El presidente Joe Biden quiere revitalizar las alianzas de Estados Unidos y que sus militares ayuden a distribuir las vacunas contra la COVID-19

El nuevo jefe del Pentágono es un veterano de la lucha contra Estado Islámico en Irak y Siria

PHOTO/AP-Khalid Mohammed - El presidente Biden conoce al general Lloyd Austin desde 2010, cuando presidió en Bagdad la ceremonia que ponía fin a la operación Libertad Iraquí y comenzaba el repliegue de los 150.000 soldados norteamericanas en Irak

El nuevo máximo responsable del departamento de Defensa de Estados Unidos ha sido el primero en obtener el visto bueno del Senado para ocupar oficialmente su cargo y asumir sus altas funciones directivas en el equipo de gobierno del presidente Jose Biden. La ceremonia oficial de toma posesión se celebró el lunes, 25 de enero, ante la vicepresidenta, Kamala Harris.

El general Lloyd J. Austin III se ha convertido en el primer afroamericano en situarse al frente del departamento de Defensa, tras superar el preceptivo interrogatorio al que el 19 de enero le sometió la Comisión de Servicios Armados del Senado, que le ha otorgado su visto bueno por 93 votos a favor y dos republicanos en contra. En su audiencia ante los senadores explicó que va configurar su departamento, sus acciones y su estrategia para hacer frente “a China, el resurgir de Rusia y a la preocupación que representa Irán en Oriente en el Medio y Corea del Norte en el Indo-Pacífico”.

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El general se retiró del servicio activo hace más de cuatro años y las leyes de Estados Unidos precisan que deben transcurrir al menos siete para que un oficial pueda convertirse en secretario de Defensa, cargo equivalente al de ministro de Defensa en España. La exención la concede el Senado, lo que ya ocurrió con el general del Cuerpo de Marines Jim Mattis, que se jubiló en marzo de 2013 y en enero de 2017 fue el primer secretario de Defensa de Donald Trump, cargo del que dimitió en enero de 2019. 

Tras recibir el visto bueno definitivo del Senado el viernes, 22 de enero, el general Austin se dirigió de forma inmediata al Pentágono para prestar el llamado “juramento administrativo” y presidir una video conferencia con los principales altos mandos militares, quienes le informaron sobre el impacto de la COVID-19 en las Fuerzas Armadas norteamericanas, tanto en el territorio nacional como en las desplegadas por todo el mundo.

En esa misma jornada del viernes, desde el Pentágono efectuó su primera llamada telefónica internacional al secretario general de la Alianza Atlántica, el noruego Jens Stoltenberg, con quien la nueva Administración Biden y el propio general Austin sesean a mantener una estrecha relación de cooperación.

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Simpatía mutua desde hace diez años

Ambos directivos departieron sobre los “valores compartidos, el entorno actual de seguridad” y la importancia de mantener “una fuerte postura de disuasión y defensa en el seno de la OTAN”. También hablaron de las misiones en curso en Afganistán e Irak y de “tratar más adelante sobre los temas de la próxima reunión ministerial de Defensa de la OTAN”, según un comunicado del Departamento de Defensa.

Una de las razones por las que el presidente Joe Bien se decidió por él para ocupar el puesto de secretario de Defensa fue para que se convierta en el artífice de una gran operación logística “para ayudar a distribuir las vacunas COVID-19 de manera amplia y equitativa”. El actual inquilino del Despacho Oval conoce al general Austin desde finales de agosto de 2010, cuando se trasladó a Bagdad para presidir la ceremonia que daba fin a la operación Libertad Iraquí y comenzar el repliegue de los 150.000 soldados norteamericanos en Irak, el mayor desafío logístico de las últimas seis décadas.

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Según ha manifestado Joe Biden para explicar los motivos de su elección, con la participación del veterano militar en el gobierno federal pretende construir una política exterior que “revitalice” las alianzas de Estados Unidos y ponga sobre la mesa el “liderazgo norteamericano” para enfrentarse a las amenazas globales a la seguridad, “desde las pandemias hasta el cambio climático, desde la proliferación nuclear hasta la crisis de refugiados”.

