El libro que recoge la mirada global de los problemas de los jóvenes indígenas

Naciones Unidas/Atalayar

Pie de foto: Antonia Benito Tomas (izquierda), una mujer indígena maya Pocomam de Guatemala, y Rayanne Cristine Maximo Franca, de la comunidad indígena Baré de la Amazonía brasileña, presentan el libro ‘Juventud Indígena Global: A través de sus ojos’/Noticias ONU/Jordi Trujols

El Grupo Mundial de Jóvenes Indígenas se planteó un gran desafío durante la pasada edición del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las cuestiones de estos pueblos originarios: publicar un libro que reuniera las diferentes problemáticas a las que se enfrenta la juventud indígena en las todas las regiones del mundo.

Si avanzamos doce meses, ese anhelo se ha materializado con la edición de una obra titulada ‘Juventud Indígena Global: A través de sus ojos’, cuya presentación tuvo lugar durante la actual sesión del Foro Permanente en la sede de la ONU en Nueva York. El libro, publicado conjuntamente por el Grupo Mundial y el Instituto para el Estudio de los Derechos Humanos de la universidad estadounidense de Columbia, se divide en trece capítulos que exploran las adversidades a las que se enfrentan los jóvenes indígenas en las siete regiones socioculturales del planeta.

Las escritoras encargadas de redactar el capítulo correspondiente a América Central, del Sur y el Caribe fueron seleccionadas por la Red de Jóvenes Indígenas de la Región. El honor de escribirlo a cuatro manos correspondió a Antonia Benito Tomas, maya poqomam guatemalteca que trabaja como comunicadora y es la coordinadora de la Red en el país centroamericano, y a Rayanne Cristine Maximo Franca, que pertenece a la comunidad indígena Baré y que vive en la Amazonía brasileña.

Pese a la evidente ilusión para cumplir con ese objetivo, ambas se encontraron con un primer obstáculo: la distancia entre sus respectivos países y las dificultades para comunicarse desde sus respectivas comunidades “al estar de esquina a esquina literalmente”, como explica Antonia. “Intentamos coordinarnos, aunque, aparte de los idiomas (Antonia habla español y Rayanne portugués), el otro problema fue el acceso a internet porque ella se encuentra en la Amazonía y yo, aunque tenía acceso a internet, también la parte laboral se complicaba un poquito. Sin embargo, logramos entendernos porque hemos compartido ya en varias ocasiones; y fue así como el libro logró surgir, aunque había partes que estaban en portugués, otras en español y la traducción en inglés ya se nos complicaba un poquito como para verificar que la información que nos otros enviábamos fuera la que se plasmara”.

Esta última parte del proceso contó con la traducción de Jeffrey Stewart, la colaboración de la Red de jóvenes indígenas de América Latina y el Caribe y la participación de una de las coeditoras de la publicación, Dali Ángel Pérez, zapoteca de la comunidad oaxaqueña de San Juan Jaltepec, en México. El resto de los coeditores del libro fueron Víctor Anthony López-Carmen, de la tribu sioux Crow Creek y copresidente del Grupo Mundial, y la profesora de la Universidad de Columbia, Elsa Stamatopoulou.

Pero la ubicación geográfica y los problemas de telecomunicaciones no fueron los únicos inconvenientes a los que se enfrentaron. Del mismo modo, era crucial averiguar cuál era la razón que demandaba la necesidad de escribir un libro sobre la mirada de la juventud indígena. “Lo que quisimos plasmar en el libro, fue lo difícil que ha sido el que existan organizaciones que puedan ir rescatando el tema del idioma, la cuestión de la propia forma de vida de los pueblos indígenas, y luego, de la parte local y de la regional, llegar a la parte internacional (…) Quisimos plasmar que los jóvenes a pesar de que no entendían el inglés querían incidir en espacios internacionales como el Foro Permanente”.

