El fútbol francés se lame las heridas
“Como idiotas” titulaba a toda página L’Equipe el pasado 29 de mayo. El diario deportivo de referencia en Francia atacaba meses después la decisión unilateral del Gobierno galo de poner fin a la temporada de fútbol el pasado 10 de abril. Lo hacía al ver cómo el fútbol alemán ha vuelto sin problemas sanitarios, igual que lo harán el español o el inglés. La medida en Francia se tomó tras la sorprendente decisión previa del propio Gobierno de prohibir la práctica deportiva hasta el mes de septiembre. Una catástrofe para un deporte que, aunque no es prioritario, mueve mucho dinero. Y más que va a generar la próxima temporada con la llegada de Jaume Roures a la Ligue 1.
La debacle económica es enorme porque las televisiones con derechos ya han comunicado que, lógicamente, no van a pagar lo que resta de temporada. Canal Plus, para Francia y beIN Sports, para el extranjero, no abonarán los casi 200 millones que restarían por el total de la temporada. No hay partidos, no hay dinero. La opción de completar el campeonato a puerta cerrada hubiera solucionado este problema y daría viabilidad a muchos clubes que ahora se ven a expensas de unos supuestos préstamos del Estado.
La llegada de Roures a Francia supone un espaldarazo importante para el fútbol galo. El empresario español siguió el guion de la guerra del fútbol que libró en España en 2008 frente a PRISA, pero sin que la sangre llegase al Sena. Pujó mucho y ganó por 800 millones de euros los derechos de la Ligue 1. Ahora se ha aliado con TF1 para dar salida a los partidos por un nuevo canal creado para el fútbol. Lo que en su día fue GolT, ahora será Telefoot. Una jugada peculiar ya que el PSG es el único equipo con grandes jugadores en esa competición mientras que el nivel del resto de equipos no es muy alto. Además, las posibilidades de que ‘cracks’ como Neymar o Mbappé vuelen hacia otros clubes de Europa es muy alta. Pero Roures no da puntada sin hilo y lo mismo cose una estrella en la bandera catalana que pone el fútbol de la Galia en la cima del Mont Blanc.
Jean-Michel Aulas es el presidente del Olympique de Lyon desde 1987. Los últimos 23 años ha estado sentado en los palcos de todos los estadios europeos en los que jugaba su equipo. Fue el dolor de muelas del Real Madrid en aquellas Champions en las que siempre caía derrotado. Aulas, el mejor socio de Florentino Pérez al que puso en bandeja a Karim Benzema para que hiciera carrera en España. Pues Aulas se va a quedar sin jugar en Europa la próxima temporada porque su equipo marchaba séptimo en la tabla cuando la liga se apagó.
A sus 71 años, Aulas va a dar mucha guerra este verano. El presidente del OL presentará un recurso ante la máxima instancia administrativa de Francia junto a los 20 equipos de la Ligue 1 para exigir que se reanude la competición. Mientras, procura que se escuche su discurso en los medios y para ello nada mejor que una frase de esas que a uno le hacen fijar la mirada en lo que lee: "Creo que fuimos gilipollas al dar por terminada la liga". Aquel discurso del primer ministro Edouard Philippe ante la Asamblea Francesa el 28 de abril en el que suspendió el fútbol hasta septiembre puede desembocar en una demanda por más de 800 millones de euros.
Tan raro como que Roures invierta en el fútbol francés es que al solícito presidente de la competición Didier Quillot (el Javier Tebas galo) se le escapase entre los dedos una decisión así. En España, Tebas ha doblado campanas por su causa cada semana. Primero, poniendo fecha de vuelta en mayo, luego firmando la paz con Rubiales y ahora en su alocución dominical calentando la vuelta. Quillot dijo en marzo que “el campeonato se terminará”. En vista de que el vaticino falló, el presidente de la LFP ha presentado un ambicioso plan de rescate para que muchos clubes franceses no desaparezcan. Un préstamo garantizado por el Estado que ocupe el vacío que han dejado los derechos de televisión y se haga cargo del impuesto a las grandes fortunas que sancionó Francia hace años. El Estado paga. Pero no hay fútbol.
La UEFA se lo puso muy fácil a Francia. Aplazó un año la Eurocopa que se iba a celebrar en varios países (menos en Francia que ya había acogido la edición de 2016) para dar tiempo y espacio a las ligas a terminar sus campeonatos. Ya contamos que el organismo europeo no quería alterar las competiciones futuras por tres meses de parón y mucho menos estaba dispuesto a aceptar en las próximas Champions y Europa League a equipos que no hubieran hecho méritos deportivos. Amenazó con mandar a esos equipos a las fases previas. Ceferin tuvo que rectificar esas palabras en el caso del PSG y por extensión de la LFP y garantizó sus tres plazas en Champions. Pero no dijo nada de Holanda que también suspendió su competición.
El PSG ganó en los despachos su noveno título de liga el 30 de abril. La LFP tiró de ingeniería matemática y repartió posiciones mediante una ponderación de puntos que dejó segundo clasificado al Marsella. Estos dos equipos jugarán la Champions junto al Rennes que disputará la previa. El Lille jugará la Europa League, y las dos plazas restantes serían para Reims y Niza. Toulouse y Amiens serían los dos equipos descendidos a la Ligue 2, mientras que Lens y Lorient ascenderían a la Ligue 1. Los condicionales están puestos con toda la intención. El PSG quiere jugar sus finales de Copa y la Ligue 2 no está contenta con nuevo reparto de derechos.
A nadie se le escapa que el PSG es el gran damnificado. El club que come en la mesa de los grandes de Europa ha visto como en su casa le quitaban hasta los cubiertos. La temporada que mejor fútbol estaban haciendo pudo acabar con el 2-0 al Dortmund el 11 de marzo en Paris y un pase virtual a cuartos de final. El club espera a que Francia les permita disputar, al menos, sus dos finales domésticas ante Saint-Étienne en la Copa de Francia y ante el Lyon en la Copa de la Liga. Un sueño que implicaría la vuelta al trabajo de tres equipos de los cuales el PSG y el Lyon pasarían después a jugar la Champions de agosto con todo por decidir para los lioneses que viajarían a Turín a defender el 1-0 conseguido en su estadio.
Francia no ha tenido en cuenta a su fútbol y el fútbol francés se quedó mirando las decisiones del Gobierno. Ahora, unos y otros intentarán retomar una situación compleja que nos permite entender qué tipo de fenómeno social y político es el fútbol en España para que ya tenga fecha de vuelta.