El Banco Mundial crítica duramente a la élite política del país en un informe donde analiza la situación económica

El Líbano entre las peores crisis económicas del siglo XXI

photo_camera AFP/ JOSEPH EID - El país está sumido en una crisis económica que ha provocado un aumento del desempleo y una espiral de precios, mientras que la moneda se ha desplomado hasta un nuevo mínimo con respecto al dólar en el mercado negro

El Líbano vive una de sus peores crisis económicas desde 2019, exacerbada por el bloqueo político que sufre el país desde la explosión del puerto de Beirut el pasado año. El incidente que acabo con la vida de al menos 200 personas precipitó la dimisión del primer ministro y de su Gobierno. Desde entonces, el Gobierno libanés aún no se ha reconstruido, lo que ha dificultado una recuperación económica.

La llegada de la pandemia provocada por la COVID-19 ha empeorado aún más esta situación, ya que las medidas sanitarias impuestas en el Líbano han provocado el cierre de numerosos comercios, así como un aumento del desempleo, sobre todo, entre la población más joven. Ante esta situación el Banco Mundial (BM) ha publicado su informe sobre la realidad en El Líbano y las expectativas no son nada halagüeñas.

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En su informe que ha titulado, “El naufragio del Líbano: las tres peores crisis mundiales”, clasifica a la crisis que está sufriendo el país entre las peores del mundo desde 1850. El documento explica que, desde hace más de un año y medio, El Líbano se enfrenta a una serie de retos combinados: su mayor crisis económica y financiera en tiempos de paz, la COVID-19 y la explosión del puerto de Beirut.

Asimismo, el Banco Mundial critica de forma contundente la gestión política de los líderes del país. “Las respuestas políticas de los dirigentes libaneses a estos retos han sido muy inadecuadas”, establece el informe. Según el organismo esta mala gestión “no se debe tanto a las lagunas de conocimiento y al asesoramiento de calidad”, sino más bien lo achacan a dos motivos fundamentales: en primer lugar, la falta de consenso político sobre iniciativas políticas eficaces; y por otro lado el consenso político en defensa de un sistema económico en quiebra, que ha beneficiado a unos pocos durante mucho tiempo, en clara referencia a la corrupción endémica que caracteriza a la élite política libanesa.

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El BM ha estimado que el producto interior bruto (PIB) del país se contraería un 9,5 por ciento en 2021, después de contraerse un 20,3 por ciento en 2020 y un 6,7 por ciento el año anterior. Lo que supone una caída del 40% del PIB desde 2018. Apuntan que una contracción tan brutal suele estar asociada a conflictos o guerras, pero nunca ha sucedido en periodos de paz. Es más, ante esta precaria situación económica en marzo de 2020, El Líbano incumplió con el pago de su deuda por primera vez en su historia, ya que la moneda local perdió más del 85% de su valor.

“El Líbano enfrenta un peligroso agotamiento de recursos, incluido el capital humano, y es cada vez más probable que la mano de obra altamente calificada aproveche las oportunidades potenciales en el extranjero, lo que constituye una pérdida social y económica permanente para el país”, ha manifestado Saroj Kumar Jha, director regional del Banco Mundial.

El director regional del BM ha añadido que "sólo un Gobierno con mentalidad reformista, que emprenda un camino creíble hacia la recuperación económica y financiera, y que trabaje en estrecha colaboración con todas las partes interesadas, puede revertir el hundimiento del Líbano y evitar una mayor fragmentación nacional". 

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A lo largo del documento se vierten afirmaciones sobrecogedoras, y apunta que es probable que más de la mitad de la población esté por debajo del umbral de pobreza nacional. Además, con una tasa de desempleo en aumento, una parte cada vez mayor de los hogares tiene dificultades para acceder a los servicios básicos, incluida la atención sanitaria. El Banco Mundial ha clasificado al Líbano como un Estado de Fragilidad, Conflicto y Violencia y desde la organización apuntan que las condiciones socioeconómicas, cada vez más graves, amenazan con provocar fallos nacionales sistémicos con efectos regionales y potencialmente mundiales.

Un duro informe que se ha hecho público a escasos días de la visita de una delegación del Banco Mundial a Beirut para reunirse con funcionarios libaneses y abordar la complicada situación económica, mientras la formación de un nuevo Gobierno sigue estancada. 

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