Saif el Islam al Gadafi rompe su silencio en una entrevista con "The New York Times"

El hijo de Gadafi se perfila como candidato a las presidenciales en Libia

photo_camera AFP - Saïf al-Islam, hijo predilecto y sucesor de Muamar Gadafi.

El 17 de febrero de 2011, Libia vivía lo que se denominó el Día de la Ira, y que dio paso a una oleada de manifestaciones, protestas y enfrentamientos, enmarcadas en lo que se denominaron primaveras árabes, y que tenía el objetivo de derrocar el régimen de Gadafi, el Gobierno de la Gran Yamahiriya. Las revueltas resultaron satisfactorias en ese sentido, el régimen de Gadafi no solo cayó, sino que el mandatario libio fue ejecutado a finales de ese año en un el último reducto que sus partidarios tenían en la localidad de Sirte. 

Más de 9 años después del final de la guerra libia, Seif el Islam, hijo del dictador Muamar al Gadafi y antiguo presunto heredero, no ha renunciado a dirigir el país. Saif el Islam al Gadafi, y cuyo paradero se desconocía desde hace años, se encuentra en Libia y ha roto su silencio en una entrevista publicada por "The New York Times", en la que alimenta los rumores que apuntan a que aspira a ser el próximo presidente del país.

REUTERS/GORAN TOMASEVIC - Un combatiente rebelde sostiene una bandera del Reino de Libia y un cuchillo durante un bombardeo de soldados leales al líder libio Muamar Gadafi en una batalla cerca de Ras Lanuf, el 4 de marzo de 2011

En lo que el periódico presenta como el primer contacto con un periodista extranjero en una década, Al Gadafi describe el tiempo que pasó como prisionero tras la caída del régimen en 2011 y ofrece su visión sobre la situación del país, víctima del caos y la guerra civil desde entonces.

En 2011, tras cuatro décadas de poder indiviso, Muamar Gadafi y sus familiares cayeron ante una revuelta popular, eliminados, encarcelados u obligados a exiliarse. Tres de los hijos de Gadafi habían sido asesinados, pero el destino del cuarto, Seif al-Islam, considerado durante mucho tiempo el sucesor de su padre, seguía siendo un misterio. Seif el Islam, fue capturado en la ciudad meridional de Sebha por las milicias de Zintan el 19 de noviembre de 2011, un mes después del asesinato a golpes de su padre en la ciudad central de Sirte, cuando al parecer trataba de huir del país a través de la frontera con Níger, y trasladado a Zintan.

REUTERS/ASMAA WAGUIH  -   Una pancarta rota que muestra a Muammar Gaddafi se ve en un edificio durante los enfrentamientos entre los combatientes anti-Gaddafi y las fuerzas de Gaddafi en Sirte el 12 de octubre de 2011

En 2015, tras un juicio muy criticado en el cual no participó, había sido condenado a muerte por un tribunal de Trípoli, sentencia que no fue reconocida por sus captores, que siempre se negaron a entregarlo tanto a las diferentes autoridades en la capital como al tribunal internacional. Desde julio del pasado año vivía en un régimen de semi libertad, controlado aún por las milicias de Zintan, aliadas del mariscal Haftar, pero con libertad para recibir a todo tipo de visitantes. Designado jefe de las tribus del oeste de Libia, ha formado una plataforma de nostálgicos del antiguo régimen muy activos en Túnez y en el oeste de Trípoli, desde la que se pide el regreso al poder de la familia Al Gadafi como única vía para solventar la crisis que atraviesa el país, según desvela el "Times", continúa residiendo en esa zona, adonde un periodista de este medio se desplazó para hablar con él en persona, y donde los que fueron sus captores ahora son sus "amigos", según asegura.

Una de las polémicas que rodea al hijo del dictador libio fue asegurar que Libia financió la campaña electoral de 2007 del actual presidente francés, Nicolas Sarkozy. Todo partió de una investigación periodística impulsada en julio de 2011 en el diario digital Mediapart, por  los periodistas Fabrice Arfi y Karl Laske. En marzo y abril de 2012 publicaron sendos reportajes sobre la base de un documento proporcionado por exdirigentes libios en la clandestinidad, escrito en árabe y datado en diciembre de 2006, en el que se afirmaba por parte de los servicios secretos del país que existía “un principio de acuerdo” para ayudar a Sarkozy en su carrera hacia el Elíseo. El dossier llevaba la firma de Musa Kusa, que estuvo 15 años al frente de los servicios de inteligencia libios y considerado el cerebro del atentado en Lockerbie en 1988 y contra un avión francés en Niger en 1989.

REUTERS/BOB STRONG - Tumbas de los rebeldes libios muertos en la lucha contra las fuerzas gubernamentales de Muamar Gadafi se alinean en la ladera de una colina en Nalut, en las montañas occidentales de Libia, el 3 de agosto de 2011

Sin embargo, el político francés mantuvo durante un tiempo, como muchos otros dirigentes europeos y africanos, una ambigua posición de ambivalencia con respecto a Gadafi. Visitaba el país, acudía a sus festejos, pero luego, durante la operación de la OTAN para su derribo en otoño de 2011, fue un firme activista, como él mismo y sus colaboradores se han encargado de recordar ahora para confrontar esta situación inédita.

En la conversación no confirma los rumores de si se presentará a los comicios previstos para el próximo diciembre, pero deja claro que se ve como líder de un movimiento capaz de reunificar el país y que está preparando su retorno. Al Gadafi defiende que las distintas figuras que en los últimos años han encabezado Libia temen a las elecciones y están en contra de un "gobierno que tenga legitimidad de parte de la gente". Sin embargo, por ahora no parece interesado en lanzarse abiertamente a la escena política: "He estado lejos de los libios durante diez años", señala.

LPHOTO/AFP - Los libios conmemoran el 17 de febrero el décimo aniversario del inicio de la revolución que derrocó al dictador Muamar Gadafi, una ocasión pírrica para muchos, en un país aún sumido en el caos

Doctorado en la London School of Economics en 2008, Seif al Islam se convirtió en esos años en la cara amable del régimen de Al Gadafi y en un posible sucesor bien conectado en el Reino Unido e Italia que trataba de sostener el intento de la reconciliación de su padre con la comunidad internacional. Una política que mantuvo en los primeros meses del estallido de la revolución libia y la intervención de la OTAN al ofrecer la celebración de elecciones, oferta que fue rechazada por los rebeldes.

A pesar de los avances hacia una solución política para Libia tras una década de violencia y caos, la mayor parte del país sigue controlada por grupos armados, la corrupción es galopante y las potencias externas implicadas en el conflicto no se han retirado. Desde el pasado marzo, el poder está en manos del Gobierno Nacional de Unidad (GNU), elegido por el Foro para el Diálogo Político de Libia (FDPL), un organismo no electo creado por la ONU al margen de los gobiernos hasta entonces enfrentados y que debe unificar el país, mantener el alto el fuego y conducirlo hasta las próximas elecciones. 
 

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