Existen hechos como el fenómeno migratorio marroquí y las leyes de delimitación marítima alauí que se parecen a la “guerra simbólica” desarrollada en los medios de comunicación sobre el islote de Perejil

El islote de Perejil, lecciones aprendidas: “La propaganda por el hecho”

El islote de Perejil, lecciones aprendidas: “La propaganda por el hecho”

Han pasado 19 años desde la última disputa diplomática entre España y Marruecos. El islote de Perejil fue causa suficiente para que el Estado español - desde la llegada de la democracia tras la muerte de Franco en 1975 y la Marcha Verde – tuviera que hacer uso de las FAS para defender su soberanía nacional sobre el territorio.

No obstante, hoy en día se están produciendo acontecimientos como el fenómeno migratorio marroquí y las leyes de delimitación marítima alauí que guardan similitudes con la verdadera “guerra simbólica” desarrollada en los medios de comunicación y ‘mass-media’ sobre el islote de Perejil.

Si echamos la vista atrás, “la propaganda por el hecho” ha demostrado ser uno de los instrumentos políticos más eficaces. Sin embargo, como instrumento de presión y mal gestionado puede derivar en un verdadero conflicto.

Introducción

¿Qué tienen que ver las actuales relaciones bilaterales entre España y Marruecos con las acontecidas en 2002? ¿Qué importancia tiene actuar de manera proactiva para no volver a caer en los mismos errores?

Nos gustaría que no se vea en este análisis desesperanza alguna. Sucede que elegimos ver el vaso medio vació como sana costumbre crear ideas que permitan seguir llenándolo.El islote de Perejil, lecciones aprendidas: “La propaganda por el hecho”

El islote de Perejil

Los hechos

El 11 de julio de 2002 doce gendarmes marroquíes se instalaron en el islote Perejil, conocido como Laila en árabe y Tura en bereber. Tales hechos originaron un conflicto diplomático entre España y Marruecos que transcurridos cinco días derivaría en la operación militar Romeo Sierra por la que el Estado español, por primera vez desde el inicio de la era democrática, se vio obligado a defender su soberanía.

Discurridas casi dos décadas se ha demostrado que tanto la ocupación marroquí, la operación militar española y todas las repercusiones mediáticas que acarreó, no pueden ser catalogadas como un acto bélico en sí.

El islote de Perejil es un terreno deshabitado con escaso valor situado a apenas 200 metros del continente africano y a menos de 10 kilómetros de la ciudad de Ceuta. La isla, que cuenta con una extensión aproximada a cinco campos de fútbol, fue el origen de una crisis que explotó en un acontecimiento mediático. Más allá de la enorme relevancia que tuvo en Marruecos y España, la disputa se extralimitó al ámbito internacional. Tanto los ‘mass-media’ nacionales como internacionales se focalizaron en el suceso, dejando en la sombra incluso acontecimientos de mayor relevancia como la coetánea guerra de Afganistán iniciada en 2001.
Lo sucedido en el año 2002 fue un conflicto, que visto con perspectiva, se asemejaría más a una “guerra por la información”. A nivel nacional las posiciones con respecto a las disidencias fueron variadas y estuvieron divididas.

Por un lado, diarios españoles como El Mundo apostaron por una defensa férrea a favor de la soberanía española de Perejil e interpretaron la ocupación marroquí como una agresión ante la cual España se encontraba en su pleno derecho de intervenir militarmente haciendo uso de la legítima defensa.

En la otra parte aparecieron medios de comunicación como El País, qué defendiendo los mismos valores, apostaban por una solución diplomática frente a la actuación militar. La operación fue definida como “desproporcionada” a la vez que se presumía de pulcritud, transparencia, diafanidad y eficiencia militar.

No obstante, a diferencia de la diversidad de opinión interna en España, los medios de comunicación marroquíes mantuvieron una posición que parecía estar en sintonía. Los titulares de revistas de renombre, como Le Maroc Hebdo, se centraron en categorizar a la respuesta española de asimétrica y desequilibrada. En esa semana los noticieros marroquíes criticaron la soberanía española sobre Ceuta y Melilla considerándola simple memoria colonial.

