El presidente de Costa de Marfil es reelegido con un dudoso resultado del 94%
La situación de la democracia en Costa de Marfil ha sido cuestionada tras las elecciones celebradas el pasado 31 de octubre. Según los resultados proclamados por la Comisión Electoral Independiente (CEI), el presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, de 78 años, fue reelegido para un tercer mandato controvertido con el 94,27% de los votos en la primera vuelta.
La oposición, que considera "inconstitucional" el nuevo mandato y ya no reconoce a Ouattara como presidente, ha anunciado el lunes que está creando un "Consejo Nacional de Transición" para formar un "Gobierno de transición".
Tras los resultados miles de ciudadanos han salido a la calle a protestar. Estos disturbios continúan y muchos marfileños temen más violencia. Alrededor de 40 personas han muerto desde agosto, incluidas al menos nueve desde la votación del sábado.
El martes, la Unión Europea tomó nota del anuncio de los resultados provisionales y expresó "su profunda preocupación por las tensiones provocaciones y la incitación al odio que imperan y persisten en el país en torno a estas elecciones".
Según cifras del CEI, la participación, un tema importante en esta elección por el boicot de la oposición, ha sido del 53,90%. Activistas de la oposición que habían pedido "desobediencia civil” tras saquear y bloquear alrededor de 5.000 colegios electorales. Finalmente, según el CEI, pudieron abrir 17.601 sedes de 22.381 oficinas.
El candidato independiente Kouadio Konan Bertin ocupa el segundo lugar con el 1,99% de los votos, por delante de los otros dos candidatos que llamaron al boicot, el expresidente Henri Konan Bédié (1,66%) y el ex primer ministro Pascal Affi N 'Guessan (0,99%). El CEI dispone de tres días para transmitir estos resultados al Consejo Constitucional, que dispone de siete días para validarlos o no.
Elegido en 2010 y reelegido en 2015. Alassane Ouattara anunció en marzo que renunciaba a una nueva candidatura, pero cambió de opinión en agosto, tras la muerte de su delfín designado, el primer ministro Amadou Gon Coulibaly.
La ley fundamental de Costa de Marfil establece un máximo de dos mandatos, pero el Consejo Constitucional estimó que con la nueva Constitución adoptada en 2016, el contador del mandato presidencial se restablecía a cero. Lo que despertó sorpresas dentro de la oposición.
En Adjamé, un distrito popular de Abidján, Hamed Dioma, un comerciante de chatarra, declara a AFP que está "muy, muy feliz". "ADO (Alassane Dramane Ouattara) ha funcionado bien para el país. Debe continuar. No para nosotros, para nuestros hijos. La oposición fracasó. Ellos presentaron sus candidaturas y luego se negaron a ir a votar. Sabían que iban a perder", explica el ciudadano.
El tono fue bastante diferente en Daoukro, el bastión de Bédié, donde presidirá el "Consejo Nacional de Transición". "Estos resultados son una farsa. No hubo elecciones presidenciales en Côte d'Ivoire. Continuaremos la desobediencia civil hasta que Ouattara deje el poder", dice Firmin, un joven en una barricada. En Abiyán, un peluquero que no votó dijo: "¡Estamos cansados de la política! Lo único que queremos es que se detenga", declaraba a AFP.
El lunes por la noche, detonaciones provocadas por personas no identificadas, que no causaron heridos, resonaron frente a las casas en Abidján de cuatro líderes de la oposición. "Estábamos con el presidente Bédié. Escuchamos ocho disparos. Fue muy fuerte. Las ventanas temblaron", dijo a AFP Maurice Kakou Guikahué, número dos del principal movimiento de oposición.
Mientras la misión de observación de la Unión Africana considera que "la elección se llevó a cabo de manera globalmente satisfactoria", el Centro Carter, una fundación creada por el ex presidente de los Estados Unidos y premio Nobel de la Paz Jimmy Carter, es mucho más crítico: "El contexto político y de seguridad hizo imposible organizar una elección competitiva y creíble", declara a la agencia de noticias francesa.
Miles de marfileños abandonaron las grandes ciudades anticipando disturbios. Hace diez años, después de la crisis que siguió a las elecciones presidenciales de 2010, murieron 3.000 personas después de que el presidente Laurent Gbagbo (en el poder desde 2000) se negara a reconocer su derrota contra el Sr. Ouattara.
Estos acontecimientos en Côte d'Ivoire, el mayor productor de cacao del mundo, despiertan temores de una nueva crisis en una región golpeada por ataques yihadistas en el Sahel y el reciente golpe de Estado en Mali. A estos sucesos hay que añadir una disputada elección en Guinea y un fuerte movimiento de protesta entre jóvenes en Nigeria que está siendo reprimido con gran brutalidad policial.
