Uno de los principales entendimientos tiene que ver con el establecimiento de la sede parlamentaria en la urbe de Bengasi

El Parlamento de Libia termina las conversaciones en Marruecos con acuerdos en siete puntos

photo_camera PHOTO/REUTERS - Fotografía de archivo, el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita (Izq), y el presidente de Parlamento de Tobruk, Aguila Saleh Issa, en Rabat, Marruecos

La Cámara de Representantes de Libia finalizó los diálogos desarrollados en la ciudad de Tánger, al norte de Marruecos, con un acuerdo sobre siete asuntos, entre los que destaca la decisión de hacer de la ciudad de Bengasi la sede de la institución parlamentaria y la celebración de sesiones en el enclave de Ghadames.

Marruecos albergó entre el 23 y el 28 de noviembre la reunión consultiva de miembros de la Cámara de Representantes de Libia y los miembros acordaron este punto relativo a que la ciudad de Bengasi albergue la sede del Consejo. Además, se pactó realizar una reunión en la ciudad de Ghadames, inmediatamente después de regresar de territorio marroquí. Esta sesión estará dedicada, según comunicado oficial de la reunión consultiva, a respaldar todo aquello que acabe con la división en el seno de la Cámara de Representantes de cara a cumplir con los objetivos marcados para poner fin al enfrentamiento libio. 

Se acordó avanzar hacia el final de la guerra civil que asola Libia desde 2014 y acabar con la división existente en las instituciones con el objetivo de preservar la unidad y entidad del Estado y su soberanía. 

Se reseñó la necesidad de estar plenamente preparados para abordar positivamente todos los resultados de las vías de diálogo de conformidad con la Declaración Constitucional y sus enmiendas y el Acuerdo Político de Libia. También, se valoró positivamente lo logrado a través del Comité 5+5, que trata los asuntos militares derivados del conflicto en el país norteafricano. 

Entre los puntos acordados está también el de comprometerse a realizar elecciones presidenciales y parlamentarias de acuerdo con un marco constitucional y poner fin a la fase transitoria, siempre que no exceda de un año desde la fecha de la reunión de la Cámara de Representantes.

Los diputados destacaron la necesidad de respetar la Declaración Constitucional, y la importancia de ceñirse a lo expresado en los párrafos 25-28 de la fórmula ejecutiva de la Resolución del Consejo de Seguridad No. CSR / 2510 sobre el rol de la Cámara de Representantes, y no crear un órgano paralelo que contribuya a confundir el escenario, como ha informado también el medio Al-Ain News. 

Los protagonistas del encuentro en Marruecos destacaron la necesidad de rechazar el discurso de odio y de pedir a todos los medios de comunicación que defiendan el discurso de la reconciliación y la tolerancia, favoreciendo la reconciliación nacional y el regreso seguro de los desplazados.

El reino alauí está desempeñando un gran trabajo mediador en las negociaciones para poner fin a la guerra libia; el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación de Marruecos, Nasser Bourita, expresó su satisfacción por los resultados de la reunión y destacó que la comunidad internacional espera que el Parlamento libio desempeñe plenamente las funciones que se le asignan.

El mariscal libio Jalifa Haftar

En un discurso poco antes de la lectura de la declaración final, Bourita dijo que el Reino de Marruecos se complace en acompañar esta reunión, que calificó de "histórica", y expresó su esperanza de que la reunión sea un punto de partida para un Parlamento libio que desarrolle plenamente sus funciones. Agregó que la etapa actual en Libia necesita una Cámara unificada que desempeñe su labor legislativa y de representación, acabando con las divisiones internas nacionales. 

Parece que se siguen dando pasos adelante para resolver el conflicto en el país norteafricano, marcado por una guerra civil que ha venido enfrentando al Gobierno de Acuerdo Nacional del primer ministro Fayez Sarraj, reconocido por la Organización de Naciones Unidas desde 2016 y sustentado por el apoyo militar de Turquía (incluidos mercenarios provenientes de Siria y ligados a grupos vinculados en el pasado con organizaciones terroristas como Daesh o Al-Qaeda) y financiero de Qatar, y al Ejército Nacional libio del mariscal Jalifa Haftar, asociado al otro Ejecutivo oriental de Tobruk y apoyado por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Francia y Rusia. Todo ello dentro de una confrontación que se había convertido ya en un juego de intereses cruzados entre naciones extranjeras interesadas en la situación geopolítica de Libia en el arco del Mediterráneo y en sus recursos energéticos. 

Fayez Sarraj, primer ministro del Gobierno de Libia

La intervención de la Turquía de Recep Tayyip Erdogan (bajo el interés de posicionarse en el Mediterráneo y obtener recursos de hidrocarburos) varió el rumbo de la guerra civil, que estaba en una fase de asedio al bastión del Gobierno de Sarraj en la capital de Trípoli y que derivó en una contraofensiva que llevó a las milicias del Ejecutivo tripolitano a reconquistar diversos territorios hasta llegar a amenazar incluso enclaves importantes como Sirte o Jufra. En este punto de la confrontación se desarrollaron cumbres importantes que han ido allanando el camino para propiciar un posible acuerdo de paz. Así, Bouznika (Marruecos) o Hurgada (Egipto) fueron escenario de negociaciones y avances en materia de diálogo y contactos para llegar a diferentes acuerdos sobre el futuro político e institucional del país. 

Importante fue también el cónclave de Ginebra a finales de octubre, cuando la Comisión Militar para Libia 5+5 propició que representantes del Gobierno de Acuerdo Nacional y del Ejército Nacional de Libia firmasen un alto el fuego permanente que ha permitido estabilizar la situación en el país norteafricano a la espera de nuevos avances en el ámbito político y diplomático.

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