España retorna a la cúpula directiva de la ESA para concluir el despliegue completo de Galileo, la constelación europea de posicionamiento y navegación global

El español Javier Benedicto ingresa en la Corte de la Agencia Espacial Europea

photo_camera PHOTO/ESA - El español Javier Benedicto (izquierda), nuevo director de Navegación de la Agencia Espacial Europea, junto al portugués Rodrigo da Costa, director ejecutivo de la Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (EUSPA), organización complementaria de la ESA

El director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), el austriaco Josef Aschbacher, ha confiado al español Javier Benedicto el mando de la Dirección de Navegación. Su designación conlleva asumir las plenas responsabilidades sobre Galileo, la constelación europea de posicionamiento y navegación global propiedad de la Unión Europea, pero que es un proyecto conjunto de Bruselas y la ESA, organización que no pertenece a la UE.

Tras casi 4 años sin ningún compatriota en la cúpula directiva de la ESA, el nombramiento de Javier Benedicto ‒que será efectivo a partir del 16 de febrero de 2022‒, supone que España vuelve a ocupar un muy alto puesto en la Agencia. Su designación le coloca al frente de una de las áreas tecnológicas de la ESA con mayor proyección de las próximas décadas, con responsabilidad sobre la flota de satélites más grande de Europa.

La ESA ya trabaja en el desarrollo de los más precisos satélites Galileo Segunda Generación, cuya fabricación ha sido contratada a la compañía alemana Airbus Space Systems GmbH y a la franco-italiana Thales Alenia Space

Sobre las espaldas de Javier Benedicto va a reposar la finalización del despliegue de los satélites Galileo y asegurar el correcto funcionamiento de sus señales, que utilizan más de 2.000 millones de personas en todo el mundo, muchas de ellas sin darse cuenta. También conlleva el desarrollo y puesta en órbita a partir de 2024 de la Segunda Generación Galileo, que aportarán una precisión de centímetros para localizar cualquier tipo de objeto o persona equipado con receptor Galileo.

La designación oficial del español ha tenido lugar hoy jueves, 21 de octubre. Ha sido a propuesta del jefe de la ESA, Josef Aschbacher, al igual que el de otros dos nuevos altos cargos, la italiana Simonetta Cheli ‒designada directora de Programas de Observación de la Tierra‒, y la francesa Géraldine Naja, para la Dirección de Comercialización, Industria y Adquisiciones. Pero los nombramientos han hecho efectivos el Consejo de la ESA que preside la sueca Anna Rathsman que, como directora general de la Agencia Nacional Espacial de Suecia, representa a su país en la Agencia, al igual que los dos vicepresidentes del citado Consejo, un suizo y un español.

El Consejo la ESA presidido por la sueca Anna Rathsman ha sancionado el nombramiento de tres nuevos altos directivos de la Agencia, uno ellos de Javier Benedicto, al frente de la Dirección de Navegación
Los dos grandes retos del español

El que representa al país helvético es Renato Krpoun, jefe de la Oficina Espacial de Suiza. El otro vicepresidente es Juan Carlos Cortés, director de Espacio, Grandes Infraestructuras y Programas Duales del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), la organización del Ministerio de Ciencia e Innovación que se responsabiliza de gestionar la participación de España y su industria en los programas espaciales de la Agencia. Junto con su equipo de técnicos, Cortés ha defendido de forma activa en los últimos años los puntos de vista de España en la gobernanza efectiva de la ESA.

La presencia española en la plana mayor del director general de la ESA era inexistente desde que el astrofísico Álvaro Giménez dejó su cargo de director de Ciencia a finales de 2017. Su renuncia se produjo de forma sorpresiva, cuando todavía le restaban dos años para concluir su mandato, al parecer por falta de sintonía con el entonces recién nombrado director general de la Agencia, el alemán Jan Wöerner, al que hace ocho meses relevó el austriaco Aschbacher.

