Alemania, Francia e Italia han solicitado una tregua humanitaria en el país para hacer frente al coronavirus

El Ejército de Haftar ataca el aeropuerto de Mitiga, principal base de Turquía en Libia

PHOTO/REUTERS - Miembros del Ejército Nacional Libio (LNA)

Libia sigue siendo víctima de las consecuencias de la guerra, a pesar del llamamiento por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para decretar un alto el fuego humanitario durante la pandemia del coronavirus. Durante las últimas horas, el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) ha atacado el aeropuerto de Maitika (Mitiga), al norte del territorio libio y localizado cerca de Trípoli.  Esta base aérea alberga a parte de las Fuerzas Armadas de Turquía que están presentes en Libia para respaldar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), liderado por Fayez Sarraj y con sede en Trípoli. En abril de 2019, el LNA, encabezado por el mariscal de campo Jalifa Haftar, lanzó una ofensiva para hacerse con el control de la capital del país. Desde entonces, ambas partes han intercambiado ataques y han obligado a miles de personas a huir forzosamente de sus hogares. 

Las milicias afiliadas al mariscal Jalifa Haftar atacaron también este domingo una mezquita en el sur de Trípoli, según afirmó el Gobierno de Acuerdo Nacional.  Esta mezquita -situada en la ciudad de Ain Zara- sufrió múltiples daños tras ser alcanzada con varios proyectiles de mortero. Al mismo tiempo, las milicias del LNA dispararon varios cohetes contra el aeropuerto internacional de Mitiga y sus zonas residenciales circundantes. “Las milicias de Haftar continúan bombardeando con cohetes Grad el aeropuerto de Mitiga y los barrios residenciales de sus alrededores”, aseguró el GNA a través de un comunicado oficial que ha sido recogido por el diario Al-Masdar News. 

Aeropuerto Internacional de Mitiga de Trípoli

Este ataque contra la principal base de Turquía en Libia se ha producido coincidiendo con el recrudecimiento de los enfrentamientos entre el Gobierno de Sarraj, apoyado por Turquía, y el LNA, que cuenta con el respaldo de Egipto y Emiratos Árabes Unidos.  

Después de que tuvieran lugar estos ataques, la oficina de prensa de la Operación Volcán de Furia del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) ha informado de una “incómoda calma” en las líneas del frente en el sur de Trípoli, excepto en Mashroa al-Hadab, según ha informado el diario libio The Lybia Observer.  Así, la oficina de prensa del GNA publicó este domingo varias fotos que mostraban cómo había quedado el aeropuerto de Mitiga y las zonas residenciales cercanas tras el ataque perpetrado por las fuerzas de Haftar. 

Este incidente ha tenido lugar apenas 24 horas después de que los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania, Francia e Italia y el principal diplomático de la Unión Europea (UE) hicieran un llamamiento conjunto instando a Libia a declarar una tregua humanitaria. “Queremos unir nuestras voces a las del Secretario General de las Naciones Unidas y su representante especial en funciones para Libia, Stephanie Turco Williams, en su llamamiento a una tregua humanitaria en Libia”, indicaron a través de un comunicado oficial.

Combatientes de la unidad Shelba, aliada con el Gobierno, apuntan a las posiciones enemigas en el frente del barrio de Salah-addin en Trípoli, Libia

“Hacemos un llamamiento a todos los actores libios para que se inspiren en el espíritu del Santo Ramadán y participen en la reanudación de las conversaciones para un verdadero alto el fuego”, subraya la declaración, firmada por el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, y los ministros Jean-Yves Le Drian de Francia, Luigi di Maio de Italia y Heiko Maas de Alemania.

Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos -una organización internacional con sede en Londres y con una red de informantes en suelo sirio- ha informado este fin de semana, citando a Press TV, que aproximadamente 7.400 militantes apoyados por Turquía, algunos de los cuales no son de nacionalidad siria, han llegado a Libia hasta el momento, y otros 2.500 están recibiendo actualmente entrenamiento militar en suelo turco para ser enviados allí más tarde. 

Asimismo, este mismo comunicado indica que el número de mercenarios que apoyaban al GNA y que murieron en enfrentamientos contra el LNA asciende a 223.  Estos mercenarios pertenecían a la llamada división Mu'tasim, la división Sultán Murad, la brigada de los Halcones del Norte, la división Hamza y la brigada del Sultán Suleyman Shah, de acuerdo con la información recogida por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Esta institución también ha indicado que Turquía ha dejado de financiar a la facción Faylaq al-Rahman del Ejército Libre Sirio (FSA) por “no haber enviado a sus miembros a Libia para ayudar a las milicias del Gobierno de Fayez Sarraj”. 

Un miembro del Ejército Nacional Libio (LNA) comandado por Jalifa Haftar, apunta con su arma a la imagen del presidente turco Recep Tayyip Erdogan colgado de un vehículo militar blindado turco
Continúan los ataques contra las instalaciones sanitarias 

En esta espiral de inestabilidad, el Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) ha alertado de que “los ataques a la atención sanitaria y contra la infraestructura civil no solo se suman al creciente número de víctimas mortales del conflicto, sino que también ponen en peligro la ya frágil respuesta del país a la COVID-19”, han señalado a través de un comunicado oficial de prensa. 

Durante la pasada semana, al menos dos hospitales de campaña fueron bombardeados, al mismo tiempo que el Hospital Al-Khadra de Trípoli fue atacado tres veces en el espacio de tan sólo cinco días, según esta organización.

El IRC considera que estos ataques afectan a miles de personas del país que, además de tener que hacer frente cada día a las consecuencias de una guerra, se ven más vulnerables ante la pandemia del coronavirus. Este comunicado recoge un informe de Naciones Unidas que asegura que el 80% de los migrantes y refugiados afirman no tener acceso a la atención de la salud en Libia. 

“Necesitamos urgentemente un alto el fuego. No solo para proteger a los civiles de los combates, sino también para ayudar a contener la propagación de la COVID-19. Varios estudios realizados últimamente sugieren que solo el 6% de los centros de salud están completamente equipados en Libia. Sin embargo, muchos de ellos necesitan más atención debido al fuerte aumento de los combates”, ha lamentado Tom Garofalo, director del IRC en Libia.

Combatientes del GNA disparando sus armas durante los enfrentamientos con las fuerzas del LNA

Según esta organización, antes de la pandemia había miles de personas en riesgo. “El país alberga a más de 700.000 migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, un colectivo que se encuentra entre los más vulnerables de la sociedad libia. La mayoría vive en pueblos y ciudades densamente poblados donde temen por sus vidas diariamente. Están bajo la amenaza constante de robos, secuestros y abusos, una de las principales razones por las que más del 80% declara no poder acceder a la atención de la salud”, ha añadido. 

“Tanto los libios como los refugiados y los migrantes deben tener la oportunidad de protegerse durante esta pandemia. La gente debe poder acceder a la atención médica, los médicos deben poder llegar al trabajo en condiciones de seguridad. Se deben traer más suministros médicos al país para impulsar la respuesta, y los centros de salud no deben ser un objetivo”, ha asegurado.

En este contexto, Garofalo considera que la única manera de permitir a estas personas acceder a atención sanitaria es con el cese definitivo de hostilidades. “Todas las partes en el conflicto de Libia deben acordar un alto el fuego duradero y el retorno al proceso de paz dirigido por las Naciones Unidas. Y los responsables de las violaciones del derecho internacional humanitario deben rendir cuentas”, ha concluido.
 

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