El descubrimiento de reservas de más de 500.000 toneladas de litio, uno de los metales clave en la transición energética, podría haber amplificado los intereses de Putin en el territorio ucraniano

El litio ucraniano, ¿otra causa de la invasión rusa?

PHOTO/AFP - Baterías de coche en una fábrica de Xinwangda Electric Vehicle Battery Co. Ltd, en China, que fabrica baterías de litio para coches eléctricos y otros usos

Hace casi un mes le presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, anunciaba el comienzo de una “operación militar especial” de las tropas del Kremlin sobre el territorio ucraniano. Una operación que tenía como principal objetivo la “desnazificación” y la “desmilitarización” del país después de que Kiev se opusiese a la independencia de la región del Donbás y se negase a renunciar a su entrada en la OTAN.

Pero ¿y si la ofensiva de Moscú estuviese motivada –además de por intereses políticos – por otras cuestiones algo menos evidentes?

Tan solo tres días antes de que Putin anunciase el inicio de la invasión, en la ciudad británica de Brighton, a casi 30.000 kilómetros de distancia, las investigadoras de la Academia Nacional de las Ciencias de Ucrania, Svitlana Vasylenko y Uliana Naumenko, hacían públicos los resultados de sus últimos estudios. “Ucrania tiene grandes oportunidades de convertirse en uno de los principales productores de litio del mundo”.

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Según expertas, las principales reservas de este metal, también conocido como el “oro blanco”, se encuentran localizados en la región del Donbás, al este del país, y en un territorio conocido como el “Escudo Ucraniano”, en el centro. Y, tal como ha revelado la revista Scientific Collection Interconf, los depósitos ucranianos podrían alcanzar las 500.000 toneladas de óxido de litio, en forma de petalita, espodumena o carbonato de litio. 

“Puede que el litio no sea el motivo de la invasión, pero hay una razón por la que Ucrania es tan importante para Rusia. Y esa es su base mineral”, aseguraba el exdirecto de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Consejo Nacional de Inteligencia, Rod Schoonover, para el diario estadounidense “The New York Times”. Según Schoonover, Moscú estaría tratando de posicionarse en la guerra del litio, que va a marcar el futuro en los sectores tecnológico y de movilidad. 

En este sentido, la región del Donbás se convertiría en un territorio doblemente estratégico. No solamente representa cerca del 20% del PIB ucraniano –según los datos disponibles en el año 2013 –, y representa uno de los puntos más industrializados del país; sino que, además, dispone de gran parte de las reservas del “oro blanco” bajo su superficie. 

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“Teniendo en cuenta las reservas probadas y los recursos esperados de litio, Ucrania podría llegar a considerarse uno de los países más ricos del mundo. Podría cubrir por completo sus propias necesidades y suministrar litio al mercado de Europa Occidental”, concluían Vasylenko y Naumenko en sus investigaciones. 

La importancia del litio 

En las últimas décadas, el litio se ha erigido como uno de los metales clave en la transición digital. Este “oro blanco” es fundamental en la producción de las baterías de coches eléctricos, las plantas eólicas o los teléfonos móviles, y el consecuente aumento de su demanda ha provocado que el precio aumente en más de un 440% solo en el último año, de acuerdo con el índice elaborado por la consultora Benchmark Mineral Intelligence. 

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En este escenario, y ante un crecimiento exponencial del uso de coches eléctricos –que siguen alcanzando récords de ventas, con más de 6,75 millones de unidades vendidas en todo el mundo –, la gran mayoría de las potencias se encuentran inmersas en una carrera por hacerse con reservas de litio. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha advertido de la posibilidad de que, para el año 2040, el mercado de minerales estratégicos como el cobre o el litio se multiplique por cuatro

Y las limitaciones de estas materias primas, junto a la digitalización masiva que caracteriza nuestra generación y los objetivos de transición energética terminarán por generar importantes cuellos de botella en materiales como el “oro blanco”. 

Es por todo ello que, incluso antes del anuncio de Vasylenko y Naumenko, la comunidad internacional ya había puesto el foco de atención sobre Ucrania y sus reservas de litio. Mientras la ofensiva de Putin dejaba en “stand by” las negociaciones para una alianza estratégica de transición energética digital, entre Volodímir Zelenski y Bruselas, otras potencias se encontraban también tratando de invertir en el territorio. 

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Este era el caso de dos empresas china y australiana, Chengxin Lithium y European Lithium respectivamente, que anunciaron en noviembre su interés de optar a los permisos de exploración de los yacimientos de Shevchenkivske –un depósito de espodumena ubicado en Donetsk, en la región del Donbás –, y de Dobra –en el “Escudo Ucraniano”. Estas reservas contienen óxido de litio del 1,1% en el caso de Shevchenkivske; del 1,38% en Dobra, y del 0,86% en Kruta Balka, también ubicado en el este del país. 

Además, para la Unión Europea estos yacimientos podrían suponer una oportunidad de reducir su dependencia del exterior. A día de hoy son Australia, Argentina, Brasil, Chile (conocidos como el “Triángulo de litio”) y China quienes tienen en sus manos la mayor parte del “oro blanco” del mundo; por lo que los depósitos ucranianos ayudarían a reducir unas importaciones de litio que alcanzan ya el 87% de la demanda total.  

Para el año 2050 se calcula que la necesidad europea de tierras raras se multiplique por 10, y, según el Banco Mundial, en este escenario la producción de minerales como litio grafito debería superar, en más de un 450%, la producción del año 2018

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