Las protestas se recrudecen en la región de Tataouine, donde el desempleo ronda el 30%

El descontento social estalla en Túnez ante la crisis económica

photo_camera AFP/FATHI NASRI - Manifestantes tunecinos se enfrentan a las fuerzas de seguridad en la ciudad sureña de Tataouine, el 22 de junio de 2020

En la gobernación de Tataouine, situada a 500 kilómetros al sur de la capital, Túnez, la principal actividad económica es la agricultura, ya que posee importantes campos de cultivo para olivos, legumbres, hortalizas y espárragos, entre otros. También se produce carne roja y leche. Por su parte, la industria es incipiente. De momento, la región cuenta con 11 empresas industriales, que emplean a 10 o más personas, en los sectores de la construcción, el textil y el alimenticio. En la gobernación, además, hay un campo petrolífero, El Borma, que tiene una capacidad de producción de 14 millones de barriles.

Sin embargo, registra entre su población -unos 150.000 habitantes- casi un 30% de desempleo, el doble de la media nacional. El Instituto Tunecino de Competitividad y Economía Cuantitativa (ITCEQ), en un informe publicado en el año 2018, ya alertaba de que Tataouine era la región del país con menor nivel de atractivo económico, destacando también en negativo por su incapacidad de absorber la oferta de trabajo. 

Ahora, el estallido de la pandemia del coronavirus ha agravado, todavía más, la crisis económica que sufre el país -hasta el 20% de las pymes podrían quebrar- y, en concreto, esta zona sureña. El último estudio de Oxfam Túnez, que salió a la luz este 17 de junio, recoge, en este sentido, cómo se han agravado las desigualdades dentro del país debido a la irrupción de la COVID-19. “Las brechas observadas en términos de educación, salud, pobreza e infraestructura, e incluso acceso al empleo, aumentan constantemente entre las regiones costeras, donde se concentran las oportunidades económicas, y las regiones del interior, que no están muy industrializadas y acumulan dificultades”, advierten desde la organización. “Un residente de Tataouine, la región más afectada por el desempleo (28,7%), tiene cuatro veces más probabilidades de estar desempleado que un residente de Monastir [una zona costera privilegiada]”, señala el informe. 

Los tunecinos exigen la liberación de los manifestantes detenidos frente al tribunal local de Tataouine, el 23 de junio de 2020

Desde hace varias semanas, los manifestantes habían bloqueado las carreteras alrededor de la remota estación de bombeo de El-Kamour para impedir que los camiones cisterna entraran en las instalaciones, en una protesta pacífica. Sin embargo, este domingo, las manifestaciones escalaron con la quema de neumáticos en la ciudad y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, a las que les arrojaban piedras, a lo que estas respondían con gases lacrimógenos. Los manifestantes reclamaban la puesta en libertad del activista Tarek Haddad, una figura clave del movimiento, quien había sido arrestado el día anterior en el marco de las protestas. De acuerdo con el gobernador de Tataouine, Adel Werghi, Haddad era “buscado” por las autoridades, y su abogado ha informado de que se le acusa de “desprecio de un funcionario público”, “participación en una reunión que probablemente perturbe la paz pública”, “desprecio a través de las redes sociales” y “obstrucción de la circulación por las carreteras por la fuerza”. Su primera audiencia tendrá lugar el 2 de julio, según ha podido saber AFP. El Ministerio del Interior también comunicó durante esa jornada de la detención de 10 personas acusadas de intentar atacar las comisarías de la Policía con cócteles molotov. “La situación es peligrosa en nuestra área. Desde la ventana de mi casa veo que las fuerzas policiales lanzan al azar gases lacrimógenos y persiguen a hombres jóvenes”, comentaba un residente, Ismail Smida, en Reuters.

En respuesta, este lunes, la Confederación Sindical de Túnez UGTT, convocó una huelga general en la gobernación por “el uso excesivo e injustificado” de la fuerza contra los manifestantes. Los servicios públicos y las instituciones estatales fueron cerradas, mientras que las tiendas permanecieron abiertas. La tensión ha escalado hasta tal punto esta semana que el Ministerio de Defensa del país ha autorizado el despliegue del Ejército para tratar de frenar la rebelión social. Cabe mencionar, en este punto, que ya se han convocado nuevos paros para el 6 y el 7 de julio en gobernación de Sousse, en la costa tunecina. 

