Los combatientes sirios que operan a las órdenes de Turquía se dedican al pillaje de forma sistemática. Además, el agua está siendo empleada como arma contra los civiles

El saqueo como forma de hacer la guerra

AFP/BULENT KILIC - Combatientes sirios respaldados por Turquía

Las violaciones de derechos humanos han estado a la orden del día a lo largo de los nueve años que dura la guerra de Siria. Todas las facciones intervinientes, desde Daesh en su día al Ejército Árabe Sirio del presidente Bachar al-Asad, pasando por los grupos rebeldes de la oposición, han incurrido en este tipo de comportamientos.

Delitos como el robo han estado presentes en todos los rincones. De hecho, el saqueo indiscriminado de las propiedades privadas y públicas han sido el modus operandi habitual de los grupos armados que actúan en el norte del país a las órdenes del Gobierno de Turquía. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) lleva meses documentando actos de pillaje perpetrados por los integrantes de estas organizaciones, emparentados con mucha frecuencia con entidades cercanas al terrorismo yihadista.

Uno de los últimos episodios ha tenido lugar en la localidad de Al-Amir, al norte de Raqqa y en la zona que ha quedado bajo control turco tras la operación ‘Escudo de Primavera’. Allí, una milicia asociada al Ejército de Ankara ha acometido el robo de hasta 20 ovejas del rebaño de un granjero local. Teniendo en cuenta las fechas actuales, los animales podrían estar destinados a la comida del fin del ayuno del Ramadán (‘iftar’) o, incluso, a la fiesta del fin de Ramadán, que tendrá lugar dentro de veinte días.

En todo caso, la dinámica de arrebatar las propiedades privadas y usurpar las públicas para luego hacer negocio con ellas ha sido constante en los últimos años de la guerra. En las poblaciones de Abu Rasin y Tal Tamr, cerca de Al-Hasakah, en el extremo nordeste de Siria, se han registrado el robo de varios de los motores eléctricos que sirven para bombear el agua de los pozos. Según el SOHR, fueron posteriormente revendidos en el mercado negro por menos de una cuarta parte de su valor.

Las consecuencias de estos actos son sumamente dañinas para la población local. Al no disponer de la infraestructura necesaria para obtener el agua, sus lugares de residencia se vuelven, en la práctica, inhabitables. Por esta razón, muchos de ellos se ven obligados a dejar sus hogares para establecerse en otros sitios. La de Siria es una guerra donde el agua, un bien muy escaso en las zonas desérticas que dominan el país, también ha sido utilizada como arma.

Naciones Unidas estima que los combates entre el régimen de Damasco y las organizaciones opositoras respaldadas por el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan han dejado en torno a un millón de personas desplazadas. Muchas de ellas se han visto forzadas a instalarse en los precarios e insalubres campamentos de refugiados de la frontera entre Siria y Turquía.

Escenas como esta han sido habituales en los últimos nueve años en Siria
Tenso alto el fuego

A nivel bélico, el alto el fuego que firmaron Rusia -principal aliada de Al-Asad- y Turquía a principios del mes de marzo ha estado dando algunos resultados. Al menos, los choques directos entre el Ejército Árabe Sirio y las Fuerzas Armadas turcas desplegadas en la zona de desescalada de Idlib han cesado. Además, las patrullas conjuntas ruso-turcas por la estratégica autopista M4 avanzan a buen ritmo. Ya han tenido lugar siete desde que comenzó el operativo.

Aunque nadie parece querer un enfrentamiento abierto, los actores implicados siguen fortaleciendo su elemento disuasorio. A lo largo de los últimos días, Ankara ha enviado una nueva columna de 25 vehículos militares cargados de suministros, entre unidades de combate y de transporte, al frente del noroeste. Con la llegada de los refuerzos, el SOHR estima que Turquía suma ya más de 6300 vehículos desplegados en territorio sirio.

La situación de calma tensa que se respira en el país es alterada frecuentemente por los constantes bombardeos efectuados contra las milicias. El Ejército de Damasco, de hecho, continúa un avance que parece inexorable, con repetidos ataques aéreos de artillería y aviación. En las últimas horas, el SOHR reporta que los municipios de Sfuhen, Al-Ftera y Fulayfel, en el área rural de Jabal al-Zawiyah, han sido bombardeados. 

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