La decisión, rechazada por el Alto Consejo de Estado, dificulta la celebración electoral del próximo 24 de diciembre

El Parlamento de Libia aprueba una moción de censura contra el Gobierno y agrava la división institucional

PHOTO/AFP - El presidente del Parlamento de Libia con sede en la ciudad oriental de Tobruk, Aguilah Saleh

La Cámara de Representantes de Libia ha aprobado este martes una moción de censura contra el Gobierno de Unidad Nacional encabezado por Abdul Hamid Dbeibé, con el respaldo de 89 de los 113 diputados presentes en la sesión y a falta de tres meses para las elecciones presidenciales en el país. Una moción que ha contado con el rechazo inmediato del Alto Consejo de Estado, que no reconocerá la decisión de la Asamblea.

El portavoz de este órgano, Mohamed Abdel Nasser, calificó de la decisión parlamentaria como “nula” por violar la declaración constitucional y el acuerdo político estipulado. Nasser cargó contra la Cámara de Representantes y aseguró que todas las decisiones que emanen de la Asamblea no tendrán ninguna validez legal. La votación se ha producido, además, un día después del aplazamiento del lunes por falta de legitimidad procesal.

El próximo 24 de diciembre, Libia acoge unos comicios cruciales para decidir su futuro más inmediato y avanzar en la senda de la transición política. Una transición que se complica a medida que vence el plazo. De hecho, según el Parlamento, el siguiente paso sería la formación de un Gobierno provisional que sustituyera al actual hasta la jornada electoral.

Cámara de Representantes libia

En este clima de desconfianza mutua entre instituciones, el jefe del Alto Consejo de Estado, Jalid al Mishri, propuso el lunes aplazar las elecciones presidenciales. Al menos hasta que se celebre un referéndum para aprobar o no los cambios constitucionales que prepara el poder ejecutivo, según al Mishri, una figura que previamente había avalado la celebración electoral en la fecha prevista.

La coexistencia entre la Cámara de Representantes y el Gobierno ha sido compleja. El Parlamento ha supuesto un quebradero de cabeza para el Gobierno interino, incapaz de sacar adelante las medidas que requiere el país. La votación ha llegado, además, una semana después de que el presidente del Parlamento, Aguila Saleh, ratificara una serie de prerrogativas en favor del general Jalifa Haftar, líder ‘de facto’ de la parte oriental del país.

Todo ello a pesar de que el Alto Consejo de Estado enviara previamente al Parlamento un documento que contenía la legislación electoral para los próximos comicios. Este documento que contenía una serie de medidas que inhabilitan a Haftar para ocupar la Presidencia, por lo que en principio no podría presentar su candidatura. El encontronazo se agravó con la creación por parte de la Cámara de Representantes de un comité encargado de investigar la actividad del primer ministro interino, Abdul Hamid Dbeibé.

Abdul Hamid Dbeibé

Para entender la ruptura, se debe tener en cuenta que el Parlamento se trasladó a la ciudad oriental de Tobruk, bajo el control de Haftar, después de que la Asamblea previa no reconociera los resultados electorales emitidos en 2014. De hecho, el propio organismo trata de hacer de contrapoder al Gobierno de Trípoli respaldado por la comunidad internacional. Todo ello a pesar de haber aprobado al Ejecutivo en funciones.

La Cámara de Representantes opera al margen del Gobierno libio. Por este motivo, el propio Haftar anunció hace dos semanas que había completado la nueva ley electoral y la había enviado al jefe de la misión de la ONU para Libia (UNSMIL), Jan Kubis. En la misiva, el Parlamento se arrogaba el hecho de ser el “único cuerpo legislativo” del país, e insistía en que la nueva ley responde “al esfuerzo por cumplir con las obligaciones que le han sido encomendadas en cuanto a la promulgación de legislación y la expedición de leyes relacionadas con el proceso electoral”.

La fractura de Libia tras 10 años de guerras fratricidas sigue vigente. Los conflictos sobre el terreno han dado paso a las fricciones políticas y a la lucha por el poder, sin embargo, los preparativos auspiciados por Naciones Unidas no podrán cumplirse. A falta de tres meses, las instituciones siguen divididas y las dificultades logísticas imposibilitan una celebración electoral de garantías para el próximo 24 de diciembre.

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