El presidente ha afirmado que ha pasado “incontables horas en el campo y en la Sala de Situación de la Casa Blanca” con el general Austin, un militar que posee “un profundo conocimiento del Departamento de Defensa”, dispone de capacidades “diplomáticas” y al que califica de “un verdadero soldado y un líder probado”. 

Biden también quiere que el ya jefe del Pentágono se asegurare de que la totalidad de los 1,3 millones de hombres y mujeres pertenecientes al Departamento de Defensa sean tratados “con dignidad y respeto”, lo que es extensivo a los afroamericanos, latinos, asiático-americanos, nativos americanos, mujeres y quienes tienen diferentes inclinaciones sexuales, lo que suma más del 43 por ciento del total. El presidente ya ha firmado la Orden Ejecutiva que cancela la prohibición que impedía que las personas transgénero entrasen a formar parte de las Fuerzas Armadas.

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Hombre tranquilo y con capacidad de liderazgo 

En una carta dirigida a los militares y civiles de su departamento, el general Austin ha subrayado que su trabajo como Secretario de Defensa es “hacer que usted sea más eficaz en el trabajo”. “Eso significa asegurarse de que tienen las herramientas, la tecnología, las armas y el entrenamiento para disuadir y derrotar a nuestros enemigos”, ha precisado. También significa “asignarle misiones claras y dar prioridad a la cooperación con nuestros aliados y socios”. Y significa “vivir de acuerdo con nuestros valores fundamentales, lo que nuestros conciudadanos esperan de nosotros”, concluye.

De 67 años de edad, de constitución corpulenta y con cerca de 2 metros de altura, Austin se formó como oficial de Infantería en la Academia Militar de West Point, en la que recibió en 1975 el despacho de segundo teniente, equivalente a alférez en el Ejército español. Con cerca de 41 años de servicio activo, ha estado al mando de unidades acorazadas y de montaña, pero sobre todo de tropas paracaidistas. Designado 2º Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra en enero de 2012, en marzo de 2013 tomó el mando ejecutivo de la Fuerza de Estados Unidos en Irak.

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Su último destino hasta su retiro del servicio activo en abril de 2016 fue el de Comandante en Jefe del Mando Central (CENTCOM), la más importante de las organizaciones de combate del Pentágono. Con plena responsabilidad sobre las fuerzas norteamericanas en Asía y Oriente Medio, diseñó y ejecutó la campaña contra la amenaza que representaban los terroristas del Estado Islámico y las operaciones de guerra en Irak, Afganistán, Yemen y Siria, a la vez que ayudaba a construir una coalición aliada de más de 70 países.

“De comportamiento tranquilo y gran capacidad de mando que infunde confianza en sus subordinados y en las tropas”, afirman quienes le conocen, dejó atrás el Ejército con una brillante hoja de servicios. El propio presidente Barack Obama emitió entonces un comunicado en el que destacaba que había confiado en su “sabio juicio y su firme liderazgo” durante las operaciones en Irak y Afganistán y la campaña para contrarrestar al Estado Islámico.

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Según él propio general ha relatado, en su primer destino aprendió la importancia de liderar desde el frente de combate. En sus palabras de despedida hizo alusión a las enseñanzas recibidas del sargento “Fox” Ballard, un veterano suboficial que había participado en la guerra de Vietnam y pertenecía a su Sección de Infantería. Recordó que el sargento le dijo que debía preocuparse “de una cosa y solo de una”. Le aconsejó que cuidara de sus soldados, se pusiera al frente de ellos y los guiará. “Si así lo haces, harán lo que les pidas y te seguirán a cualquier parte”, palabras que asegura que le han servido “de guía a lo largo de su carrera militar”.

El primer militar afroamericano en asumir un puesto federal de muy alto rango fue el general de Ejército Collin Powell. Pero no fue para hacerse cargo del Pentágono sino para ser nombrado secretario de Estado  ‒semejante a ministro de Asuntos Exteriores en España‒ durante el primer mandato de George W. Bush (2001-2005).

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