El jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, ha advertido sobre los peligros de no alcanzar un acuerdo con Irán en materia nuclear

El director general de la OIEA alerta sobre el programa nuclear iraní: “Volamos a ciegas”

photo_camera RONALD ZAK - El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, OIEA, Rafael Mariano Grossi

“Irán tiene un ambicioso y sofisticado programa nuclear en desarrollo”, ha advertido el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, durante una entrevista con el medio estadounidense Axios. Para el máximo mandatario de la organización, reactivar el acuerdo nuclear con Irán es “esencial” porque de lo contrario “estamos volando a ciegas”.

“No, no hay información que indique eso en este momento”, respondió Grossi al ser preguntado sobre la tenencia de un programa activo de armas nucleares por parte de Irán. Sin embargo, el director general matizó: “Cuando se enriquece [uranio] al 60%, se está muy cerca. Es técnicamente indistinguible del material apto para armas”. 

El jefe de la OIEA respondió desde la sede de la agencia en Viena, un emplazamiento que acoge desde abril las conversaciones entre los actores involucrados en el acuerdo nuclear. La sexta y última ronda de negociaciones, dividida en tres grupos de trabajo distintos, se celebró el pasado sábado también en la capital austríaca.

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Dos de los grupos negocian el levantamiento de las sanciones impuestas por Washington a Teherán, mientras que el tercero en discordia trata de asentar las bases del acuerdo. Hasta la fecha, las partes no han encontrado un punto común que permita reanudar el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) alcanzado en 2015.

A falta de un acuerdo de máximos, la OIEA consiguió en mayo prorrogar por un mes la supervisión de las actividades nucleares iraníes tras el último envite de las autoridades persas, que trataron de restringir su cooperación con la agencia por vía parlamentaria. La organización tratará de extender la vigilancia a partir del próximo 24 de junio, una vez venza el plazo acordado, y desencallar así el bloqueo.

En cualquier caso, esta monitorización llegará en diferido. Los datos recogidos por la OIEA durante los últimos tres meses no serán accesibles hasta el próximo día 24, aunque Irán proporcionará actualizaciones trimestrales, según reconoció el propio Grossi. “Cuando se combina [el aumento significativo del enriquecimiento] con el hecho de que nuestro acceso de inspección está siendo restringido, entonces empiezo a preocuparme”, admitió. 

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El objetivo del JCPOA era impedir que la República Islámica de Irán desarrollase armamento nuclear, por lo que el acuerdo acotó su programa de enriquecimiento de uranio. Sin embargo, la retirada unilateral de Washington por decisión unívoca del expresidente Trump, así como la posterior imposición de sanciones al régimen iraní, provocaron su incumplimiento del acuerdo.

Desde entonces, Irán ha enriquecido uranio a niveles que superan con creces los límites marcados por el acuerdo, una acción que contradice la versión inicial de Teherán, que siempre ha alegado que no planea desarrollar bombas atómicas o de hidrógeno, y que su programa nuclear tiene un carácter pacífico. 

Los portavoces de Francia, Alemania y Gran Bretaña, que conforman el grupo del E3, remarcaron la importancia de Irán a la hora de permitir que el OIEA mantenga su labor de supervisión y verificación, e instaron a los dos actores principales a “encontrar una forma de avanzar”. “El acceso del OIEA será, por supuesto, esencial para nuestros esfuerzos por restaurar el JCPOA, ya que no se puede implementar un acuerdo sin él”, subrayó el grupo.

La Administración Biden pretende reactivar el acuerdo, alcanzado por primera y única vez durante el mandato de Barack Obama. Sin embargo, las exigencias de Irán pasan por un levantamiento íntegro de las sanciones, una petición frontalmente rechazada por Washington. 

“Incluso en el caso de que se vuelva a cumplir con el JCPOA, seguirán vigentes cientos de sanciones contra Irán, incluidas las impuestas por Trump. Si esas sanciones no son incompatibles con dicho plan y si Irán no cambia su comportamiento, permanecerán en vigor”, aseguró el secretario del Departamento de Estado de EEUU, Antony Blinken.

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Estados Unidos cuenta con el respaldo de la agencia de Naciones Unidas, que también desconfía de Teherán. El jefe de la OIEA, Rafael Grossi, afirmó que las garantías de Irán no eran transparentes, un factor que rebajaría la capacidad de la organización para garantizar la presunta naturaleza pacífica del programa nuclear iraní. 

En este sentido, las autoridades persas solicitaron al director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica que mantuviera cierta imparcialidad en las conversaciones y que se distanciara de cualquier agenda política “adoptando un enfoque unilateral”.

Los pronunciamientos al respecto desde la cumbre del G-7 en Cornualles no tardaron en llegar. Los líderes de las siete principales potencias garantizaron de nuevo que Irán “nunca desarrollará un arma nuclear”. “Un JCPOA restaurado y totalmente implementado podría allanar el camino para abordar aún más las preocupaciones regionales y de seguridad”, trasladaron en un comunicado conjunto.

Nuevo escenario postelectoral

El próximo viernes 18 de junio promete ser determinante para el futuro del acuerdo nuclear, ya que Irán celebra unas nuevas elecciones presidenciales marcadas por la acuciante crisis económica y la desmovilización del electorado. El veto a los candidatos de tendencia reformista interpuesto por el régimen provocó la indignación entre los iraníes, que rechazan acudir a las urnas.

Los integrantes de las conversaciones en Viena tienen marcada esta cita en el calendario, cuyo resultado influirá de forma irreversible sobre el Plan de Acción Integral Conjunto. Los candidatos que optan a suceder al presidente Hasán Rohaní forman parte de la línea dura del régimen, y son críticos con las exigencias sobre el acuerdo planteadas por Washington.  

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El clérigo y actual presidente del Tribunal Supremo, Ebrahim Raisi, parte como favorito de cara a los comicios gracias, en parte, al respaldo del Líder Supremo, Alí Jamenei. Raisi, jefe de la judicatura y parte del núcleo duro del régimen, fue derrotado en 2017 por el propio Rohaní, que será relegado finalmente del poder tras cumplir el máximo de mandatos permitidos. 

La agencia iraní de noticias IRNA recogió unas declaraciones del portavoz de campaña de Raisi, Alireza Afshar, en las que aseguraba que su candidato cree en la necesidad de continuar con las negociaciones sobre el acuerdo nuclear, aunque las entiende “como una cuestión marginal” ajena a los verdaderos problemas del país. 

Se espera que Raisi actúe “en el marco de las políticas del sistema” y siga la línea en materia de exteriores “con un énfasis en la diplomacia”. En cualquier caso, Raisi ostenta un gran poder en el seno del régimen al frente de la Justicia y como defensor de la mezquita más grande de Irán, ubicada en Mashhad, por lo que tendría –si gana– la capacidad de imponer su propia línea al respecto.

El régimen de sanciones impuesto por la comunicad internacional en las últimas dos décadas ha debilitado a Irán. Por este motivo, Teherán se vio obligado a firmar el acuerdo nuclear de 2015 para aliviar su situación interna, aunque hasta el momento han incumplido sus compromisos al respecto.

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