El primer ministro israelí abordó junto a Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional estadounidense, la amenaza regional iraní, así como las posibles medidas para extender los Acuerdos de Abraham al Reino wahabita

El Gobierno de Netanyahu busca la normalización de relaciones con Arabia Saudí

photo_camera PHOTO/ARCHIVO - Primer ministro del Estado de Israel, Benjamin Netanyahu

El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, viajaba esta semana hasta Israel para convertirse en el primer alto funcionario estadounidense en visitar el territorio hebreo desde el nombramiento del nuevo primer ministro Benjamin Netanyahu y su Gobierno –considerado el más derechista y ortodoxo de la historia del país–, en diciembre del pasado 2022. Una visita que llega justo después del fallo del Supremo israelí por el que destituía del cargo al ministro de Interior y Sanidad del nuevo Ejecutivo, Aryeh Deri, a causa de sus múltiples condenas por fraude fiscal.

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El miércoles 18 de enero, Sullivan se reunió con el presidente de Estado israelí, Isaac Herzog –una especie de intermediario entre el Ejecutivo de línea dura de Netanyahu y la Administración Biden–, con quien habló “de la sólida asociación entre Israel y los Estados Unidos, como algo interpartidario e intergubernamental, así como de las posibles maneras de profundizar en la cooperación estratégica”, explicó el mandatario hebreo. 

Sin embargo, son las crecientes preocupaciones internacionales por las políticas del nuevo Gobierno israelí hacia los palestinos de la Cisjordania ocupada (debido a que el gabinete ejecutivo se encuentra conformado por varios ministros abiertamente supremacistas judíos y antiárabes) las que parecen representar uno de los puntos centrales del viaje de Sullivan. Y es que el encuentro podría servir para preparar una posible visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a finales de este mes, donde –se rumorea– se esclarecerían las intenciones de Netanyahu para con el pueblo palestino. 

Mientras, en su cara a cara de este jueves con el primer ministro Netanyahu, en Jerusalén, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ha abordado “los próximos pasos en la profundización de los Acuerdos de Abraham y de la ampliación del círculo de paz, con especial énfasis en un avance con Arabia Saudí”, según ha hecho público un comunicado emitido por la oficina de prensa del jefe de Gobierno israelí. 

Cuestión sobre la que tanto las autoridades norteamericanas, como las israelíes, comparten punto de vista. Ambas abogan por una extensión de los Acuerdos de Abraham –para la normalización de relaciones– como la garantía para la estabilidad y pacificación regional. Lo que respalda, también, el primer ministro británico Rishi Sunak, que este mismo jueves contactó por llamada telefónica con Netanyahu para felicitarle por el cargo, avanzar en sus relaciones y reafirmarle el apoyo de Reino Unido al plan de normalización diplomática con los países árabes. 

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En este sentido, la amenaza regional representada por Irán fue otro de los puntos clave en la agenda de Sullivan y Netanyahu. Ambos expresaron sus temores ante la situación del país persa, sumido en una grave crisis social, con una gran represión, y que podría seguir avanzando en su programa nuclear mientras el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) sigue sin reactivarse. Pero, tras la llegada del nuevo Gobierno israelí, lo que se teme también es la posibilidad de una escalada en la retórica del conflicto que termine por desestabilizar aún más la región. 

Así, al encuentro con Netanyahu se ha sumado la reunión de Sullivan con el ministro de Exteriores Eli Cohen, aunque el funcionario estadounidense ha evitado cualquier contacto con otros ministros de corte más derechista radical, como el titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir (quien hace pocas semanas realizó una polémica visita al tercer lugar más sagrado para los fieles musulmanes: la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén), o el de Finanzas, Bezalel Smotrich (partidario de la anexión de la Cisjordania ocupada), ampliamente conocidos por sus discursos antiárabes, así como con otras facciones ultraortodoxas del Gobierno. 

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A medio camino entre Israel y Palestina

Además, Sullivan se ha dirigido –también este jueves– hasta la ciudad palestina en el centro de la Cisjordania ocupada, Ramallah, donde se ha reunido con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas

La postura de Washington con respecto a la situación palestino-israelí es clara desde el comienzo: “Estados Unidos seguirá apoyando la solución de dos y oponiéndose a las políticas que pongan en peligro su viabilidad”, decía el presidente Joe Biden tras el nombramiento oficial de Netanyahu el pasado mes de diciembre. “[Esperamos que el nuevo Gobierno] brinde igualdad de oportunidades, de seguridad, de prosperidad y de dignidad, tanto para los israelíes como para los palestinos”, sostenía, por su parte, el secretario de Estado Antony Blinken. Sin embargo, la posterior afirmación de que se juzgaría al Ejecutivo de Netanyahu por las políticas que implementen de ahora en adelante, y no por las personalidades que lo integran, podría poner en entredicho las declaraciones de los altos funcionarios estadounidenses. 

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Mientras, para el Reino wahabita de Arabia Saudí –con el que Israel pretende normalizar relaciones diplomáticas– la cuestión palestino-israelí representa también una línea roja. Y es que, pese a que las reuniones entre altos cargos saudíes e israelíes no son ningún secreto en la escena política de Oriente Medio, el Reino (adalid del islam en el mundo árabe) considera que su posible adhesión a los Acuerdos de Abraham está supeditada a una resolución real del conflicto. Algo que el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, reafirmó este miércoles, una vez más, cuando instó al Ejecutivo de Israel a comprometerse seriamente con la búsqueda de una solución.  

 Coordinador América: José Antonio Sierra

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