldados de Hamás.

En este 2021 y por primera vez en 15 años, la Autoridad Palestina (AP) e Israel iban a celebran elecciones legislativas con unos meses de diferencia. ¿Podrían haber sido estas un punto de inflexión? Por el momento en Israel si se han celebrado y el Likud, partido del primer ministro Benjamín Netanyahu, se ha vuelto a instituir como principal partido del país. Por lo que difícilmente se producirán cambios desde el frente israelí, teniendo además en consideración las enormes dificultades que existen para formar gobierno.

Sin embargo, en Palestina, recientemente Mahmoud Abbas ha aplazado las elecciones justificándose en las trabas impuestas por Israel para votar en Jerusalén Este. Desde Hamás la decisión de dilatar las elecciones ha sido de “golpe de Estado”. Por todo ello, tendremos que esperar a ver que sucede en el escenario político palestino, si  finalmente cuando se celebren las tan ansiadas elecciones, Hamás pasa a un segundo plano y el uso de las armas deja de generar daños a los intereses de los niños palestinos. 

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