Los ministros de Defensa de Alemania, Francia y España reiteran en Madrid su compromiso con el avión de combate del futuro

El FCAS europeo quiere despegar desde un portaviones armado con un misil nuclear

PHOTO/AFP - Francia tiene dos demandas irrenunciables: que el FCAS permita desarrollar una versión aeronaval y que disponga de capacidad para disparar su futuro misil nuclear ASN4G

Los titulares de las carteras de Defensa de Alemania, Francia y España han elegido Madrid para escenificar el relanzamiento del mega proyecto común del Sistema Aéreo de Combate Futuro. Más conocido como FCAS, es una apuesta multimillonaria para armarse con un caza invisible a los radares, envuelto por drones y todos interconectados a través de una red de combate segura en la nube, un inmenso reto tecnológico.

Considerado como es el programa europeo de cooperación en defensa más ambicioso de todos los tiempos, el FCAS ha permanecido bloqueado durante más de un año a causa de los criterios políticos e industriales enfrentados entre París y Berlín por el desarrollo del caza, el eje de la iniciativa. Por fortuna, en diciembre pasado se pactó un acuerdo que ha logrado sacar adelante y encauzar la importante fase 1B de 36 meses, que debe culminar en 2026 con la puesta en vuelo de un avión demostrador.

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Con alrededor de 3.200 millones de euros de financiación aportada a partes iguales por las tres naciones, la fase 1B cubre los trabajos liderados por la sociedad francesa Dassault Aviation, en conjunción con la alemana Airbus Defence and Space GmbH y la española Indra. La industria debe aumentar la madurez y hacer viables las tecnologías disruptivas clave que deben abrir nuevas vías a la utilización de la  inteligencia artificial, la propulsión, furtividad, maniobrabilidad, optrónica y conectividad.

La cumbre entre las tres delegaciones ministeriales, la española presidida por Margarita Robles, la francesa por Sébastien Lecornu y la alemana por Boris Pistorius, ha tenido lugar el 28 de abril y ha sido el colofón de varias reuniones celebradas bajo el más estricto secreto en Madrid ‒en la sede del Cuartel General del Ejército del Aire y del Espacio‒, en las que los equipos de trabajo de las tres fuerzas aéreas han intentado reducir sus divergencias y mostrar sus puntos en común.

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La ministra Robles ha resaltado que el proyecto trilateral pone de relieve que las tres naciones “creemos firmemente en la industria de la defensa” y ha calificado la iniciativa como “apasionante y esencial para nuestros Ejércitos del Aire y del Espacio y para nuestras industrias” que, trabajando de manera coordinada “van a conseguir crear puestos de trabajo, talento, nuevo tejido industrial y tecnología”.

París quiere el FCAS cuente con capacidad de ataque nuclear

Los equipos de planificación de los Estados Mayores de las fuerzas aéreas de los tres países socios, junto con grupos de trabajo de sus industrias, han definido cinco arquitecturas del sistema. Su objetivo es pasar de cinco a dos, de cara a elevar una propuesta final a mediados de 2025 a los ministros y poder establecer una única arquitectura para tener vía libre en el desarrollo del sistema FCAS.

Las cinco arquitecturas en liza responden a una docena de escenarios operativos y perfilan las diferentes configuraciones que podrá adoptar el avión de combate. Los ojos de París están volcados en la disuasión y en la capacidad de proyección para poder llevar a cabo un ataque nuclear. Por tal razón la Fuerza Aérea francesa que encabeza el general del Aire Stéphane Mille ‒presente en Madrid‒ ha planteado dos exigencias.

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La primera imposición ha sido dotar al caza europeo de condiciones estructurales y tecnológicas para transportar y disparar el futuro misil nuclear aire-suelo francés de 4ª generación. Denominado ASN4G, es un programa que el fabricante MBDA tiene en  pleno desarrollo con la expectativa de entrar en servicio en el horizonte de 2035 y permanecer operativo hasta más allá de la década de 2050.

La segunda demanda de los aviadores franceses es equipar al FCAS con las tecnologías y equipamientos imprescindibles para convertirlo en avión naval, con capacidad para ser catapultado y apontar en la cubierta del portaviones nuclear de nueva generación (PANG) de más de 300 metros de eslora y 75.000 toneladas de desplazamiento. El presidente Emmanuel Macron ha dado su visto bueno inicial al macro proyecto PANG que no se hará realidad al menos hasta 2038 y que conlleva una inversión superior a los 5.000 millones de euros.

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La Luftwaffe en cambio busca un caza interceptor especialmente dedicado a la defensa aérea para sustituir a sus Eurofighter. Pero no solo eso. También contempla la posibilidad de configurar sus FCAS para embarcar y disparar bombas nucleares tácticas guiadas norteamericanas B61 en su versión más avanzada, el llamado “modelo 12”.

Ausencias importantes en la delegación francesa

Berlín todavía no ha confirmado si serán los FCAS o los Lockheed Martin F-35 Lightning II que va a comprar a Estados Unidos los que sustituirán a los cazas Panavia Tornado del Ala Aérea Táctica 33, aviones que están adaptados para disparar las bombas guiadas B61, que son fruto de un acuerdo entre Washington y Berlín. Con un coste unitario que ronda los 28 millones de dólares, están almacenadas en la base aérea alemana de Büchel, en Renania-Palatinado, cerca de las fronteras con Francia, Bélgica y Luxemburgo.

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El ministro francés ha destacado que el FCAS va a suponer “innovaciones rupturistas en técnicas clave para beneficio del combate aéreo y al servicio de la autonomía estratégica europea”. Relevo de los cazas franceses Rafale, Lecornu ha precisado que no descarta la entrada en el programa “de otros socios, siempre que sea de interés industrial y militar”. Junto a él, el presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, diputado Guillaume Kasbarian, y el embajador de Francia en Madrid, Jean Michel Casa.

En la delegación gala se ha hecho notar la ausencia de Eric Trappier, presidente ejecutivo de Dassault Aviation desde 2013, la sociedad que lidera el desarrollo proyecto del avión de combate, el corazón y núcleo del FCAS. Tampoco se ha personado en la cumbre Emmanuel Chiva, el jefe de la Dirección General de Armamento de Francia (DGA), la organización en la que los tres países han delegado la contratación con Dassault, Airbus e Indra. En ausencia de Chiva ha estado en Madrid el segundo hombre fuerte de la DGA, Thierry Carlier.

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El titular de Defensa alemán Boris Pistorius, con solo tres meses en el cargo, ha puesto su énfasis en lo mucho que cada país puede hacer por su cuenta para, a continuación afirmar que “la mayoría de las cosas salen mucho mejor si las hacemos juntos, y esa es la máxima para los próximos años: más proyectos conjuntos, más responsabilidad conjunta”.

El ministro alemán ha estado secundado por el secretario de Estado de Defensa, Benedikt Zimmer, el máximo responsable de Airbus Defence and Space GmbH, Michael Schoellhorn, y la embajadora de Alemania en Madrid, Maria Margarete Gosse. Al tener el FCAS una importancia transcendental para reforzar el tejido empresarial de defensa español, al encuentro institucional-industrial han asistido el presidente ejecutivo de Tecnobit, Lluis Furnells, el presidente de Sener, Andrés Sendagorta, y el presidente de Indra, Marc Murtra. 

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