El satélite natural de la Tierra toma el relevo de Marte y acapara las inversiones de Estados Unidos y otros países con intereses ultraterrestres

El segundo asalto a la Luna comienza en 2022

photo_camera PHOTO/NASA Johnson - La NASA ha programado para primavera el despegue de la misión Artemis I, el vuelo inaugural de Sistema de Lanzamiento Espacial y la cápsula Orión, cuyos ensayos se efectúan desde el Centro de Control de Houston, Texas

El pistoletazo de salida para que Estados Unidos vuelva a poner los pies en la Luna ha coincidido con el final de las 12 campanadas de la Nochevieja. Con ellas, la NASA cierra 2021, aleja su foco principal de Marte y abre un quinquenio en el que el satélite natural de la Tierra se convierte por segunda vez en su gran objetivo.

A partir de ahora, el Planeta Rojo pasa a un segundo plano y la Luna toma el protagonismo ultraterrestre. El presidente Joe Biden y el administrador de la NASA, Bill Nelson, quieren que los contribuyentes norteamericanos revivan la gloria alcanzada en los años 60 y 70 y vean a hombres y mujeres de diferentes sexos y razas volar hacia Selene y caminar sobre su polvorienta superficie. Europa, Japón y otras naciones están invitadas a participar en el gran proyecto bautizado Artemis.  

La NASA tiene programada para esta primavera la misión Artemis I, el disparo inaugural de su nuevo mastodonte del espacio, conocido como Sistema de Lanzamiento Espacial o SLS. Será un vuelo de prueba sin tripulantes, en el que un gigantesco cohete de más de 100 metros de altura rebasará la atmósfera terrestre para colocar alrededor de la Luna una cápsula euroamericana Orión sin nadie a bordo.

La estación cislunar Getaway está concebida para preparar misiones complejas sobre la Luna y servir de base a la exploración humana del sistema solar. A la izquierda, la nueva cápsula tripulada Orión

El SLS es de dimensiones semejantes, pero mucho más potente que el gigantesco Saturno V, el cohete encargado de trasladar a la Luna a los astronautas norteamericanos de las misiones Apolo. Conviene recordar que desde que los tres pasajeros del Apolo 17 abandonaron Selene el 14 de diciembre de 1972, ningún otro ser humano ha pisado nuestro satélite natural. Y de eso hace ya la friolera de medio siglo.

En su función de transporte a la Luna, el SLS cuenta con un alter ego. Se llama Starship, un vector reutilizable de la compañía SpaceX del magnate Elon Musk. El próximo mes de marzo tiene que demostrar sus capacidades de vuelo orbital, aunque ya ha sido elegido para depositar sobre la Luna a los primeros norteamericanos. La NASA quiere que uno y otro lanzador sirvan también para tomar el camino de Marte, en el que nuestro satélite es una base de partida que hay que consolidar y de la que forma parte el futuro complejo cislunar Gateway.

Hombre de total confianza del presidente Biden, el administrador de la NASA Bill Nelson es el responsable de lograr que los norteamericanos revivan los años de gloria de hace 50 años
Una carrera de medio fondo sin competidor

Será a partir de 2025 cuando la NASA conceda luz verde a los vuelos tripulados en cualquiera de los dos cohetes, cuyos módulos de descenso depositarán en el suelo lunar a los primeros astronautas que retornan al desolado paisaje. Mientras tanto, empresas privadas como Astrobotic, Intuitive Machines, Rocket Lab y las sondas Peregrine 1 y Nova-C enviarán proyectos a la Luna para ensayar nuevas tecnologías robóticas.

También misiones automáticas son las que van a poner en práctica durante el año en curso aquellos países que no cuentan con el abrumador potencial de Estados Unidos. Es el caso de Emiratos, con su pequeño vehículo Rashid; Japón, con sus módulos SLIM y Hakuto-R; Corea del Sur, con su proyecto KPLO; India, con su rover Chandrayaan-3; e incluso Rusia, con su sonda científica Luna 25 que partirá en julio y es la primera misión del Kremlin a la superficie lunar desde hace más de 45 años.

China se mantiene por el momento en un perfil bajo. Consciente de su falta de experiencia en vuelos tripulados a nuestro satélite natural, se reserva el papel protagonista para años venideros. Lo hace porque toda su atención está puesta en completar el montaje básico de la estación espacial Tiangong. El nuevo módulo Wentian de 20 toneladas se acoplará en junio y el Mengtian en agosto para que, a partir de 2023, astronautas chinos y de terceros países, realicen experimentos con la colaboración de la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de Naciones Unidas.

