La Policía investiga el violento asesinato de Brandon Rollins, Keven Springfield y Damion Tillman

El crimen del lago Streety conmociona a Florida en plena pandemia

PEXELS - Cartel policial que delimita la escena del crimen

Los norteamericanos son gente apasionada de los sucesos. La proliferación de series estilo American Crime Story, True Detective, The Wire..., así como los cientos de películas que se estrenan cada año basadas en crímenes y hechos violentos, no hace sino confirmar esa tendencia al consumo de la insania y lo macabro, algo que se ha exportado al mundo gracias a los mass media y a la cultura de masas universal. Estos días se sigue a nivel nacional en Estados Unidos el desenlace de la investigación de un triple crimen que se produjo la semana pasada en la costa este, y que ha causado enorme conmoción en Florida, donde todo el mundo habla de lo ocurrido en el camino del lago Streety, a unos dos kilómetros de la pequeña localidad de Frostproof. Nadie se acuerda de la cancelación de la Convención Republicana que iba a tener lugar en Jacksonville en pocos días y que venía rebotada de Charlotte, en Carolina del Norte. El candidato Donald Trump ha tenido que dar su brazo a torcer y suspender la gran cita de su calendario electoral, en la que pensaba darse un baño de multitudes de casi veinte mil acólitos, tras habérsela “arrebatado” al vecino estado de Georgia donde hay gobernador demócrata. Y han quedado aparcadas las conversaciones por la inminente celebración de la fase final de la NBA, que comienza en unos días en el pabellón del Walt Disney World, donde se darán cita las estrellas del segundo deporte más cotizado del país, aunque sin público para disfrutar de sus enfrentamientos. Incluso ha quedado en segundo plano la consternación general por ser el estado que más casos de coronavirus está registrando.

El suceso es estremecedor y no tardando mucho saltará a las mentes de los guionistas para conformar una nueva serie o largometraje, porque para buscar los orígenes de la violencia en América hay que tomar apuntes del natural. Quizá Nick Pizzolatto se interese por narrar en imágenes la brutalidad de este crimen, o Taylor Sheridan rebusque en las raíces de las víctimas y el asesino, husmeando en las desvencijadas caravanas en las que todos ellos vivían humildemente con sus familias. Puedo equivocarme, y que sea Vince Gilligan quien asuma el reto artístico de hacer una película con este suceso, aunque no habiendo aparentemente drogas de por medio es más improbable que le interese para sus atormentadas historias de narcos sobrevenidos. O Jim Mickle con su humor negro y marginal. Pero sea quien sea el que adapte a la pantalla lo ocurrido en Florida este caluroso verano del coronavirus, la audiencia quedará sobrecogida.

Las tres víctimas del crimen: Brandon Rollins, Keven Springfield y Damion Tillman

Brandon Rollins, Keven Springfield y Damion Tillman han sido amigos desde niños. Todos ellos viven en el condado de Polk, en el triángulo geográfico que forman Orlando en la costa atlántica, Tampa en el Golfo de México y el gran lago Okeechobee. Todos ellos son gente llana, han compartido infancia, adolescencia y madurez en una zona deprimida de la soleada Florida, el Sunshine State que tiene también su cara B como recientemente demostró al mundo The Florida Project. Tienen 23, 30 y 27 años de edad respectivamente, y una afición común: la pesca, aunque también gustan de la caza de cerdos salvajes. Donde viven, pese a ser una zona golpeada por tantas crisis y por el desempleo, puede considerarse un paraíso para los pescadores, porque como ocurre en el resto de la orografía del estado hay cientos de lagos y acuíferos naturales con los que te vas topando cada dos pasos (Lake Clinch, Ready Lake, Lake Ida, Lake Livingston o el río Kissimmee), y la fauna que uno puede encontrar en ellos es riquísima, caimanes incluidos... Brandon, Keven y Damion quedaron el viernes 17 de julio en pasar la tarde pescando unas carpas en Lake Streety, a tres minutos en pick up del pueblo de Frostproof. Cuando salen de caza, los tres amigos llevan siempre sus pit bulls y algún perro de raza Catahoula, llamado el perro leopardo por aquellas tierras por su velocidad y la capacidad que tiene para dar caza a su presa por rápida que sea. Pero aquella tarde, con 84 grados Fahrenheit y un 79 por ciento de humedad, sólo sacaron las cañas para pasar un crepúsculo tranquilo y luego ir de cena juntos. Llegaron al camino del lago pocos minutos antes de las diez de la noche del viernes, en sus furgonetas con la parte de la carga abierta, roja la de Tillman y blanca la de Springfield, en la que viajaba también Brandon Rollins. Al parar los vehículos, y antes de que pudieran bajarse para sacar los aperos de pesca, un asaltante se les echa encima y comienza a gritar a Keven acusándole de haberle robado su camioneta, a lo que éste contesta negando la acusación también a gritos. La tensión va en aumento y el agresor dispara repetidas veces contra los tres jóvenes con su Smith & Wesson del calibre 9 milímetros, descargando por completo el cargador. Una lluvia de balazos que acaba con la vida de Brandon, Keven y Damion, aunque el primero tiene un hilo de vida aún para llamar desde su móvil a su padre, que acude al lugar encontrando los cuerpos. 