Los balances de intereses en cuanto al islote de Perejil iban más allá de la soberanía sobre el territorio, que, en realidad, poco importaba a ambos Estados debido a su escaso valor a todos los niveles. La parte que saldría victoriosa del conflicto diplomático sería aquella que consiguiera recabar mayor amparo y defensa internacional, un informe favorable por parte de las organizaciones supranacionales y un juicio favorable de la opinión pública.

La intervención militar que se desarrollaría en pocas horas daría para largo. El hecho por el que se ha calificado al conflicto de Perejil como “guerra simbólica” o “guerra por la información” se debe a la repercusión que tuvieron los hechos tanto a nivel institucional como en los medios de comunicación. Desde diferentes posturas aparecieron numerosos actos reivindicativos, declaraciones, escenarios simbólicos, alegaciones y contra-alegaciones con intención de alcanzar los tres objetivos mencionados en el punto anterior, sobre todo, el apoyo internacional.

AP/JAVIER FERGO - El Ejército español toma posiciones mientras personas procedentes de Marruecos llegan a territorio español junto a la frontera de Marruecos y España, en el enclave español de Ceuta
La propaganda

El instrumento central, que hasta el momento no había sido aplicado de manera habitual por ninguna de las partes, fue “la propaganda”. Como bien es conocido, esta es una herramienta que puede ser aplicada en diferentes ámbitos como el comercio, la política o la sociología entra tantas otras. Se trata de una forma de comunicación antiquísima cuyo único fin es influir en la actitud de una comunidad hacia algo.

Entre las diferentes modalidades de propaganda existe una de gran eficacia como es la “propaganda por el hecho”. La propaganda por los hechos nació en 1877 en Francia, a manos del terrorismo anarquista. El concepto empezó a emplearse basándose en la idea de que sucesos impactantes tendrían mucha mayor influencia sobre la clase trabajadora.

Es importante matizar que la propagada por el hecho no se efectúa esperando que se inicie una revolución, sino que son simples “actos de desafío a las autoridades”, capaces de ejercer una presión mediática que va más allá de la propaganda oral y escrita cuyo alcance e impacto es menor. Algo lógico ya que se ha podido comprobar que el impacto de una idea es muy superior si va acompañado por una acción que la respalde.

Con todo lo comentado, ante el desconocimiento de la estrategia marroquí, no podemos calificar los hechos como tal. Sin embargo, si se puede afirmar que la ocupación del islote tuvo consecuencias propias de la propaganda por el hecho.

AP/JAVIER FERGO  -   Alrededor de 6.000 personas habían cruzado hasta el martes por la mañana desde que comenzaron las primeras llegadas en la madrugada del lunes

Una vez efectuado “los hechos” la propaganda surtiría efecto. Ante lo acontecido, el mensaje de Marruecos constaría de cuatro ejes:

•    El primer eje que justificaba la intromisión fue considerar las actuaciones como una “operación policial de vigilancia” contra la inmigración y el terrorismo, algo rutinario.

•    El segundo pilar se centró en reivindicar tanto el islote, como Ceuta y Melilla, haciendo una comparativa con Gibraltar.

•    El tercer eslabón se focalizó en consolidar un discurso pacificador y mediador en el ámbito internacional, dejando a España es una posición comprometida con respecto a sus actuaciones.

•    Por último, el victimismo, finalizada la operación Romeo Sierra, Marruecos se presentó como víctima de una agresión y llegó a equiparar los hechos como una “declaración de guerra”.

De este modo, los medios de comunicación de Marruecos convirtieron los hechos en un eficaz medio de propaganda. Por su parte, España se dedicó a confutar la “propaganda” que venía desde Marruecos.

•    Ante la versión marroquí de una “operación policial de vigilancia rutinaria”, el Gobierno se esforzó en resaltar sus capacidades militares y de respuesta temprana ante una ocupación como la del islote.