Más potente que el Saturno V del programa Apolo, el Sistema de Lanzamiento Espacial es un gigantesco cohete de más de 100 metros de altura cuya misión es encaminar la cápsula euroamericana Orión a la órbita lunar

India no dispone de complejo orbital, pero ha planeado para el segundo semestre del año lanzar sus dos primeras cápsulas tripuladas, aunque sin personas a bordo. En su interior habrá un robot humanoide llamado Vyommitra para recoger los parámetros del vuelo. Las previsiones son que el primer cohete tripulado haga su despegue en 2023, lo que le convertiría en el cuarto país en poder situar seres humanos alrededor de la Tierra.

El turismo espacial avanza a ritmo desigual. El magnate norteamericano Jeff Bezos, una vez conseguido el éxito de su cápsula New Shepard con tres ascensos y descensos de 2021, tiene planeado un mínimo de 6 vuelos suborbitales anuales de pago a lo largo del año. La compañía Virgin Galactic del británico Richard Branson también se plantea comenzar vuelos regulares, pero antes debe concluir la validación completa del SpaceShipTwo. Y en el plano comercial, las mega constelaciones de satélites de comunicaciones de banda ancha Starlink y OneWeb continuarán su despliegue.

De apariencia externa que recuerda al transbordador espacial, el pequeño Dream Chaser tiene capacidad para alojar astronautas y trasladar cargas de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional
Proyectos importantes para 2022

Un importante proyecto financiado por la NASA es el pequeño avión espacial Dream Chaser. Desarrollado por la compañía Sierra Nevada para transportar astronautas, su forma externa recuerda a la del transbordador espacial, pero es mucho más pequeño. Su primera actividad se producirá en breves fechas y será una misión de reabastecimiento a la Estación Espacial Internacional (ISS). Coincide en el tiempo con la decisión anunciada por la Casa Blanca el 31 de diciembre de que la NASA alarga su participación en la ISS hasta 2030, algo que Rusia está pendiente de confirmar.

La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene dos importantes retos en estos 12 meses. Uno es el despegue de la sonda JUICE a mediados de 2022, que tras un periplo de 8 años por el cosmos buceará en Europa y Ganímedes ‒dos heladas lunas de Júpiter‒, en busca de algún signo de vida. El otro desafío está una vez más en el Planeta Rojo, que sigue captando la atención de los científicos. 

Rusia tiene previsto posar este año en la superficie de la Luna su sonda científica Luna 25, la primera misión del Kremlin al escenario lunar desde hace más de 45 años

En cooperación con la agencia espacial rusa Roscosmos, la ESA está todavía pendiente de completar la muy demorada misión ExoMars 2022, cuyo orbitador se encuentra desde octubre de 2016 alrededor del planeta. Allí aguarda su segundo componente ‒el vehículo todo terreno Rosalind Franklin‒, cuyo despegue está programado para la segunda mitad de 2022.

Rusia aporta a la misión el módulo de descenso y la ESA el vehículo robótico, que cuenta con una importante contribución de la industria espacial española. En junio de 2023 llegará a Marte, donde la potente taladradora fijada al vehículo Rosalind Franklin perforará el subsuelo a la caza de moléculas orgánicas que identifiquen rastros de vida. Y para cerrar el año, la ESA celebrará su cumbre ministerial en París, que debe aprobar los fondos para sus nuevos proyectos.

El vector reutilizable y de despegue y aterrizaje vertical Starship de la compañía SpaceX de Elon Musk efectuará su vuelo inaugural en marzo. Está obligado a refrendar la confianza que la NASA ha depositado en el proyecto

En el ámbito de los cohetes, la ESA tiene previsto el primer vuelo del pequeño Vega C y del más potente Ariane 6, cuyo completo desarrollo avanza a marchas forzadas para poder efectuar su vuelo inaugural a finales de 2022, lo que no es nada fácil. El Ariane 6 es el relevo del Ariane 5 actualmente en servicio, que en 2021 tan solo ha volado en 3 ocasiones, la última el 25 de diciembre, para poner en órbita el gran telescopio espacial James Webb. 

En España, el lanzador suborbital Miura 1 de la compañía PLD debe elevarse desde Huelva a finales de año. En Asia debutará el cohete japonés H3 de Mitsubishi Heavy Industries, que pretende mejorar la competitividad de Tokio en el mercado global, mientras Pekín dará rienda suelta a varios nuevos cohetes, algunos de supuestas compañías privadas. Y Estados Unidos estrenará el Vulcan Centaur propulsado por metano, que será el caballo de batalla del Pentágono para situar en el espacio sus plataformas militares. 

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