Líderes y empresarios internacionales se han reunido en la Cumbre de Gobierno-empresarial MENA -OCDE para plantear los nuevos desafíos a los que se enfrenta la región

El Mediterráneo: una nueva oportunidad comercial

Atalayar_Dubai

Oriente Medio y el norte de África (MENA por sus siglas en inglés) se ha configurado como una región diversa, gravemente afectada por múltiples transformaciones económicas y políticas a las que se ha unido la crisis derivada de la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, su privilegiada ubicación geográfica y los nuevos mercados emergentes de manufactura y energías renovables hacen de la zona MENA una oportunidad de crecimiento económico digna de analizar.

En este contexto protagonizado por el impacto económico y político como consecuencia de la pandemia, ha tenido lugar la celebración de la iniciativa MENA-OCDE sobre Gobernanza y Competitividad para el Desarrollo, protagonizada por líderes y empresarios mundiales. En ella se han discutido 4 de las temáticas actuales más importantes que afectan a la región y al propio comercio internacional: Inversión, conectividad, empoderamiento de los jóvenes y resiliencia social.

Entre los problemas más urgentes surgidos a raíz de la pandemia, se encuentran la igualdad de género, la protección del medioambiente y la conectividad de las infraestructuras, desafíos que, según el director de relaciones internacionales de la OCDE, Andreas Schaal “no serán fáciles de abordar, pero gracias a la OCDE se podrán estudiar y resolver”.

Atalayar_Summit OCDE

Uno de los temas más tratados planteaba el problema sobre el aumento del desempleo de la población joven y en especial de las mujeres. Para el copresidente de la Junta Asesora Empresarial MENA-OCDE, Hichem Elloumi, “deben realizarse progresos sociales que creen oportunidades de empleo a los jóvenes y a las mujeres a través de una formación sólida en digitalización”. A esto, el copresidente añadió que “no puede haber un progreso económico si no hay un progreso social”.

La iniciativa recalcó la importancia de la “promoción del empoderamiento económico de los jóvenes como elemento clave para estimular un crecimiento inclusivo y generar el desarrollo social”.

Por otra parte, los Gobiernos de la región MENA han implementado medidas para abordar los impactos sanitarios, económicos y sociales de la crisis. Estos incluyen medidas fiscales destinadas a apoyar a los sectores y a las pymes más afectadas, en particular a través de transferencias de pagos directos en efectivo, impuestos y amortizaciones diferidas de préstamos y facturas de servicios públicos reducidas. En la cumbre, el gerente senior de mercados internacionales, Benjamin Godel ha puesto como ejemplo los estados de Egipto y Túnez como países en los que se ha hecho una gran mejora en términos de inversión con medidas más proteccionistas. Del mismo modo, Godel celebró el hecho de que estos países hayan “forzado mínimos económicos para participar en licitaciones públicas”.

En otro orden, el asesor de política económica, Ahmed Safar, subrayó la importancia de llevar a cabo una política de diálogo en la que “exista un apoyo de los Gobiernos a las necesidades locales”. 

En esta línea, el CEO de Beassur Marsh,  Mehdi Tazi, insistió en la necesidad de “crear una industria educativa fuerte” en la que se pueda formar a “personas del sector terciario que hayan perdido su empleo a causa del COVID y contratarlos en el sector de la industria”. Del mismo modo defendió que a pesar de las dificultades, “se deben buscar oportunidades”.

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Otro de los aspectos más remarcables giraba en torno a mejorar la conectividad y la participación en la cadena de valores con el objetivo de “fortalecer su posición como puerta de entrada a los mercados de África, Europa y Asia”. Una de las estrategias planteadas consistiría en diversificar la cadena de suministro a través de la inversión ya que “cuanto más diversa, más resistente” al igual que tratar de incrementar la eficiencia para aumentar la resiliencia.

Por otra parte, el aumento de los diálogos entre las instituciones y el sector público y privado impulsaría el crecimiento comercial e inversor en una zona caracterizada por la incertidumbre, pero rica en oportunidades de cara al futuro. Según el vicepresidente de la OCDE, “hace falta que los Gobiernos desarrollen visiones estratégicas para apoyar el desarrollo de nuevos sectores y contribuir a la diversificación de la economía”.

El objetivo de la creación del programa MENA-OCDE, impulsado en 2005, es mejorar e impulsar las inversiones en la zona MENA e incentivar la transparencia y el crecimiento empresarial sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Gran parte de los países de la región están aprobando reformas legislativas con el fin de mejorar el marco regulatorio y atraer inversión extranjera. Es el caso de países como Jordania, Marruecos, Argelia, Egipto y Túnez. En este contexto, la implementación de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), que entró en vigor en mayo de 2019, se ha presentado como una oportunidad para que la región MENA mejore en la participación de las cadenas de valor mundiales y promover un mayor comercio e inversión con el resto de África.

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Así, el crecimiento y el desarrollo económico ha mejorado en toda la región y se prevé el fortalecimiento de ésta en los próximos años en lo que se considera un “león” que todavía no ha conseguido despertar. Aun así, los países de la región han ido eliminando o reduciendo los subsidios a la energía y han tratado de buscar fuentes de ingresos alternativas que no procedan del petróleo, así como aprobar reformas que favorezcan la diversificación y el desarrollo.

A esto se le suma la oportunidad de la región al contar con un alto sector poblacional joven que puede especializarse y conseguir empleo en estos sectores generando actividad económica.
Sin embargo, las diferentes guerras y conflictos han causado estragos que están sufriendo tanto los sectores económicos como los sociales. Los avances en los procesos de paz en esta parte de Oriente siguen suponiendo un reto que afecta a su imagen internacional y provoca cierto escepticismo a la hora de realizar inversiones.

A pesar de la situación, la región MENA y el mediterráneo están posicionándose en un mercado que poco a poco va emergiendo y que, sin duda, puede ser una de las grandes oportunidades comerciales que abra nuevos escenarios económicos, suponiendo la creación de empleo, la mejora económica de la región y el fortalecimiento de imagen internacional como escenario fiable para promover la inversión. 

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