A pesar de las advertencias por parte de Estados Unidos, Ankara pretende adquirir otro sistema s-400 antimisiles

Erdogan “no duda” en comprar un segundo lote de sistemas de defensa aérea rusa

photo_camera PHOTO/SERGEI CHIRIKOV vía REUTERS - El presidente ruso Vladimir Putin (D) estrecha la mano del presidente turco Recep Tayyip Erdogan (I) durante su conferencia de prensa conjunta tras las conversaciones ruso-turcas

Recep Tayyip Erdogan se mantiene firme en su decisión de adquirir un segundo lote del sistema de defensa aérea antimisles s-400 ruso. Las advertencias lanzadas desde Washington no han conseguido hacer cambiar de opinión al líder de Turquía, que asegura no haber podido alcanzar un acuerdo con ningún país de la OTAN. Este movimiento de Ankara podría seguir abriendo la brecha que se ha formado en la organización que ya se vio gravemente debilitada a consecuencia del acuerdo anunciado hace algo más de una semana entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia para la defensa del Indo-pacífico.

Desde el Gobierno de Joe Biden ven los s-400 como una importante amenaza hacia sus aviones F-35. Sin embargo, Erdogan, en línea con lo que ha sido y sigue siendo su liderazgo al frente de Turquía, ha hecho oídos sordos a las advertencias. Incluso, cree que “en el futuro, nadie podrá interferir en términos de qué tipo de sistemas de defensa adquirimos, de qué país y a qué nivel”. Añade además que “nadie puede interferir con eso. Somos los únicos en tomar tales decisiones”, mostrando una fuerte respuesta a los avisos enviados desde Estados Unidos.

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Y es que es importante recordar que la primera adquisición de este sistema de defensa le costó a Turquía una sanción por parte de los norteamericanos. El Directorio de la Industria de Defensa de Turquía, su jefe Ismail Demir y otros tres empleados fueron sancionados en diciembre del año pasado por la compra del primer lote de s-400. Por eso, desde la portavocía del Departamento de Estado norteamericano “instan a Turquía en todos los niveles y oportunidades a que no retenga el sistema S-400 y se abstenga de comprar cualquier equipo militar ruso adicional”, algo que parecen haber ignorado por completo en Ankara.

Lo que es – o al menos debería – ser más preocupante para el Gobierno de Erdogan es que en Washington, al igual que hace Turquía, no han cambiado su postura: “Continuamos dejándole en claro a Turquía que cualquier nueva compra significativa de armas rusas correría el riesgo de desencadenar sanciones CAATSA 231 además de las impuestas en diciembre de 2020”, dicen desde el Departamento de Estado. Sin embargo, en Turquía no tienen ninguna intención de recular, y menos cuando el próximo miércoles el presidente turco se reunirá con Vladimir Putin y Ebrahim Raisí, sus homólogos ruso e iraní respectivamente, para tratar sobre todo el conflicto de Siria.

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John Kirby, portavoz del Pentágono, no ha tardado en responder a las palabras de Erdogan acerca de la imposibilidad de alcanzar acuerdos con ningún país de la OTAN. Kirby ha dicho que “Turquía ha tenido múltiples oportunidades durante la última década para comprar el sistema de defensa Patriot de Estados Unidos, y en su lugar eligió comprar el S-400, que proporciona a Rusia ingresos, acceso e influencia”. Esa opción ha sido desmentida por Erdogan que incluso ha acusado a Estados Unidos de no entregar los F-35 por lo que los turcos pagaron 1.400 millones de dólares.

El presidente de Turquía insiste en que “le ha explicado todo el presidente Biden”, algo que, aunque fuese así, no ha cambiado la opinión del Gobierno norteamericano. La situación ahora entre Estados Unidos y Turquía es compleja en un momento en el que el conflicto de Afganistán aún está muy presente. La relación entre turcos y talibanes no gusta en Washington, aunque el propio John Kirby ha asegurado que le considera un amigo y aliado “incluso cuando no están de acuerdo”. Esa relación de amistad ahora mismo pende de un hilo con la sombra de nuevas sanciones sobrevolando Turquía.
 

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