El jefe del Gobierno no plantea las fortalezas del tejido espacial español para aumentar las relaciones comerciales con Nairobi y Pretoria

El presidente Sánchez regresa de Kenia y Sudáfrica sin conocer sus crecientes capacidades espaciales

photo_camera PHOTO/Borja Puig de la Bellacasa - El encuentro en Nairobi entre Pedro Sánchez y William Ruto ha pretendido mejorar los intercambios económicos e industriales entre Kenia y España, aunque la espacial no ha estado entre ellas

El presidente Pedro Sánchez está de regreso en Madrid tras su viaje oficial relámpago de dos días de duración a Kenia y Sudáfrica, donde ha querido reforzar los vínculos económicos y comerciales de España con dos grandes e importantes naciones del África negra.

El motivo de la estancia del jefe del Ejecutivo español, primero en Nairobi ‒26 de octubre‒ y al día siguiente en Pretoria y Johannesburgo no ha tenido por objeto asistir a la firma de ningún multimillonario contrato ganado en competencia internacional por alguna gran empresa o consorcio nacional en aquellas tierras. Antes al contrario, ha vuelto sin ningún acuerdo de alto nivel

Su viaje de Estado se ha limitado a entrevistarse con el presidente keniata William Ruto ‒de 56 años, que tomó posesión el 13 de septiembre‒ y con el sudafricano Cyril Ramaphosa, de 70 años ‒en el cargo desde mediados de febrero de 2018‒ para dejar testimonio de su apoyo a las propuestas de las empresas españolas en los sectores de las energías renovables, la pesca, la automoción, las infraestructuras y la industria alimentaria. 

PHOTO/Borja Puig de la Bellacasa - El presidente Sánchez y la ministra de Industria, Reyes Maroto, con los directivos de las empresas españolas de energías renovables, automoción, infraestructuras y agroalimentarias asentadas en Kenia

En su comparecencia junto al presidente sudafricano para atender a los medios de comunicación, Pedro Sánchez ha declarado que ha tenido ocasión de “hablar largo y tendido con el presidente Cyril Ramaphosa, (…), y en seguir fomentando la interrelación de nuestras economías con el objetivo de reforzar el tejido productivo de ambos países”. En términos semejantes se ha expresado respecto a sus conversaciones con el presidente keniata William Ruto.

Sin embargo, bien por desconocimiento de los responsables de organizar la agenda del viaje, por no haber tratado el asunto en las reuniones de coordinación con los diferentes ministerios o simplemente por olvido o ignorancia, el presidente ha desaprovechado una ocasión de oro para abrir una nueva vía de relaciones comerciales con Kenia y con Sudáfrica. 

PHOTO/EFE - El mandatario sudafricano Cyril Ramaphosa y Pedro Sánchez hablaron sobre nuevas vías para fomentar las transacciones comerciales entre ambos países, pero el español no incluyó en su agenda el potencial del sector espacial nacional
Israel busca colaborar con la Agencia Espacial de Kenia 

El ámbito que no se ha tratado en las conversaciones presidenciales bilaterales es el relativo a las aportaciones que la industria y la tecnología espacial española puede volcar al crecimiento del citado sector en Kenia y Sudáfrica, que si para España tiene carácter estratégico, todavía más para las autoridades de Nairobi y Pretoria.

Los dos países son veteranos actores espaciales de África y cada uno dispone de su propia agencia espacial. También poseen sus políticas, estrategias y planes espaciales nacionales y una industria en crecimiento basada en pequeñas empresas y startups. Las autoridades de ambos países dedican de manera preferente las tecnologías derivadas del espacio ultraterrestre a mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas, gestionar su extenso territorio y favorecer el crecimiento de sus clases medias.

Consideradas ambas naciones por Moncloa como “dos de las democracias más estables y sólidas de la región”, Sudáfrica tiene 60 millones de habitantes y una extensión casi dos veces y media la de España y Kenia 56 millones de personas y un territorio el 17% mayor que el español. Así es que las autoridades de Nairobi y Pretoria se apoyan en las prestaciones espaciales para automatizar y respaldar los servicios públicos sanitarios y educativos y mejorar su industria, pesca y agricultura.

PHOTO/KSA - Tras la visita del presidente Sanchez, el embajador de Israel en Nairobi, Michael Lotem, mantuvo una reunión con el director general de la Agencia Espacial de Kenia, Hillary Kipkosgey, para tratar la posibilidad de cooperar

Lamentablemente, Moncloa no ha identificado la temática espacial como digna de ser tratada por Pedro Sanchez con sus anfitriones y el tema no se ha incluido en las agendas bilaterales. No consta que en el séquito del presidente estuviera algún alto funcionario o directivo conocedor del tema. Ni tampoco en el de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que le acompañaba. En la delegación no figuraba ningún empresario del sector, ni siquiera un ejecutivo del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), organismo dependiente de la cartera de Ciencia de la ministra Diana Morant, donde se concentra la cooperación espacial multi y bilateral.