La noticia asola Polk County. El fin de semana pasado no hay un solo lugareño que no conozca ya lo que ha ocurrido en el camino de Streety, y al temor por salir a la calle en plena pandemia y poder resultar contagiado se une el desasosiego por las familias de los asesinados y el miedo al saber que hay un delincuente peligroso armado y suelto por esas carreteras. El jefe de policía del condado, Grady Judd, ofrece varias recompensas por cualquier información fiable sobre el triple asesinato. En una conferencia de prensa convocada en el mismo camino de tierra de color ocre donde se produjo el tiroteo, el jefe Judd mostraba su consternación por la escena que presenció al llegar a la escena del crimen: “Fueron asesinados. Peor que eso, fueron masacrados”. Pero la investigación arranca con algún dato prometedor. Una bolsa de la compra con el logotipo del establecimiento Dollar General, muy popular en Estados Unidos, y un ticket de compra, ha sido la evidencia de la que han tirado del hilo los investigadores de homicidios. Revisando las cámaras de seguridad, apareció la imagen de Tillman esperando para pagar horas antes de ir al lago con sus amigos. 

Damion Tillman habla con el que luego sería su agresor mortal en un establecimiento comercial

En un momento de la grabación, intercambiaba unas palabras con alguien, que un instante después aparecía nítidamente en cámara: Tony T.J. Wiggins, un joven inadaptado de 26 años, vecino de la localidad y con un amplio historial delictivo, al que habían señalado en sus llamadas muchos residentes en el condado como posible autor de las muertes. En su declaración, el empleado del establecimiento confirmó que Damion Tillman le había comentado a Wiggins que iba a ir a pescar al lago con Springfield y más gente. Desde el lunes, las pesquisas se han centrado en él y en su novia, Mary Whittemore, porque él a su edad tiene ya más de doscientos delitos graves acumulados en su historial, el primero de ellos cometido con sólo 12 años. Se encuentra en libertad bajo fianza por una pelea en la que fracturó el brazo a su oponente, y es un especialista en robos a mano armada, agresiones a personas mayores, resistencia a la autoridad... Un auténtico despojo social. 

PHOTO/ FACEBOOK - TJ Wiggins, sospechoso del triple crimen del lago Sreety

Tras varias horas de testimonios contradictorios, la policía registra su roulotte, descubre un casquillo del 9 procedente del arma de T.J., y procede a su detención. Ahora se cree que actuó encubierto por su novia y su hermano Robert, ambos ahora con cargos menores pero implicados en los hechos. Después de cometer el triple crimen, los tres se marcharon al McDonalds de Lake Wailes y pidieron por la ventanilla de su furgoneta diez hamburguesas dobles con queso y dos McPollos. Eso ocurría sólo media hora después de disparar el arma sobre las tres víctimas. 

A Wiggins puede caerle una condena a muerte, si es considerado culpable por el tribunal, porque la pena capital se reinstauró en Florida hace casi medio siglo. Si es cierto que discutieron por el motor de una furgoneta robada, estamos ante un suceso de la América deprimida de Trump, que ya en los años de Obama existía y se manifestaba hasta en el cine (véase Comanchería, paradigma de la crisis bancaria en el sur de Texas). Tres muertes por una camioneta desvencijada. 

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