Irán y Turquía estarían buscando ganar terreno en el país llenando el vacío que podría dejar una Rusia ocupada con la invasión de Ucrania

El reparto del pastel de la presencia rusa en Siria

AFP/DELIL SOULEIMAN - Soldados rusos en la carretera clave M4 en la provincia nororiental de Al-Hasaka, en Siria, el 20 de enero de 2020

Varios actores estarían intentando aprovechar la distracción rusa con la invasión de Ucrania para avanzar en su presencia en Siria.

Mientras el Kremlin centra todos sus recursos militares en la guerra ante el fracaso de las primeras semanas, varios reportes apuntan a que estaría desplazando tropas regulares y mercenarios de Wagner desde otros escenarios.

Según el medio independiente The Moscow Times, Moscú habría comenzado a retirar un importante número de sus efectivos militares de Siria para transferirlos a Ucrania, viéndose obligado, incluso, a abandonar varias de sus bases aéreas en el país. 

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Por su parte, un informe del ‘think tank’ israelí Alma Research and Education Center habla de un envío de parte de los más de 10.000 soldados regulares rusos que se encontrarían en Siria ante la invasión de Ucrania, si bien este mismo informe afirma que “no está claro que, a la luz de la guerra en Ucrania, Rusia haya reducido sustancialmente el número de tropas en Siria”, señalando el carácter estratégico de este país para el Kremlin.

Por otro lado, según la inteligencia británica, la empresa militar privada Wagner habría desplegado hasta mil mercenarios en el este de Ucrania a expensas de sus operaciones en África y Siria. Wagner, dirigido por Yevgeny Prigozhin, una figura muy cercana a Vladímir Putin, es acusado de hacer el trabajo sucio para el Kremlin. Además de Siria, este grupo ha intervenido en otros muchos conflictos, desde Libia a Mozambique, pero ahora estaría reduciendo sus operaciones en estos países para unirse a la ofensiva del Donbass, donde parece estar teniendo un claro protagonismo en el campo de batalla.

Rusia intervino en la guerra civil siria en 2015 a petición de Damasco, y desde entonces se ha convertido en el principal actor en el país y el gran sostén de Bachar al-Asad, imponiéndose a otras potencias que también buscaban establecer su propia agenda, como Irán y Turquía. No obstante, un repliegue de efectivos rusos podría ser aprovechado por estos países para ganar terreno. 

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El sustituto iraní

Irán es el otro gran aliado de Al-Asad, habiendo también intervenido en su favor directamente y a través de proxis como Hizbulá. Sin embargo, Teherán habría tenido un rol menor a Moscú, y su presencia militar en Siria se ha visto amenazada por los constantes bombardeos israelíes, con aquiescencia rusa.

Pero ahora, ante la supuesta retirada rusa de efectivos, de acuerdo con la información de The Moscow Times, los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica iraníes y Hizbulá estarían ocupando las bases aéreas que el Kremlin supuestamente habría abandonado, sin que, de momento, estos rumores hayan sido confirmados.

Mientras, el pasado 8 de mayo, Al-Asad realizó una visita sorpresa a Irán, reuniéndose con el líder supremo Alí Jamenei y el presidente Ebrahim Raisi, en el que es su primer viaje al país persa desde 2019 y su segundo viaje desde el comienzo de la guerra civil en 2011. “Esta conexión y relación es vital para los dos países y no debemos permitir que se debilite, por el contrario, debemos reforzarla cuanto sea posible”, declaró entonces Jamenei.

Para muchos observadores, el contexto de la visita no ha pasado desapercibido, y Al-Asad podría estar buscando reforzar el apoyo iraní en medio de una potencial reducción del rol ruso en el país. 

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Turquía a la ofensiva

El otro actor que parece estar sacando provecho de la distracción rusa no es otro que Turquía. En este sentido, Recep Tayyip Erdoğan, anunció el pasado lunes que el país lanzará próximamente una nueva operación militar en el norte de Siria.

“Pronto tomaremos nuevos pasos para completar las zonas de seguridad de 30 kilómetros de profundidad que hemos establecido a lo largo de nuestra frontera sur”, afirmó el presidente turco. “La operación comenzará tan pronto como nuestro Ejército, Servicio de Inteligencia y Policía finalicen sus preparaciones”, finalizó Erdoğan, afirmando que los detalles se ultimarán en la reunión del próximo jueves del Consejo de Seguridad Nacional.

El objetivo serían las zonas bajo control de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), una milicia kurda que forma parte de las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, que fue clave en la derrota del Estado Islámico. Ankara acusa a las YPG de ser una rama del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK, por sus siglas en kurdo), una agrupación izquierdista que ha llevado a cabo una insurgencia armada contra Turquía desde 1984.

Este anuncio se produce poco después de que Erdoğan anunciara el objetivo de lograr el retorno de hasta un millón de refugiados sirios a las “zonas de seguridad” ocupadas por Ankara, en medio de una creciente presión social y de la oposición ante la presencia de alrededor de 3,7 millones de refugiados sirios en Turquía. 

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Esta sería ya la cuarta incursión turca desde el inicio de la guerra civil en este país en 2011, persiguiendo controlar la frontera turco-siria frente al Estado Islámico y las YPG. La última, en 2019, no logró cumplir sus objetivos, ante la entrada de Rusia y las fuerzas leales a Damasco en territorios de las YPG, llevando a un alto el fuego y un acuerdo de patrullas conjuntas entre Moscú y Ankara, que desde entonces han tratado de mantener un complejo equilibrio de fuerzas en el norte de Siria.

Sin embargo, un posible debilitamiento de la presencia rusa en el país árabe puede permitir a Turquía terminar lo iniciado y establecer al completo sus “zonas de seguridad”.

Además, el anuncio de Erdoğan se produce en el contexto de su rechazo a la entrada en la OTAN de Suecia y Finlandia, acusándoles de apoyar al PKK, un movimiento que para Marc Pierini, experto en Turquía y Oriente Medio, estaría más relacionado con las elecciones presidenciales y legislativas turcas de 2023, a las que líder del AKP llega por detrás de sus rivales en las encuestas. 

Sin embargo, afirma Pierini, “esta cuestión se ve empequeñecida por el sentimiento ineludible de que la objeción turca también pretende jugar a favor del Kremlin, aunque esto fue negado por los círculos gubernamentales en Ankara”. 

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Nur-Sultán: ¿posible cónclave?

A la espera de que surjan más detalles sobre la ofensiva turca y el posible aumento de la influencia iraní, una primera toma de contacto podría producirse en la próxima ronda del llamado proceso de paz de Astaná, cuya fecha provisional sería del 14 al 16 de junio, según anunció el pasado martes el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores kazajo.

Llevado a cabo en la capital de Kazajstán (desde 2019 llamada Nur-Sután), el proceso de paz de Astaná fue lanzado por Rusia, Turquía e Irán en 2017, con aras de lograr una solución al conflicto sirio satisfactoria para las tres partes. Ahora, Moscú, Ankara y Teherán tienen la oportunidad de reunirse por primera vez desde el inicio de la invasión en aras de establecer las nuevas normas del juego en Siria y gestionar el posible repliegue ruso.

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