Assassin’s Creed Valhalla es el decimotercer juego de la saga, que ahora transporta al jugador a la Noruega y la Inglaterra del siglo IX

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«Inspirado en sucesos y personajes históricos. Esta obra ha sido diseñada, desarrollada y producida por un equipo multicultural de diferentes creencias religiosas». Así empieza cada nueva entrega de Assassin’s Creed desde que pusieron a la venta su primera edición, el 13 de noviembre de 2007. Ubisoft es la compañía francesa que está detrás de una de las sagas más interesantes del mundo del videojuego. Ha vendido más de 100 millones de copias de un juego sobre asesinos y caballeros templarios, gracias al cual se ha repuesto tras ediciones ruinosas que casi hunden la línea de negocio.

Assassin’s Creed Valhalla salió a la venta el 10 de noviembre de 2020. Se anunció en julio y creó una expectación enorme, porque se subió a la ola de las nuevas videoconsolas de Microsoft y Sony con la mejora de gráficos y rendimiento. Ambientado en el siglo IX, el juego se desarrolla durante la invasión de Gran Bretaña por parte de los vikingos. El jugador controla al guerrero Eivoren su lucha contra contra el rey sajón Alfredo el Grande.

Ubisoft lleva 13 años poniendo sobre la mesa algo más que un juego. Recrear momentos históricos de la humanidad mediante reproducciones fieles de ciudades y entornos tal y como eran entonces. El trabajo técnico fue impresionante desde la primera edición, con ciudades como Damasco, Acre y Jerusalén. En la segunda entrega, la Florencia del Renacimiento presentó a Ezio Auditore y las conspiraciones templarías. El personaje enganchó tanto que se publicaron dos juegos más con Auditore como protagonista. Assassin’s Creed Brotherhood tiene como escenario la Roma de los Borgia de 1499 y Assassin’s Creed Revalations supone el viaje de Ezio Auditore a Constantinopla para resolver las tramas de los templarios bizantinos y derrocar al Imperio otomano.

Guerra de la Independencia

Conocer la historia a través de los videojuegos es un tándem perfecto en la sociedad del siglo XXI, donde la educación escolar deja mucho que desear también en el conocimiento del pasado de otras civilizaciones. La jugabilidad de Assassin’s Creed podía verse frenada por ser uno de los pocos juegos del mercado en tercera persona. La creatividad que tienen los desarrolladores de Ubisoft a la hora de programar este tipo de juegos también se ve en otros títulos famosos de la compañía como The Division.

Assassin’s Creed III puso el punto y seguido a la saga. Recreado en la Guerra de Independencia estadounidensedel año 1750, el nuevo protagonista es Connor Kenway y, en su lucha contra los colonizadores, se reúne con personajes como George Washington, Benjamin Franklin o Thomas Jefferson.

Black Flag, Rogue y Unity fueron tres nuevos títulos publicados entre 2013 y 2015. Ubisoft lanzaba casi un nuevo capítulo de su saga cada año y con estos tres agotaron la capacidad técnica de los desarrolladores. Comenzaban las batallas navales y las tramas históricas tenían buen fondo. Black Flag giraba en torno a la piratería en el Caribe en el siglo XVIII, la edad de oro de la piratería. Ambientado en 1715, en las Bahamas, Cuba y el sur de Florida,​ mostraba tres ciudades principales: La Habana, Kingston y Nassáu, que se encontraban bajo la influencia española y británica. Rogue abordaba la Guerra de los Siete Años (1756-1763) en Norteamérica, con espectaculares recreaciones del Atlántico Norte, el valle del río Apalache y Nueva York.

Con Unity llegaron los problemas. Un título ambientado en París durante los tiempos de la Revolución francesa. Por primera vez, Ubisoft presentaba un modo cooperativo para cuatro jugadores que lo convirtió en injugable. Había cientos de bugs que acabaron por cansar a los jugadores e hicieron replantearse a la empresa francesa su modelo de negocio. Syndicate vio la luz a finales de 2015, porque ya estaba anunciado y siempre habría jugadores entregados a la saga que lo comprarían. Caras nuevas y un entorno nuevo como fue el Londres del siglo XIX durante la época victoriana en plena Revolución Industrial.

Assassin’s Creed Odyssey

Ubisoft y sus seguidores descansaron dos años. Se tomaron un tiempo, como esas parejas de novios que necesitan enfocar de nuevo su relación. Pero para eso una de las partes tiene que aportar algo más. Cambiar hábitos. La antigua Grecia y las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta dieron forma a Assassin’s Creed Odyssey en 2018. El nuevo protagonista se enfrentaba a una secta extremista que quería unificar Grecia en una sola nación y también a criaturas mitológicas del folclore griego. La corriente social por la igualdad de la mujer en la sociedad y el aumento del público femenino en el mundo del videojuego dieron la oportunidad a los jugadores de controlar a un mercenario masculino o femenino. Odyssey se reencontró con su público y con la crítica favorable de revistas y webs especializadas.

Los vikingos de Valhalla pondrán a prueba la XBox Series X y la PlayStation 5. Gráficos, conexiones, actualizaciones, multijugador… Todas las posibilidades que ofrece el título y las nuevas videoconsolas serán el termómetro de lo nuevo de Ubisoft.

El credo de los Asesinos también ha tenido recorrido en pequeños títulos para móviles, cortometrajes y una película bastante decente en 2016, que incluyó en su reparto a Michael Fassbender,​ Marion Cotillard y Jeremy Irons. Más de 20 títulos, al margen de los videojuegos para viajar por la historia de la humanidad y aprender aquello que las leyes de educación no incluyen en los libros.

Por cierto, un detalle de corrección política. Uno de los personajes de Valhalla tiene una cicatriz en la cara y la descripción del juego la define como «quemada de manera horrible en un accidente de niña, a Eorforwine le aterroriza que alguien vea su rostro desfigurado, de modo que alivia su furia con estallidos de violencia». Una crítica en Twitter señaló que las cicatrices en la cara no deberían ser motivo de vergüenza y calificó la descripción  de «inaceptable». Ubisoft podría haber alegado que en el siglo IX las cosas eran diferentes a como son más de mil años después pero, en lugar de eso, respondió alegando que «nos disculpamos por reforzar involuntariamente el capacitismo a través de este lenguaje» y prometieron solucionarlo con una nueva actualización.

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