Nombrado en el año 2000 jefe de proyecto de Galileo, Javier Benedicto (izquierda) se ha dedicado desde entonces a superar las enormes complejidades técnicas de hacer realidad el sistema de posicionamiento global europeo

El nombramiento del ingeniero de telecomunicaciones español para ocupar un puesto de total confianza del máximo responsable de la ESA supone el reconocimiento del papel que Javier Benedicto ha jugado y juega en la Agencia desde hace más de 35 años. De 64 años, goza de un gran prestigio profesional a escala mundial en el ámbito de las comunicaciones vía satélite. Ingresó en la ESA en 1985 para trabajar en el desarrollo de equipos microondas para televisión y telefonía móvil en el Centro de Investigación y Tecnología de la ESA (ESTEC) en Noordwijk (Países Bajos).

En 1995 fue nombrado responsable de la iniciativa EGNOS, que más tarde se ha convertido en la constelación espacial Galileo, del que en el año 2000 fue nombrado jefe de proyecto. Desde entonces se ha dedicado en cuerpo y alma a superar las enormes complejidades técnicas que conlleva hacer realidad el sistema de posicionamiento global europeo, que compite con el norteamericano GPS, el ruso GLONASS y el chino Beidou.

Desde los centros de control de Oberpfaffenhofen, cerca de Múnich (Alemania) y Fucino, en las proximidades de Roma (Italia), se supervisan los 22 satélites Galileo que están operativos en órbita, de los 26 lanzados
Los dos grandes retos de la dirección de Navegación de la ESA

Los mayores retos con los que se va a topar Javier Benedicto son al menos dos. El primero es completar la constelación Galileo con la puesta en órbita de la última docena de satélites. Dos ya están en la base espacial de la Guayana a la espera de su lanzamiento al espacio antes de que concluya 2021. Se sumarán a los 26 satélites en órbita, de los que 22 permanecen operativos y brindan servicios iniciales en todo el mundo. Otros cuatro están programados para volar en 2022.

El segundo gran desafío al que debe enfrentarse es supervisar en tiempo y forma la puesta a punto de las nuevas tecnologías y equipamientos totalmente digitales que van a estar a bordo de las 12 nuevas plataformas de la Segunda Generación Galileo (G2). Su despliegue en el espacio debe comenzar a mediados de la presente década, lo que convierte al proyecto en una carrera contra reloj.

Las previsiones son que los satélites Galileo 27 y 28 asciendan al espacio desde la Guayana francesa a finales del próximo mes de noviembre a bordo de un lanzador ruso Soyuz

En estos momentos, la ESA evalúa en bancos de pruebas en Alemania y Holanda el hardware reconfigurable de las sofisticadas antenas que deben embarcar esos nuevos satélites G2, cuyo diseño y fabricación por 1.470 millones de euros han sido contratados a la compañía alemana Airbus Space Systems GmbH y a la franco-italiana Thales Alenia Space. Aunque pertenecen a dos familias de plataformas diferentes, los fabricados por una y otra empresa deben cumplir las mismas especificaciones técnicas, lo que se encarga de verificar el equipo de Javier Benedicto.

Los nuevos alojan una antena de navegación de mayor potencia y con capacidad para reconfigurarse en órbita, lo que les posibilita responder con agilidad a los cambios del mercado internacional. Incluyen relojes atómicos muy precisos y apantallamientos que les protegen de interferencias y salvaguardarán sus señales. Y cuentan con propulsión eléctrica, que les permite navegar con poco consumo desde la órbita inicial en la que son emplazados por el cohete lanzador hasta su posición orbital definitiva a 23.222 kilómetros de altura.

Las aplicaciones derivadas de las señales Galileo permiten conocer de manera instantánea la posición exacta, la situación del tráfico terrestre, aéreo y marítimo aéreo y llevar a cabo rescates en tierra o en el mar

La constelación completa de Galileo constará de 24 satélites a lo largo de tres planos orbitales, más otros dos de reserva por cada órbita, lo que eleva a 30 el número de plataformas en el espacio. Estados Unidos contempla Galileo como su principal competidor mundial en servicios de navegación, ya que hasta su entrada en servicio a finales de 2016, la red norteamericana GPS dependiente del Departamento de Defensa ejercía el monopolio de los sistemas de posicionamiento vía satélite.

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