El país del Golfo atraviesa desde hace décadas un estancamiento político que le impide acometer las reformas necesarias para superar la crisis económica

El Gobierno de Kuwait dimite en bloque para resolver el bloqueo institucional

photo_camera PHOTO/AGENCIA DE NOTICIAS DE KUWAIT - El Emir de Kuwait Nawaf al-Ahmad al-Sabah y el príncipe heredero, el Jeque Meshal al-Ahmad Al-Jaber al-Sabah

El Gobierno de Kuwait ha dimitido en bloque este lunes, según recoge la agencia de noticias estatal KUNA. El primer ministro, el jeque Sabah Al-Jalid Al-Sabah, presentó su renuncia al emir Nawaf Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabah en el Palacio Real ante el persistente bloqueo institucional impuesto por el poder legislativo. Una petición de dimisión que todavía no ha recibido respuesta oficial por parte del emir pero que, en caso de ser aceptada, se convertiría en la segunda que presenta un Ejecutivo liderado por Al-Jalid en lo que va de año.

Kuwait atraviesa un periodo de inestabilidad política provocada por la ruptura frontal entre el Gobierno y la Asamblea Nacional. El Ejecutivo anterior dimitió de sus funciones en enero, un mes después de constituirse, y el nuevo gabinete tomó posesión en marzo gracias a un decreto del emir, pero no mejoró sus resultados en sede parlamentaria. Mientras, el jeque Sabah Al-Jalid Al-Sabah dilata desde 2019 su presencia al frente del Gobierno.

Las elecciones legislativas celebradas el 5 de diciembre beneficiaron a las candidaturas islamistas y bloquearon el acceso de las 30 mujeres que aspiraban a ocupar una plaza en la Asamblea. Un factor que amplió la autonomía del Parlamento sin ni siquiera contar con una base de partidos al uso ya que, del total de 50 escaños, la oposición controla 24, una posición que le permite paralizar las medidas impulsadas desde el poder ejecutivo. De ahí que el Gobierno se haya mostrado incapaz de sacar adelante sus propuestas.

El Parlamento exige, además, la comparecencia de varios ministros para explicar la gestión de la COVID-19 y diversos casos de corrupción que han cercado a la cúpula del Gobierno. La Cámara busca interrogar en concreto al jefe del Ejecutivo, Sabah Al-Jalid, sin embargo, el primer ministro aprobó en marzo una moción de dudoso carácter constitucional que aplaza hasta finales de 2022 su rendición de cuentas ante la Cámara.

Parlamento Kuwait

La carta de dimisión presentada por el propio Al-Jalid parte con el objetivo de abrir un diálogo nacional que facilite una reestructuración del Gobierno. Un lavado de imagen que consiga limar asperezas con la oposición y aprobar las medidas que necesita el país para recuperar la economía después de un año marcado por el descenso récord de los precios del petróleo. Factor que lastró a la hacienda kuwaití, dependiente del ‘oro negro’ y con serios problemas para diversificar sus actividades comerciales.

La dimisión del Gobierno se ha producido horas después de la aprobación de un decreto de amnistía por parte del emir. El jefe del Estado invocó el artículo 75 de la Carta Magna kuwaití para otorgar el indulto a un grupo de 70 disidentes políticos represaliados por el régimen. La decisión, adoptada después de unas arduas negociaciones entre el emir, altos cargos del Gobierno, el presidente de la Asamblea Nacional y tres diputados de la oposición, busca desatascar el bloqueo político en que está sumido Kuwait desde hace una década.

Las altas instancias del régimen kuwaití responden de esta forma a una situación que podría desembocar en el estallido de una nueva crisis política de características similares a la vivida en 2012, año en que el Estado del Golfo atestiguó manifestaciones masivas y dos elecciones. Una senda que la familia real quiere evitar a toda costa y que generaría una inestabilidad de la que podría contagiarse toda la región. En aquel año, el ingreso de líderes islamistas y tribales al Parlamento empujó al emir a disolver la Cámara

Por este motivo, la dimisión del Gobierno y la concesión del indulto son medidas complementarias que buscarían destensar el diálogo con la oposición. Entre los indultados se encuentran una docena de activistas y legisladores, que abandonaron el país para con destino Turquía después de ser condenados en firme por asaltar el edificio de la Asamblea Nacional durante una protesta contra la corrupción en 2011. Un periplo de turbulencias políticas en el país del Golfo enmarcado en el contexto de las Primaveras Árabes.

Parlamento Kuwait

No obstante, Kuwait se caracteriza por ser uno de los Estados del Golfo menos represivos. Y es, con diferencia, uno de los países que más prerrogativas otorga a la sociedad civil de la región, aunque muestra hostilidad a las ideas de libertad de expresión y libre asociación. Y es que, desde principios del siglo XX, en Kuwait han existido organismos que ejercían una función similar a un Parlamento al uso. Por lo que, desde su instauración definitiva en 1992, la disolución de la Asamblea siempre ha ido seguida de nuevas elecciones.

En este sentido, el Parlamento kuwaití cuenta con la capacidad de aprobar y bloquear leyes, interrogar a los ministros y presentar votos de censura contra altos funcionarios del Gobierno. Y, aunque la Constitución no permita los partidos políticos, el sistema es visto por una parte de la ciudadanía como una mejora ostensible en comparación con las estructuras políticas por las que están regidos sus vecinos. Todo ello a sabiendas de que el organigrama de poder en Kuwait tiene fallos de bulto. El más importante es, quizá, el antagonismo entre instituciones.

Kuwait no es una monarquía absolutista ‘de iure’, pero con plenos poderes ‘de facto’ para el monarca. Nawaf Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabah ejerce el poder con escasas restricciones. La figura del emir actual, que sustituyó a su difunto hermano en septiembre de 2020, es discreta. Ocupó en dos ocasiones el Ministerio del Interior y ejerció como titular de la cartera de Defensa cuando se produjo la invasión de Sadam Husein a principios de los años noventa. De la misma forma que la mayoría de la familia real kuwaití, abandonó el país durante la ofensiva iraquí. Su recorrido burocrático ha tenido un perfil bajo, y su condición de plenipotenciario podría verse afectada por la apremiante erosión del régimen.

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