Pie de foto: Un grupo de mujeres Maya Poqomam en Guatemala/Antonia Benito

Amplia gama de temas

El capítulo que Antonia y Rayanne acabaron escribiendo ahonda en un abanico de temas como la migración, la discriminación, la salud sexual y reproductiva. En relación con este último tema explicó que la Red de Jóvenes Indígenas trabaja actualmente en Brasil en un plan de salud con vistas a expandirlo al resto de la región.

Pese a la rica variedad de temas que aborda el libro, en su opinión, quedaron pendientes de tratar algunos asuntos como la criminalización de líderes comunitarios, la falta de apoyo a los comunicadores de las radios comunitarias o la importancia de la educación bilingüe. “Si bien es cierto que ahora ya se considera el tema de la educación bilingüe en algunos países de América Latina, hace aproximadamente más de veinte años, en mi municipio, por ejemplo, era el romper la brecha, decir: bueno, no está en el pénsum de estudio, pero nosotros vamos a dar clases por ejemplo en idioma poqomam”, indicaron ambas.

Comunicación en idioma maya

Y Antonia predica con el ejemplo participando cada lunes y miércoles en un noticiero hablado en idioma poqomam, como parte del trabajo de expansión de su lengua. “Es un espacio que se ha ido desarrollando desde hace unos cinco años aproximadamente porque si algo es cierto es que yo entendía el idioma poqomam, pero no lo hablaba. Entonces ya con el noticiero yo vi, y gracias al director de la institución, el licenciado Carlos Gómez, pues se vio la necesidad en algún momento de decir: hagamos un noticiero en idioma poqomam porque la gente que está en casa también quiere escuchar su lengua”, según Antonia.

Una lengua que, según nos explica, corrió el riesgo de desaparecer hace veinte años: “Ahora existe una comunidad lingüística poqomam, una institución que realiza trabajos de fortalecimiento, pero varios de los analistas también le atribuyen el rescate a la Asociación ‘Qawinaquel’ porque trabajamos desde la educación y la comunicación, y vemos que las personas se han empoderado. Y la evidencia es que ahora vemos a jóvenes en las calles saludando en idioma poqomam, comprando en idioma poqomam, vemos negocios con nombres en idioma poqomam, y en algún momento también trabajamos a través de las redes sociales”.

Aunque no se tienen cifras exactas, Antonia calcula que su comunidad se compone de más de 62.000 habitantes, pero señala que, pese al trabajo de concienciación realizado para rescatar parte de la identidad y el de elementos clave como el idioma, la indumentaria o las prácticas espirituales, el racismo y la discriminación han conducido a que parte de la población no se identifique como poqomam.

“En las mismas redes sociales hemos observado a algunas personas que dicen: ¿para qué están hablando el idioma poqomam si el inglés es sumamente importante? O en la calle los mismos estudiantes se sienten vulnerados al hablar su idioma. Y hay que añadirle el hecho de que en algún momento los maestros no hablen la lengua dentro de clase, cuando hay un enorme porcentaje de alumnos, o al menos más de diez alumnos de treinta, que lo hablan, pero no se imparten clases en esa lengua”, indica Antonia.

Traducciones y segundos libros

Antonia y sus compañeros contemplan como uno de sus futuros retos es traducir el libro al español y posteriormente a los idiomas indígenas “como también hemos hecho evidente que uno de los retos es la traducción de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ya existe en español, inglés y portugués, pero no existe en los idiomas mayas. Va a seguir siendo un reto el traducir los documentos a los diferentes idiomas originarios, no únicamente mayas ni de América Latina”.

Junto a ese desafío hay que añadirle otro: la posibilidad de escribir un segundo libro con sus compañeros de la Red de Jóvenes Indígenas para América Latina, aunque reconoce que actualmente están trabajando sobre el enfoque de esta publicación. “Hemos estado hablando con unas compañeras el tema de alimentación, desde las propias formas de alimentación de los pueblos indígenas (…) Podría ser por ahí. Sin embargo, todavía estamos observando desde qué ángulo enfocarlo; pero sí, existe la posibilidad”, explica Antonia.

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