El Fondo Europeo de Defensa riega con cientos de millones más de 40 proyectos de I+D con participación española
El tejido español de industrias de defensa y tecnologías de doble uso ha obtenido un muy buen resultado en la primera convocatoria de Bruselas para acceder a las ayudas del Fondo Europeo de Defensa o EDF ‒European Defence Fund‒ que premia los mejores proyectos colaborativos.
En 42 de los 61 consorcios multinacionales que han resultado adjudicatarios de las aportaciones del EDF participan una, dos, tres, cuatro y hasta cinco grandes, medianas o pequeñas compañías españolas e incluso hay universidades, como la de Alcalá, Coruña, Murcia, Sevilla, Zaragoza, Politécnica de Madrid. Bruselas ha puesto en valor la presencia de PYMES, que están presentes en el 43 por ciento de las iniciativas que se han alzado con la victoria, a las que van dedicadas el 18 por ciento de las ayudas.
El resultado final es que más de 60 compañías e instituciones nacionales van a recibir toda una lluvia de fondos procedente de los cerca de 1.200 millones de euros ‒exactamente 1.167 millones‒ que la Unión Europea dedica para financiar proyectos de cooperación de investigación y desarrollo (I+D) en materia de defensa. Las cantidades concretas se conocerán hacia finales de año, cuando Bruselas suscriba los contratos definitivos con cada uno de los consorcios. Su experiencia en proyectos internacionales ha avalado el éxito alcanzado a escala europea.
La campeona nacional es Indra, que está inmersa en 19 proyectos diferentes y que ha logrado “alinear todas las propuestas clave con su estrategia de negocio”, afirma. Su consejero delegado, Ignacio Mataix, califica el resultado obtenido de “rotundo éxito” y el “cada vez más crítico papel que la digitalización juega en la evolución del sector de la defensa”.
Un proyecto liderado por Indra al que la tecnológica española concede gran importancia es Eu-Guardian, que está dedicado a aplicar la inteligencia artificial para detectar y responder a los ciberataques. Participa la Universidad de Murcia, dos entidades de Italia, otras dos de Bulgaria, una por parte de Estonia, Lituania y Polonia, a las que se suma Airbus CyberSecurity de Francia. La totalidad del proyecto está financiado con 13,46 millones de euros.
Para grandes, pequeñas y medianas
GMV forma parte de siete proyectos, Navantia de seis, Sener Aeroespacial y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) están presentes en cinco. Airbus Defence and Space España e Instalaza en tres cada una. Escribano Mechanical & Engineering, Integrasys, la Fundación Tecnalia, Tecnobit y Thales Programas participan en dos consorcios. La aragonesa Arpa también forma parte de dos agrupaciones industriales. En una de ellas ‒cuyo acrónimo es Nomads‒ ejerce el liderazgo para desarrollar tecnologías que consigan almacenar sistemas energéticos que se puedan utilizar en el campo de batalla.
Una consultora especializada en coordinar las capacidades de diferentes empresas y una universidad llaman la atención por haber logrado capitanear los tres proyectos que han presentado. Gerardo Sánchez Revenga, presidente de Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas (AESMIDE), realza los dos logros de Ghan, una pequeña consultora que desde hace años es la responsable de la gestión del vestuario que proporcionan 13 empresas al Ejército de Tierra español.
Gahn coordina la labor de otras 3 compañías españolas, dos italianas y una rumana para poner a punto el proyecto Mi Sharp, que va a intentar poner a punto una nueva vía de entrenamiento en tácticas, técnicas y procedimientos para helicópteros. En otra iniciativa (Sholfeas), Gahn lidera los trabajos de otras dos empresas españolas, dos italianas y una eslovena para desarrollar una nueva familia de lanzadores portátiles de misiles y cohetes que se puedan disparar desde el hombro, incluidos sus equipos de simulación.
Al frente de instituciones de Alemania, Francia, Italia y Eslovenia la Universidad de Zaragoza aspira a sacar a flote el proyecto Enlighten, que consiste en hacer realidad tecnologías disruptivas de utilización en dispositivos de detección electro-ópticos que permitan visualizar escenas detrás de obstáculos. La primera oleada de las ayudas concedidas por Bruselas se concentra en 15 áreas. La que se lleva la parte del león es la relacionada con el futuro sistema de combate de nueva generación NCWS/FCAS, que por su gran relevancia y efecto tractor suma 189,8 millones de euros en ayudas.
La segunda área con mayor cantidad de fondos es la dedicada al combate terrestre, que cuenta con 154,7 millones. Con cuatro proyectos aprobados, uno de ellos es Commands (24,84 millones), capitaneado por Sener Aeroespacial. Contribuye Santa Bárbara Sistemas, Indra y compañías de Alemania, Chequia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Polonia y Suecia. Su finalidad es desarrollar capacidades para sistemas terrestres inteligentes y cooperativos, tanto tripulados como no tripulados.
El tercer lugar del pódium lo ocupan tres proyectos vinculados con el combate naval, para los que se han destinado 103,5 millones. En todos está presente Navantia, que asume el liderazgo en el bautizado Edinaf ‒dotado con 29 millones de euros‒, que está dedicado a desarrollar la arquitectura de un buque digital y la estandarización de sus interfaces.
En Edinaf participan Indra, Aertec Solutions, la Universidad de Coruña y otras 25 compañías de Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Noruega, Suecia y Países Bajos. Navantia también goza de una gran presencia en la iniciativa de la corbeta europea, cuya coordinación está en manos del astillero italiano Fincantieri, uno de los socios de la asociación estratégica franco-italiana Naviris que también forma parte del proyecto.
El cuarto puesto en volumen económico ‒100 millones de euros‒ es para el ámbito de misiles y la defensa aérea. El único programa aprobado para cubrir esté campo está encabezado por la empresa española Sener Aeroespacial, que coordina el trabajo de sociedades de la importancia de la alemana Diehl, la noruega Nammo y la sueca Ruag Space, junto con las españolas Escribano, GMV, Instalaza, INTA y Navantia.
En su conjunto, los proyectos dedicados a las cuatro áreas de I+D citadas acaparan 548 de los 1.167 millones de euros, lo que supone casi la mitad ‒el 46,96 por ciento‒, de los fondos totales concedidos. Las otras 11 áreas subvencionadas por Bruselas son energía y medio ambiente (con 82,8 millones); superioridad de la información (70); transformación digital (68,5); tecnologías disruptivas (64,5).
Completan el capitulado las áreas dedicadas a concebir respuestas médicas frente las armas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares (57,8); espacio (49,4); movilidad y protección (49,1); sensores (38); ciber (37,9); y materiales y componentes, capitulo al que se han asignado 34,6 millones. Una última área transversal es la correspondiente a convocatorias no temáticas que aporten soluciones de defensa innovadoras y orientadas al futuro, a la que se dedican 66,7 millones de euros.
A la primera convocatoria presentaron 142 proyectos de I+D de otros tantos consorcios industriales, pero solo 61 han sido elegidos, con preeminencia de la industria francesa. La segunda se abrió a finales de mayo, concluirá el próximo diciembre y asciende a 924 millones de euros. Para el comisario europeo de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, la cooperación europea en materia de defensa propicia que “gastando de forma colectiva gastemos mejor (…) con independencia del tamaño de las industrias y de los Estados”.
