Las Fuerzas Armadas acusan a los grupos terroristas de continuar lanzando ataques contra la población civil

El Ejército sirio anuncia el fin del alto el fuego en Idlib

AFP/OMAR HAJ KADOUR - Miembros de la Protección Civil Siria, también conocidos como los "Cascos Blancos", registran los escombros de un edificio derrumbado tras un bombardeo, en la ciudad de Jisr al-Shughur, al oeste de la provincia siria de Idlib, en su mayoría controlada por los rebeldes, el 24 de abril de 2019.

72 horas. Eso es lo que ha durado el último alto el fuego declarado en el último bastión opositor en Siria, Idlib, escenario, también de lo que se presupone “una pesadilla humanitaria como no se ha visto ninguna en este siglo”, como ha denunciado Naciones Unidas en repetidas ocasiones. En este sentido, los últimos datos ofrecidos por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos ilustran esta catástrofe: más de medio millar de civiles murieron durante el mes de julio.

Así, el Ejército sirio ha anunciado la reanudación de las operaciones en la zona, tres días después de que las Fuerzas Armadas comunicasen la aprobación del alto el fuego y la oposición lo aceptara. Entonces, y según informó la agencia estatal siria Sana, la condición para que este fuese efectivo era que se aplicara “el acuerdo de Sochi, que estipula el retroceso de los terroristas a 20 kilómetros de la línea de la zona de distensión en Idlib y la retirada de armas pesadas y medianas”

El Ejército, basándose en su premisa, ha acusado los “grupos terroristas” de “violar varias veces el alto el fuego” y de “seguir atacando a los civiles en las zonas pobladas alrededor de la provincia de Idlib”. Según la declaración del Comando General del Ejército, publicada por Sana, “el régimen turco sigue permitiendo a sus organizaciones terroristas con sede en Idlib que lleven a cabo ataques, lo cual confirma que Ankara continúa su enfoque saboteador e ignora la implementación de sus obligaciones en virtud del Acuerdo de Sochi para la región de Idlib”, lo que también ha contribuido al “fortalecimiento de las posiciones terroristas y la propagación de la amenaza del terrorismo en el territorio sirio”. Por ello, “las Fuerzas Armadas reanudarán sus operaciones contra las organizaciones terroristas y responderán a sus agresiones en virtud de sus deberes constitucionales de proteger al pueblo sirio y garantizar su seguridad”, concluye la declaración. 

Además, de acuerdo con el medio Al Masdar, el Ejército sirio habría dado un ultimátum para que los militantes opositores abandonasen la zona desmilitarizada en el noroeste de Siria antes del fin de la festividad de Eid al-Adha (Celebración del Sacrificio), fechado para el 16 de agosto. Según recoge esta fuente, el Ejército continuará lanzando ataques contra los militantes “hasta que la abandonen”, concentrando sus ofensivas en las localidades de Kafr Zita, Al-Latamnah, Khan Sheikhoun y Zakah, ubicadas en el norte de la provincia de Hama y al sur de Idlib. 

Con anterioridad a esto, cabe destacar que el Ministerio ruso de Defensa le concedió a Turquía 24 horas para forzar a los militantes a que se retirasen de la zona desmilitarizada, algo que, como explica Al Masdar, es poco probable que suceda, pues Hay’at Tahrir Al-Sham – antiguamente conocida como Frente Al Nusra – ya ha rechazado retirar a sus fuerzas del área. 

Pie de foto: Soldados del Ejército sirio portando la bandera nacional.

Turquía y Estados Unidos vuelven a la mesa de negociaciones

Este lunes, una delegación militar estadounidense se ha desplazado hasta la capital turca, Ankara, para retomar las negociaciones sobre el establecimiento de una zona bajo control militar turco en el norte de Siria. Las rondas de diálogo previas, que finalizaron sin éxito, tuvieron lugar entre el 22 y el 23 de julio.

Las pretensiones del presidente turco, Tayyip Erdogan, se orientan a establecer una franja de 32 kilómetros de ancho en el norte de Siria a lo largo de toda su frontera, un territorio que actualmente se encuentra bajo el dominio de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en inglés). Cabe recordar que las YPG son la milicia armada del Partido de la Unión Demócrata sirio, que se configura, a su vez, como el brazo político del Partido de los Trabajadores del Kurdistán turco (PKK, por sus siglas en kurdo).

Las YPG se han constituido tradicionalmente como el factor desequilibrante por excelencia de la relaciones entre Estados Unidos y Turquía, pues mientras el primero las considera “un aliado” – ya que lucharon en el mismo bando en la guerra contra Daesh –, el segundo amenaza constantemente con “aniquilarlas”. 

Cabe destacar que la franja de 32 kilómetros abarcaría casi la totalidad del territorio habitado por kurdos en el norte de Siria. Ahora habrá que ver si Washington finalmente cede ante las ambiciones de Ankara, pues la política estadounidense exterior en la región siempre ha tenido una de sus líneas de actuación en la defensa de los intereses de las YPG, algo que el propio Erdogan ha calificado como “inaceptable” y “grave error”. 

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