El Pop Art marroquí
El Pop Art marroquí siempre se ha sentido atraído por todos los campos que tocan la creatividad, ya sea el arte, la arquitectura, la fotografía o el cine. La falsa banalidad de la vida cotidiana es quizás la más inspiradora cuando se puede ver en ella lo que no todo el mundo ve necesariamente o al menos no le da importancia. Busca crear puentes entre diferentes culturas y universos porque el intercambio es un enriquecimiento mutuo. Nunca ha habido tal fascinación por el arte, o al menos no tanto por su exhibición. Basta con mirar el número de jóvenes árabes con talento que salen de las sombras y se expresan artísticamente en todos los medios de comunicación y a través de otro tipo de medios como las redes sociales. Cada vez hay más revistas especializadas en la región MENA y no se puede evitar describir este fenómeno como una primavera cultural en su alcance y difusión.
El Pop Art nació de la conciencia de personas capaces de hacer cosas maravillosas desde sus raíces, y adaptándolas a la vida moderna, siendo conscientes de que esta cultura es rica, extraordinaria y única. Estas personas se sienten cada vez más orgullosas de esta cultura que es la suya propia. El humor juega un papel central en el trabajo de estos artistas. Pueden llamarlo un juego, porque trabajan con códigos culturales e iconos invirtiéndolos y mezclándolos. El humor nace de esta inesperada y confusa mezcla de todos estos datos visuales. Provocativo sí, pero no en el sentido equivocado. El Pop Art marroquí reinterpreta los códigos de la cultura marroquí, árabe y bereber. Esta reinterpretación es, además, el hilo conductor de todas las obras. El mundo árabe-musulmán se percibe de forma negativa, como una civilización atrasada socavada por el espectro del oscurantismo, adornar los iconos con símbolos orientales y viceversa es un llamamiento a la tolerancia y la aceptación de las diferentes culturas. Una forma de mostrar un Oriente radiante con una increíble riqueza cultural. Entre los muchos artistas marroquíes que forman parte del Pop Art se encuentran: Châaibia Tallal, Mahi Binebine y Jilali Gharbaou, Ghitta Belamlih, Hassan Hajjaj…
Nacida en 1929 en Chatou, cerca de El Jadida, Chaïbia creció en el campo. Se casó a los 13 años y fue viuda y madre a los 15 años. “Nada me destinaba a la pintura, excepto este sueño que tuve a los 25 años y que me decía: "Levántate y pinta"”, aseguraba. Fue su hijo, Lhoucine, quien la ayudó a realizar su sueño y la animó en el camino de la pintura. Así, Chaïbia pintó sus primeros lienzos y reveló su pintura libre. Sin maestro y lejos de cualquier escuela, Chaïbia desarrolló una pintura “sin vergüenza” y se atrevió a hacer cualquier cosa. Descubiertos por los amigos pintores de su hijo, sus cuadros pronto hicieron el recorrido de Marruecos, pero sobre todo de Europa donde el arte ingenuo ya no necesitaba ser defendido. Hoy en día, Chaïbia Talal está considerada como la pintora más popular de Marruecos. Se la conoce como la campesina de las artes.
Una de las voces que soplan, sin duda alguna, con más fuerza dentro de este tipo de arte tan singular y nuevo es, Hassan Hajjaj, fotógrafo, diseñador y decorador de interiores con sede en Londres desde 1973. Este artista multidisciplinario viene regularmente a visitar su país natal y especialmente Marrakech desde 1996, donde también se instaló en 2002. Después de haber creado un espacio llamado Yima en Londres de 1997 a 2005 y la apertura de otro estudio en 2006 en la misma ciudad, Hassan Hajjaj decidió adquirir un Riad en Marrakech (llamado Yima) en la antigua medina. Restauró este lugar en colaboración con Abdelghafour Benbadryef para abrirlo como casa de huéspedes hasta 2010. La idea evoluciona con el tiempo y el Riad deja de funcionar como una simple casa de huéspedes para convertirse a partir de 2011 en una tienda, un salón de té y una galería que exhibe objetos de arte creados por Hassan Hajjaj.