•    En cuanto a Ceuta y Melilla, el Estado español aumento su seguridad en la zona.

•    Respecto a su afán pacifista, España se declaró en favor de esta dejando claro en todo momento la irrenunciabilidad de Ceuta y Melilla.

•    Por último y en lo referente al victimismo alauí, España mantuvo en todo momento que empleo la legítima defensa basada en una agresión previa.

En definitiva, la respuesta española fue efectiva a nivel nacional, ya que consiguió el apoyo de la mayoría de la población. En torno al 80% estaba de acuerdo con la intervención militar efectuada, del mismo modo que se mostraban a favor de mantener buenas relaciones con Marruecos.

Sin embargo, a nivel internacional los resultados fueron otros. En general, la prensa mundial acentuó el carácter irracional y localista del conflicto, dando mayor énfasis a otros temas de confrontación entre los países como la soberanía de Ceuta, Melilla y el Sáhara Occidental.

En Estados Unidos, donde la crisis se calificó de cómica, los medios de comunicación adoptaron una postura en favor de Marruecos acusando a España de actuar de manera prepotente e incitar a un sentimiento antioccidental por parte del mundo árabe.

En Europa, y tomando a Reino Unido y Francia como principales representantes, se mostraron condescendientes con España. Francia criticó fuertemente la torpeza alauí mientras que Reino Unido aprovecho la ocasión para reivindicar el Peñón de Gibraltar.

A fin de cuentas, la ocupación y la respuesta militar, originaron que España se presentase ante los focos internacionales recibiendo críticas innecesarias y reabriendo un debate zanjado años atrás sobre la soberanía de Ceuta y Melilla.

Hasta el momento España no se había mostrado abierta a debatir sobre la soberanía de las ciudades, sin embargo, tales hechos no solo presionaron al Gobierno español a pronunciarse, sino que consiguieron reabrir el debate a escala internacional.

AFP/ANTONIO SEMPERE - Nacionales marroquíes, en Melilla
Conclusiones

El conflicto de Perejil fue una “guerra simbólica” y una “guerra por la información” en la que España vio como su imagen quedaba dañada a nivel internacional y que además permitió que se reabrirá el debate sobre la soberanía de Ceuta y Melilla.

Por esta razón, y siendo congruentes con la historia, las actuales crisis bilaterales entre España y Marruecos - la crisis migratoria la delimitación de las aguas canarias, los yacimientos de fosfatos, los bancos canarios-saharianos de pesca y el reconocimiento del Sáhara Occidental - deben ser estudiadas y resultas con la mayor celeridad posible.

A finales del pasado año 2020 quedo aplazada La XII Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos para febrero de este 2021. Sin embargo, se ha vuelto a producir un nuevo aplazamiento alegando a situación epidemiológica y el calendario gubernamental. Al parecer existe poco margen de maniobra para concretar una cita en la que se rubricarán importantes acuerdos bilaterales.

El pasado mes de diciembre, ante la postura de la alineación de Unidas Podemos con el Frente Polisario y la exigencia de un referéndum de autodeterminación del Sáhara, el primer ministro de Rabat declaró: “Ceuta y Melilla son marroquíes como el Sáhara”.

No obstante, los problemas del presente suelen tener la solución en el aprendizaje obtenido de los contratiempos del pasado. La “guerra por la información” y el revés que supuso la “propaganda por el hecho” son una clase magistral de cara a la próxima RAN XII.

Pese a todo, también debemos tener en consideración la efectividad y determinación que demostró el rey emérito don Juan Carlos por elevar las relaciones entre las dos Casas Reales ante la crisis del perejil.

La fortaleza y vitalidad que caracteriza las relaciones hispano – marroquís, acentuada por una historia y cultura común, debe ser causa suficiente para que el conflicto se resuelva sin necesitad de emplear la propaganda y la intervención militar. Así pues, la próxima RAN debe ser el punto de partida para alcanzar un acuerdo sanador.

Artículo publicado en el Observatorio Internacional de Seguridad, Crimen Organizado y Terrorismo (OISCOT)

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