La subida del precio de la gasolina ha desatado un movimiento de fuertes protestas

El porqué de las actuales protestas y disturbios en Irán

photo_camera ISNA/MOSTAFA SHANECHI - Manifestación después de que las autoridades subieran los precios de la gasolina, en la ciudad norteña de Sari, Irán, el sábado 16 de noviembre de 2019

La subida del precio de la gasolina en Irán ha prendido la mecha de una ola de protestas y disturbios que tiene como base principalmente el malestar social por la crisis económica y el descontento de parte de la población con el sistema teocrático del país.

Las actuales protestas, que estallaron el pasado viernes, han derivado en una escalada violenta en la que, según Amnistía Internacional, han fallecido ya al menos 106 personas, aunque las autoridades iraníes no han confirmado una cifra global de víctimas.

Estos son algunos de los motivos que han llevado a los iraníes a las calles pese a la represión de las fuerzas de seguridad, que han efectuado también más de un millar de arrestos, y el corte de internet:

La gasolina como chispa de las protestas

El Gobierno anunció el pasado jueves a la medianoche y sin previo aviso su decisión de aumentar el precio de la gasolina al menos un 50% y de racionar su consumo, lo que implica que partir de 60 litros mensuales su precio se triplica.

Pese a la importante subida, Irán sigue siendo uno de los países del mundo donde la gasolina es más barata y está más subsidiada, costando ahora algo menos de 15 centavos de dólar los primeros 60 litros y 30 centavos, el resto.

La población, sin embargo, considera como una especie de derecho disponer de combustible a precio irrisorio debido a las grandes reservas petroleras del país, así como por la falta de una red de transporte público adecuada que permita los desplazamientos.

Un edificio que fue dañado durante las recientes protestas está acordonado en Shahriar, Irán, el miércoles 20 de noviembre de 2019. Las protestas por el aumento de los precios de la gasolina establecidos por el Gobierno golpearon al menos 100 ciudades y pueblos, convirtiéndose en una espiral de violencia en la que los bancos, tiendas y comisarías de Policía fueron atacados y quemados

El momento elegido para la subida también es controvertido. Todos los ciudadanos consultados por Efe estos días han destacado que su situación económica ya es muy delicada a causa del aumento generalizado de los precios, que ya han prescindido de gastos superfluos y que les va a ser complicado asumir este desembolso.

Una maltrecha situación económica

La economía iraní se ha deteriorado sustancialmente desde que Estados Unidos volvió a imponer sanciones al país el año pasado, incluido a sus sectores petrolero y bancario, tras retirarse de modo unilateral del acuerdo nuclear de 2015.

La moneda nacional se ha devaluado considerablemente, la inflación se ha disparado a más del 36% y, según el Fondo Monetario Internacional, la economía iraní se contraerá en 2019 un 9,5%.

En este último año, ha habido huelgas de distintos sectores profesionales y protestas con frecuencia para denunciar esta mala situación, pero no de tal envergadura como la actual crisis.

Además, a finales de diciembre de 2017, se registraron multitudinarias protestas en todo el país contra la carestía que no derivaron en disturbios tan graves como los de estos días, pero sí en fuertes críticas contra el régimen de los ayatolás.

Restos de un autobús que fue incendiado por los manifestantes durante una manifestación contra el aumento de los precios de la gasolina en la ciudad central de Isfahán, el 17 de noviembre de 2019
Hartazgo con el sistema político

Una buena parte de la población iraní expresa abiertamente su rechazo a un régimen teocrático que lleva ya cuatro décadas en el poder, desde el triunfo de la Revolución Islámica de 1979 que derrocó a la monarquía de los Pahlavi.

Por ello, las protestas adquirieron muy pronto un cariz político con frecuentes lemas contra el régimen y contra el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei

Otra muestra de esta politización es que entre las propiedades atacadas e incendiadas, además de sucursales bancarias y gasolineras, hay mezquitas, seminarios chiíes y oficinas de representantes del líder.

A raíz de todo esto, tanto Jamenei como otros responsables del país han acusado a "grupos contrarrevolucionarios" en el extranjero y a países como Estados Unidos, Arabia Saudí e Israel de instigar los disturbios con el objetivo de desestabilizar el país.

Factores externos

"Todos los centros de la maldad en el mundo que se nos oponen han alentado estas protestas. Esto incluye desde la siniestra y malvada familia Pahlavi hasta el grupo criminal Muyahedin Jalq", denunció Jamenei el pasado domingo.

Jamenei se refirió así a los descendientes y seguidores en el exilio del último Sha de Irán, Mohamad Reza Pahlavi, y a una organización opositora con sede en Francia a la que Teherán considera grupo terrorista.

Mapa de Irán para localizar los lugares donde se cree que han muerto más de 100 manifestantes desde que se ordenó a las fuerzas de seguridad que "aplastaran" las protestas, según un informe de Amnistía Internacional

Farah Diba, la viuda del último Sha, difundió hace dos días un vídeo en las redes sociales en el que pidió a los manifestantes no perder el ánimo y permanecer unidos porque al final "la luz vencerá a la oscuridad e Irán resurgirá de su cenizas".

Los seguidores de los Pahlavi en el extranjero están muy activos en las redes sociales llamando a la comunidad internacional a apoyar al pueblo iraní y augurando la caída del régimen teocrático, mientras que la Casa Blanca también ha expresado el apoyo de EEUU a los manifestantes. 

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