Hassan Hajjaj, encuentra su fuente de inspiración en Marrakech, sobre todo, y en como la artesanía marroquí que enriquece la imaginación de este artista para lograr un trabajo de recuperación. De hecho, este artista crea marcos para sus fotos. Puede usar por ejemplo neumáticos como marcos y alfombras de plástico como fondos. ¡Pero no sólo eso! Para crear la sala de estar de su Riad Yima, improvisó la fabricación de taburetes utilizando grandes ollas de pintura con cubiertas de tela de colores o agrupando cajas de plástico rojas para formar un sofá y una señal de "Stop" como mesa. Se utilizan varios materiales para crear un diseño y una decoración original de este artista con una creatividad sin igual.
Además, Hassan Hajjaj también explora la moda con su trabajo de recuperación para refutar los clichés negativos sobre el velo. En 1998, realizó una serie de retratos de mujeres con velo en ciclomotores en Marrakech. En esta ciudad, el ciclomotor es ampliamente utilizado tanto por hombres como por mujeres. Así que revisó el atuendo tradicional para crear una imagen más moderna con el velo, las zapatillas y las djellabas cada vez más coloridas y divertidas.
Otra de los exponentes del Pop Art marroquí es sin duda alguna, Ghita Belamlih, graduada en arquitectura en París, esta joven marroquí ha estado compartiendo su trabajo en Facebook e Instagram desde 2013, animada por sus amigos y la consiguiente locura. "Mi trabajo puede ser descrito como Pop Art porque presenta elementos de la vida cotidiana, iconos y símbolos populares. También utiliza sus códigos estéticos y sus exagerados códigos de color. Y oriental porque incluye atributos del mundo árabe".
Sus líneas directrices son el humor y el amor por su país, Marruecos. A través de sus collages, da rienda suelta a su imaginación y creatividad para jugar con lo inesperado. Mezclando dos disciplinas artísticas como la fotografía y la pintura, sucede algo que todos los artistas buscan en alguna parte, la originalidad. Bajo el nombre de GB Art & Photography, Ghita Benlamlih fusiona lo tradicional y lo moderno, Oriente y Occidente, lo chic y lo kitsch. El resultado es Oum Kalthoum en zapatillas, Beyoncé como mujer bereber, Pharrell Williams como Djellaba, o Nelson Mandela usando la Chachiya.
Hoy en día, con los medios de comunicación, Internet, Facebook, Instagram... los famosos están sobreexpuestos, pero siempre desde el mismo ángulo. Así que por qué no presentarlos bajo una luz diferente, dramatizando sus identidades y cómo se perciben. En el caso de un icono como Oum Kalthoum, el collage lo desempolvó un poco para la nueva generación y cambiando la percepción que tienen de estos antiguos artistas árabes por parte de los jóvenes. Las desacraliza un poco, las hace más humanas y accesibles. Estas obras, son por lo tanto también una forma de democratizar un poco más el arte en general, de llamar a una "Primavera Cultural" para hacer el arte accesible a todos, atrevido, para dar otra imagen de lo árabe.
Durante mucho tiempo, la sociedad árabe en su conjunto ha desacreditado su patrimonio cultural y artístico, que ha estado en declive durante varios siglos. Los artistas marroquíes y árabes confirmados sólo llegaron a cierta élite iniciada en el arte. Con todos los cambios que los pueblos del Magreb y el Medio Oriente están experimentando hoy en día, muchos jóvenes artistas están empezando a hacer oír su voz. Y la forma en la que Ghita, Hajjaj y otros muchos han elegido hacerlo es reinterpretando los códigos de la cultura marroquí, árabe y bereber con un toque lúdico, para llegar a un público más amplio. Después de todo, el arte también consiste en provocar reacciones, ya sean positivas o negativas. Al menos por el momento, la reacción es unánime: un pequeño choque de culturas artísticas y una buena dosis de humor que hace sonreír a la gente.