Sede de la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT) en Túnez
¿Qué piden los manifestantes?

Los tunecinos de Tataouine exigen que se apliquen los acuerdos logrados en 2017 con el Gobierno, en los que se contemplaba una inversión de 80 millones de dinares tunecinos al año -unos 28 millones de dólares- para reactivar la economía local y generar puestos de trabajo para reducir la elevada tasa de desempleo. Los manifestantes consiguieron este pacto tras tres meses de sentadas en El-Kamour, en las que bloquearon las válvulas de las tuberías interrumpiendo el bombeo de crudo. El ministro de Empleo, Imed Hammami, declaró entonces que el acuerdo sería “beneficioso para todos, para la región de Tataouine y para Túnez en general”. “Las demandas de los jóvenes se satisfarán”, se comprometió el político.

Sin embargo, tres años más tarde, la UGTT denuncia que el acuerdo nunca se cumplió. “Solo se han creado parte de los miles de empleos prometidos, en compañías petroleras o estructuras de mantenimiento ambiental”, recogen desde France TV Info. “Ante una infraestructura deteriorada que consagra el aislamiento y la marginación, los jóvenes de la gobernación hicieron campaña durante años para conseguir la prioridad de contratación en las empresas extractivas que operan en la región y en las empresas de subcontratación en el campo. Se han firmado varios acuerdos al respecto, pero todo esto fue solo un espejismo”, añade al respecto el analista Mohamed Ben Abderrazek en Tunisie Numérique. 

Vista general de la estación de petróleo y gas de El Kamour, en el estado meridional de Tatatouine, en Túnez, el 24 de mayo de 2017
Brecha en el Gobierno tunecino

Las protestas han estallado en un momento delicado en la política del país. El presidente, Kais Saied, que se encontraba de visita en la capital francesa, París, este lunes, fue abordado por partidarios de los manifestantes tunecinos que clamaban “Tataouine, no te rindas”. Según un testigo, consultado por France 24, el mandatario se ofreció a recibir a representantes de las protestas de la región sureña en el palacio presidencial a su regreso. Del mismo modo, en una entrevista concedida a dicha publicación, el jefe del Estado tunecino pidió a los manifestantes que le presentaran “proyectos de desarrollo”. No obstante, cabe mencionar que también aprovechó su alocución para arremeter contra el Gobierno y aseguró que las manifestaciones “son el resultado de la falta de escucha de las autoridades” y que la respuesta llevada a cabo por las fuerzas del orden, con el uso de la fuerza, “no era la solución”. 

El presidente de Túnez, Kais Saied

El primer ministro Elyes Fakhfakh, que es apoyado por el partido islamista Ennahdha, considerado como el brazo político de los Hermanos Musulmanes en el país, ha recibido numerosas críticas por su gestión de la pandemia y ahora también por un escándalo en el que se ha visto envuelto sobre un conflicto de intereses entre el Estado y una compañía privada de su propiedad, a la que, supuestamente, otorgó dos licitaciones públicas. 

La formación Ennahdha también está en estos momentos en el centro de la polémica a través de la figura de Rached Ghannouchi, líder del partido y a su vez presidente del Parlamento del país, quien ha sido acusado de permitir la injerencia externa de otros actores como Turquía y Qatar en la política tunecina, sobre todo, en las cuestiones relativas a la crisis que afecta a su país vecino, Libia, inmerso en una guerra civil desde el año 2011.
“Ennahdha busca influir en ciertas decisiones y no me gusta que me pisoteen”, advirtió Saied en su entrevista en la cadena francesa. “Hay un Estado, hay un jefe del Estado y solo hay una diplomacia tunecina encabezada por el jefe del Estado”, reivindicó el mandatario ante la felicitación pública de Ghannouchi al primer ministro libio Fayez Sarraj, líder del Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), por su victoria militar en Trípoli frente al Ejército de Liberación Nacional (LNA, por sus siglas en inglés). El presidente ha defendido siempre su postura neutral en el conflicto libio.

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