El presidente del Parlamento libio, Aguila Saleh amenaza con una moción de censura a Dbeiba

El primer ministro libio se enfrenta a una moción de censura 

photo_camera AFP/GREGORIO BORGIA - El primer ministro libio Abdul Hamid Dbeiba

Desde el levantamiento contra Muamar Gadafi en 2011 Libia se encuentra sumida en la inestabilidad. Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los heterogéneos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar el Gadafi. Tras una breve transición política, el país se fragmentó en dos tras la decisión del Parlamento saliente de no reconocer los resultados electorales y trasladarse a la ciudad oriental de Tobrouk. 

Después de un fallido proceso de diálogo liderado por la ONU, la comunidad internacional impuso un Gobierno de Acuerdo Nacional (GNU) en Trípoli, que entró en conflicto con el este y desató una guerra civil en la que murieron más de 8.000 personas y en la que combatieron distintas milicias apoyadas por mercenarios rusos en el este, y por Turquía y soldados de fortuna sirios en el oeste.

En 2019, Moscú y Ankara, los dos regímenes que más influyen en el conflicto multinacional de Libia -el primero totalmente privatizado de la era moderna- lograron un alto el fuego que dio paso a un nuevo proceso de reconciliación tutelado por la ONU y del que salió el actual Ejecutivo con la misión de preparar las elecciones del 24 diciembre.

PHOTO/AFP  -   Jalifa Haftar, Aguila Saleh y Al Sarraj durante una reunión en Paris en 2018

A pesar de los avances hacia una solución política para Libia tras una década de violencia y caos, la mayor parte del país sigue controlada por grupos armados, la corrupción es galopante y las potencias externas implicadas en el conflicto no se han retirado. Desde el pasado marzo, el poder está en manos del Gobierno Nacional de Unidad (GNU), elegido por el Foro para el Diálogo Político de Libia (FDPL), al margen de los gobiernos hasta entonces enfrentados y que debe unificar el país, mantener el alto el fuego y conducirlo hasta las próximas elecciones. 

Estos comicios serían un gran paso dentro de los esfuerzos internacionales para establecer seguridad y paz en el país norafricano, donde muchos grupos armados todavía continúan teniendo poder en el territorio. No obstante, la posibilidad de que estas elecciones, que supondrían un punto importante dentro de la situación de Libia, puedan posponerse significaría un estancamiento en el proceso de paz.

El primer ministro en funciones de Libia, Abdul Hamid Dbeiba, ha rechazado categóricamente la propuesta de casi una treintena de diputados para impulsar una moción de censura contra su Gobierno, en un enfrentamiento contra el Legislativo que amenaza con bloquear los planes para la celebración de elecciones en el país a finales de año. Dbeiba, quien asumió el cargo en marzo, esgrimió que las razones del Parlamento para no aprobar sus repetidas propuestas presupuestarias eran "poco realistas y endebles" y culpó al organismo de obstaculizar las elecciones planeadas para diciembre.

PHOTO/REUTERS - El Parlamento libio se reúne para discutir la aprobación del nuevo gobierno, en Sirte, Libia, el 8 de marzo de 2021

La disputa presupuestaria ha surgido como un elemento central en la creciente fricción entre facciones políticas rivales que ha socavado un proceso respaldado por la ONU, contemplado como la mejor posibilidad que se le ha ofrecido al país en años para poner fin a la senda del conflicto.

Dbeiba considera crucial la aprobación de los presupuestos para salvar al país de la crisis energética en la que todavía está inmerso, en parte por la destrucción de las infraestructuras eléctricas durante el conflicto. "Esto estaría resuelto si el presupuesto hubiera sido aprobado. En diez años no hemos gastado nada en proyectos, estaciones y red eléctrica", indicó el mandatario.

Las amenazas a la estabilidad siguen estando presentes. El reto principal es el de definir si se deben celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias directas simultáneamente o permitir que el Parlamento elegido escoja al presidente. Otro de los interrogantes son los requisitos de elegibilidad de los candidatos.

El presidente del parlamento, Aguila Salé, exigió que Dbeiba comparezca ante la cámara, elegida en 2014, para ser interrogado sobre el desempeño de su gobierno o enfrentarse a un voto de censura, asegurando que, si el primer ministro de Libia en funciones no se presenta a la sesión de control prevista, él mismo convocará una moción de censura contra el mandatario por faltar al respeto a la cámara.

AFP/ HANNIBAL HANSCHKE  -   Vista general de los participantes que asisten a la Cumbre de Paz sobre Libia en la Cancillería de Berlín

Asimismo, un grupo de 27 miembros del Parlamento libio establecido en la ciudad oriental de Tobrouk pidió que se retire la confianza al Gobierno de Unidad Nacional. En un comunicado difundido a los medios, los diputados exigieron que se adopte esta medida en la sesión de control convocada para el lunes ante el "irresponsable comportamiento del primer ministro Abdul Hamid Dbeiba, que está controlado por los corruptos y su dinero político”. Los 27 legisladores, agrupados en el llamado "Bloque de Soberanía Nacional", están vinculados al mariscal Jalifa Haftar, tutor del Gobierno no recocido en el este de Libia y hombre fuerte del país.

En relación con este último punto, Naciones Unidas ordenó al Parlamento libio que aceptara las bases constitucionales para las elecciones y adoptara una legislación electoral antes del 1 de julio, lo que le dio a la Alta Comisión Electoral Nacional del país tiempo suficiente para prepararse antes de la votación. Sin embargo, los desacuerdos en materia constitucional engendraron el bloqueo político para la aprobación del marco legal.

Por lo tanto, aún no está claro si antes de los comicios se celebrará un referéndum constitucional. En cualquier caso, el general Jalifa Haftar ha rechazado de plano la consulta ya que le impediría presentar su candidatura presidencial. Según el proyecto, los ciudadanos con doble nacionalidad y las que están en servicio militar activo no pueden presentarse a las elecciones, unos requisitos que Haftar incumple al tener nacionalidad estadounidense. Un fracaso en la celebración de las elecciones o un resultado controvertido podría poner fin al proceso político y reiniciar un conflicto que ha destrozado franjas de las ciudades de Libia, atraído a las principales potencias externas y dejado a mercenarios extranjeros atrincherados en las líneas del frente.
 

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