Pero el asunto que el presidente español ha dejado de lado, otros lo valoran. Al día siguiente de la reunión entre Sánchez y el presidente Ruto, el embajador de Israel en Nairobi, Michael Lotem, mantenía un encuentro con el director general de la Agencia Espacial de Kenia o KSA ‒del inglés Kenya Space Agency‒, el general de Brigada Hillary Kipkosgey. Trataron sobre la posible colaboración en observación de la Tierra, gestión de recursos hídricos y utilización de datos satelitales. Kenia también mantiene excelentes relaciones con la NASA norteamericana y con las agencias de Alemania (DLR), Francia (CNES) y muy en especial con la de Italia (ASI).

Y es que, para sorpresa de muchos, las primeras actividades espaciales en Kenia se remontan a 1962, un año antes de la independencia del país, cuando todavía era un dominio del Reino Unido. Fue muy poco después de que la NASA levantara en Robledo de Chavela (Madrid) la primera antena para el seguimiento de sus sondas Mariner enviadas a la exploración de Mercurio, Venus y Marte. 

PHOTO/DST - Kenia y Sudáfrica quedan lejos del grado de desarrollo de la industria espacial española, por lo que es viable establecer un marco de cooperación. El nano satélite de 4 kilos ZACube2 y tecnología radio definida por software fue lanzado en 2018
Las fortalezas de dos veteranos del sector espacial africano 

Bajo el amparo del Gobierno de Roma del entonces primer ministro Amintore Fanfani, la Universidad La Sapienza de Roma y la NASA reformaron un par de plataformas petrolíferas y las anclaron en las inmediaciones de Malindi, en la costa keniata del Índico. Sobre una de ellas ‒bautizada San Marco‒ instalaron un sistema de lanzamiento de cohetes y en la otra ‒Santa Rita‒, los equipos de seguimiento.

Resulta que Kenia se encuentra en el Ecuador geográfico, una posición muy ventajosa para efectuar lanzamientos al espacio porque los cohetes aumentan su velocidad en unos 1.650 km/h adicionales si vuelan en el sentido de la rotación de la Tierra, lo que permite transportar cargas útiles más pesadas con un mismo impulso. Entre 1964 y 1988 se dispararon más de 20 cohetes sonda y nueve pequeños satélites. Hoy la ASI entrena a ingenieros keniatas y mantiene el Centro Espacial Broglio en Malindi, dedicado al seguimiento de objetos espaciales.

El Gobierno de Kenia ha publicado su política espacial, la KSA tiene su plan estratégico 2020-2025 y posee otros tres centros de recepción de señales satélite a lo largo del país, en Longonot, Kericho y Nairobi. Desde 2018 ha puesto en órbita varios nano satélites y lo va a seguir haciendo. El lanzado en marzo de 2021 es Simba, para rastrear los movimientos de los animales salvajes en los parques nacionales de Kenia, cuyos datos procesan las universidades de Nairobi, Machakos y La Sapienza. 

PHOTO/SANSA - Sudáfrica está bañada por las aguas del Atlántico y el Índico y su extensión es dos veces y media la de España. La SANSA emplea muchas herramientas de software para dar la máxima certidumbre a sus predicciones meteorológicas

Sudáfrica unificó en 2008 por Ley sus esfuerzos en ciencia, tecnología e investigación espacial, pero hasta el 9 de diciembre de 2010 no dio vida en Pretoria a la Agencia Espacial Nacional de Sudáfrica (SANSA), que desde marzo de 2022 dirige con carácter interino la profesora Andiswa Mlisa. Con grandes antenas de seguimiento en Hartebeesthoek, cerca de Johannesburgo, la SANSA mantiene estrechas relaciones con la NASA, el CNES, la administración espacial de China (CNSA), la agencia británica (UK Space) y la Organización de Investigación Espacial de India (ISRO). También con la Agencia Espacial Brasileira (AEB), con la que ha estrechado lazos tras firmar un acuerdo en 2020 y organizar una cumbre industrial virtual en mayo pasado.

El Consejo Sudafricano para Asuntos Espaciales (SACSA) ha definido la política espacial del país, con el norte puesto en su utilización para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. La Ley de Asuntos Espaciales de julio de 1993, actualizada en 1995, rige las actividades espaciales gubernamentales y privadas. Desde 1999 ha enviado al espacio una decena de nano satélites, los últimos tres en enero de 2022 (MDASat) para el seguimiento de buques por el sistema AIS. En diciembre de 2014 lanzó el Kondor-E para fines militares, una plataforma radar de apertura sintética (SAR) de 1,1 toneladas construida por la industria rusa.

PHOTO/COFIDES - El presidente de la Compañía Española de Financiación del Desarrollo (COFIDES), José Luis Curbelo, y la directora de Operaciones de la Corporación de Desarrollo Industrial de Sudáfrica, Joanne Bate, suscribieron un acuerdo de inversiones

Alrededor de medio centenar de empresas y startups conforman su tejido industrial, entre ellas NewSpace Systems, una compañía de hardware que exporta sus productos a 26 países, principalmente Estados Unidos, pero también a China, India, Japón, Países Bajos y Reino Unido. Junto con Australia, Sudáfrica, alberga el radiotelescopio más grande del mundo, el Square Kilometre Array (SKA), cuyos ojos y oídos electromagnéticos pretenden localizar vida inteligente en el cosmos, proyecto en el que participa España. En resumen, una ocasión de colaboración perdida, pero no imposible de retomar.

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