El futuro de Europa
Coincidiendo con el Día de Europa, la Unión Europea ha celebrado en Estrasburgo la Conferencia sobre el Futuro de Europa (CoFE). Este evento es tan solo el principio de una serie de debates donde se anima a los ciudadanos europeos a participar en el diseño de una nueva comunidad europea. La Conferencia sobre el Futuro de Europa se anunció a finales de 2019, pero a causa de la pandemia del coronavirus no se ha podido inaugurar antes.
Este evento ha estado encabezado por el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli; el primer ministro portugués, Antonio Costa y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Desde el principio del evento se ha animado a los ciudadanos europeos a participar en la Conferencia expresando sus ideas u opiniones bajo la etiqueta #ElFuturoEsTuyo.
El presidente francés ha sido el encargado de iniciar la ronda de discursos de los cuatro líderes europeos. Macron, considerado el “padre” de la Conferencia, comenzó señalando la importancia de Estrasburgo. “Estrasburgo es el símbolo vivo de la Europa que dio la espalda a la guerra”, declaró el presidente galo. El discurso de Macron giró, sobre todo, en torno a la pandemia del coronavirus. Aunque en lugar de hacerlo desde una perspectiva pesimista, intentó mostrar los aspectos positivos y las lecciones que podemos sacar de esta crisis. Durante estos meses el modelo europeo se ha refirmado y se ha impulsado la solidaridad de Europa a través de proyectos como Covax. El presidente francés ha pedido a los ciudadanos que sigan siendo optimistas y ambiciosos.
Macron ha enumerado algunos desafíos que se abordarán en la Conferencia, como la defensa de la soberanía del espacio europeo y la democracia, a la que “debemos guardar como un tesoro”. También aludió al cambio climático, una de las cuestiones centrales de la Conferencia. Para finalizar su intervención, Macron se ha comprometido con los resultados de esta ronda de debates que modificarán el funcionamiento de la UE.
David Sassoli, alegre por volver al Parlamento Europeo, órgano europeo que dirige, se ha centrado en las lecciones que la UE puede sacar de esta crisis sanitaria. “El coronavirus nos ha enseñado que todos somos una pieza del mismo engranaje”, aseguró Sassoli.
El político italiano ha expresado su deseo por mejorar los funcionamientos de la UE, basándose siempre en “los valores europeos”. Ensalzando la democracia del continente, ha aludido al autoritarismo, “muy presente en la escena internacional”. También ha recordado el asalto del Capitolio estadounidense en enero. “La democracia se construye todos los días, es un sistema frágil”, declaró.
Llegó el turno Antonio Costa. El primer ministro portugués encaminó su discurso basándose en un poema del escrito luso Luís de Camões. Costa se expresó en tres lenguas durante su intervención, en señal a la diversidad lingüística de la comunidad europea. Este aspecto ha sido destacado por el político portugués, recordando las nuevas incorporaciones a la UE que han aportado más diversidad cultural. “Hemos avanzado mucho en nuestra unión, pero todavía estamos por debajo de lo necesario”, subrayó Costa. Otra prioridad es situar a los ciudadanos en el debate sobre la UE.
Costa ha expresado su satisfacción por la opinión de los ciudadanos respecto a la gestión del coronavirus. Según un Eurobarómetro, la respuesta de Bruselas a la pandemia ha situado a la UE en una posición de confianza máxima entre los ciudadanos. “Los europeos no se han sentido abandonados”, aseguró.
El primer ministro portugués mencionó temas que no se habían tratado todavía, como el desempleo juvenil, la crisis democráfica, el precario mercado laboral o la igualdad de género, expresión que causó controversia en la reciente Cumbre de Oporto.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cerró la ronda de discursos. Al igual que Sassoli, expresó su felicidad por volver al Parlamento Europeo, cerrado por la pandemia. Y, como Macron, señaló la importancia de la ciudad en la historia europea. Von der Leyen también hizo una referencia literaria y comenzó su intervención con una cita de un libro de Antoine de Saint-Exupéry, “amar no es mirar el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección”. En esta frase se baso su discurso, en la unidad y en la búsqueda de una visión compartida entre todos los europeos. La presidenta hizo hincapié en el cambio climático y en las consecuencias que puede tener. “Nos jugamos tanto como en 1950, cuando Europa estaba devastada por la guerra. Porque el cambio climático puede ser tan destructivo como la guerra”, advirtió von der Leyen.
Posteriormente, llegó el turno de los ciudadanos. Varios europeos tuvieron la oportunidad de hacer preguntas al eurodiputado Guy Verhofstadat, a la vicepresidenta de la Comisión Europea para la Democracia y Demografía Dubravka Suica y Ana Paula Zacarias, secretaria de Estado para Asuntos Europeos de Portugal. Entre los intereses de los ciudadanos estuvieron presentes la cultura, el cambio climático, la diversidad o la democracia. En esta ronda de preguntas Verhofstadat aludió al “autoritarismo” de China y Rusia. El eurodiputado clasificó a Rusia como un “estado policial” y presentó la idea de un ejército europeo, una posibilidad que ha sido planteada en varias ocasiones.
Han pasado 71 años desde que Robert Schuman, ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció la declaración que lleva su nombre. En ella se proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero, lo que daría paso años más tarde a la Unión Europea.
Esta comunidad se fundó sobre una Europa de posguerra que todavía luchaba por superar los estragos que causó la contienda. Una Europa que, después de dos fatídicas guerras, necesitaba construir un proyecto común con el objetivo de no volver a caer en la violencia. “La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan”, declaró Schuman el 9 de mayo de 1950.
Ahora, 71 años después, el proyecto europeo está consolidado y busca medidas para afrontar el futuro y sus desafíos actuales. Un plan con el que habían soñado políticos como Schuman, Konrad Adenauer o Joseph Bech. No obstante, también hubo mujeres pioneras en el proyecto europeo. Como Ursula Hirschmann, fundadora el Movimiento Federalista Europeo y la asociación Mujeres por Europa; o Marga Klompé, primera mujer miembro de la Asamblea de la CECA y precursora del Parlamento Europeo.
Europa ha cambiado. Ya lo hizo después de la crisis económica de 2008, creando divisiones entre Estados miembros. La crisis de refugiados también ha causado una brecha en Bruselas, donde se vivieron momentos de confrontación debido a las discrepancias de la política migratoria. La Unión Europea ha tendido a dividirse en los momentos donde debía estar más unida. Lo mismo ocurre con la pandemia del coronavirus. No obstante, esta vez parece ser diferente porque los líderes europeos, por fin, han otorgado relevancia a la opinión de la ciudadanía. Para que esta Conferencia triunfe, no solo los políticos deben poner de su parte, sino también los ciudadanos, a los que se les anima a participar para crear un nuevo futuro europeo. No obstante, Bruselas tiene que cumplir con su compromiso y poner sobre la mesa las peticiones de los europeos. Si la Unión Europea aspira a convertirse en una comunidad democrática y libre que sea un modelo a seguir a nivel mundial, debe escuchar a sus ciudadanos. No basta con prometerlo, deben cumplirlo para que esas promesas no se conviertan en papel mojado.
