“No deberían esperar que Turquía diera un paso diferente en las cuestiones de los F-35 y los S-400 porque hicimos lo que teníamos que hacer para los F-35 y dimos el dinero necesario”, trasladó el presidente turco a su homólogo estadounidense

Erdogan amenaza a Biden con mantener su postura sobre los S-400

PHOTO/ Murat Cetinmuhurdar/Oficina de Prensa Presidencial - El presidente turco Tayyip Erdogan se reúne con el presidente estadounidense Joe Biden al margen de la cumbre de la OTAN en Bruselas, Bélgica, el 14 de junio de 2021

Continúa el tira y afloja entre Ankara y Washington. La reunión entre Joe Biden y Recep Tayyip Erdogan celebrada el lunes durante la cumbre anual de la OTAN, aunque permitió a ambos líderes efectuar una primera toma de contacto, no materializó ningún avance concreto. Es más, la cita ha servido para que el presidente turco reafirme su postura sobre la disputa principal que lastra sus relaciones bilaterales.

Erdogan reveló el jueves los términos de su conversación con el presidente Biden. Según su versión, el mandatario otomano trasladó a su homólogo estadounidense que Turquía mantendría a toda costa su postura sobre la adquisición del sistema antimisiles ruso, motivo originario de las fricciones entre ambos países.

Turquía, miembro destacado de la OTAN, compró en 2017 el sistema de defensa antiaéreo s-400 a Rusia por valor de 2.500 millones de dólares. La adquisición contravenía los términos de la Alianza Atlántica, ya que, según sus socios, el sistema es incompatible con los utilizados por la organización.

Una vista muestra un nuevo sistema de misiles tierra-aire S-400 "Triumph" después de su despliegue en una base militar a las afueras de la ciudad de Gvardeysk, cerca de Kaliningrado PHOTO/REUTERS

Sin embargo, desde Ankara se alegó que Estados Unidos no ofrecía ninguna alternativa. “Con respecto al S-400, pedimos Patriots [sistema de defensa antimisiles estadounidense] y no nos lo proporcionaron. Al contrario, retiraron los que estaban desplegados en nuestras bases”, añadió el presidente turco.

Según Washington, la vinculación del s-400 a los sistemas de defensa de la organización habría planteado riesgos de seguridad operativa, y habría permitido a Rusia acceder a los datos recopilados por los cazas F-35. 

Estados Unidos, integrante principal de la organización transatlántica, exigió a Turquía dar macha atrás en la operación. Pese a las advertencias, el Gobierno de Erdogan aceptó la primera de las cuatro baterías de misiles S-400 procedentes del Kremlin en julio de 2019.

En virtud de la Countering America's Adversaries Through Sanctions Act (Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos a través de Sanciones), aprobada en julio de 2017, cualquier Gobierno extranjero que coopere con Rusia en materia de Defensa “se encontrará en el punto de mira de las sanciones económicas de Estados Unidos”.

Por este motivo, la Administración Trump impuso en diciembre de ese mismo año una batería de sanciones a los funcionarios turcos involucrados en la transacción y apartó a Turquía del programa para la compra de aviones de combate F-35, del que Ankara participaba como financiador y productor. 

“Le dije [a Biden] que no deberían esperar que Turquía diera un paso diferente en las cuestiones de los F-35 y los S-400 porque hicimos lo que teníamos que hacer para los F-35 y dimos el dinero necesario”, trasladó Erdogan a los periodistas en la capital azerí durante una visita diplomática.

Erdogan aseguró que la posición de Turquía en esta cuestión es irreversible, por lo que no impulsaría nuevas medidas para satisfacer los intereses de Estados Unidos. Desde Ankara defienden que no hay ningún conflicto entre ambos, que cumplió con sus obligaciones respecto a los F-35 y que su suspensión en el programa “iba en contra de las normas”.

el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibe al presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, en la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos PHOTO/REUTERS

El anuncio del presidente turco contrasta con las declaraciones del asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien anunció tras la reunión del lunes un compromiso conjunto por “continuar el diálogo” sobre los S-400 y el inicio de un seguimiento por parte de ambas delegaciones.

En todo caso, el sistema antimisiles adquirido por Ankara no ha entrado aún en funcionamiento. La estrategia de Washington pasa por controlar los s-400 e impedir su activación, según trasladaron funcionarios turcos a Middle East Eye, lo que interpretan como una afrenta a la soberanía turca.

Afganistán, reto conjunto

Durante la conversación del lunes en Bruselas, Biden y Erdogan trataron durante 45 minutos en solitario, y más de 1 hora y media en compañía de sus delegaciones, un amplio abanico de cuestiones geoestratégicas que marcan la agenda de las relaciones entre Estados Unidos y Turquía.

A pesar de las disputas, la línea que une Washington y Ankara también atraviesa frentes comunes. El reto principal es Afganistán, donde la retirada de las tropas estadounidenses y aliadas a partir del próximo 11 de septiembre abre un escenario incierto para la población local, amenazada por la creciente presencia de los talibanes.

Jake Sullivan asesor de seguridad nacional  PHOTO/AP

El apoyo de Turquía en la cuestión se puso de relieve con el ofrecimiento de administrar y proteger el aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul tras la retirada de las fuerzas extranjeras. Sin embargo, los talibanes exigieron a Ankara su retirada junto al resto efectivos de la OTAN, y han advertido a Erdogan que no cometa un “gran error”. 

Los talibanes rechazaron, además, participar en una conferencia de paz organizada en abril por Turquía. No obstante, Erdogan trasladó seguridad a sus socios de la OTAN tras asegurar que continuaría sus negociaciones con la facción fundamentalista afgana y que no habría ningún problema con la planificación de la misión del aeropuerto.

Estados Unidos aceptó el lunes la propuesta y el propio Biden se comprometió a respaldar económica y militarmente a Ankara, mientras que el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó el lunes que Turquía desempeñaría un papel clave.

Fotografia de archivo del 25 de julio de 2015 muestra el aeropuerto internacional Hamid Karzai en Kabul, Afganistán PHOTO/AP

“Se estableció el compromiso claro de los líderes de que Turquía desempeñaría un papel principal en la seguridad del aeropuerto internacional Hamid Karzai y ahora estamos trabajando en la forma de ejecutar para llegar a eso”, anunció Jake Sullivan en declaraciones recogidas por Reuters.

No obstante, la divergencia de intereses entre Washington y Ankara predomina en sus relaciones bilaterales. En las declaraciones del jueves, Erdogan calificó de “error histórico” que un país favorezca a los grupos terroristas contra los que lucha su aliado, en lugar de apoyar a su aliado que está siendo objetivo del terrorismo. 

“Los que apoyan a los grupos terroristas y los alientan se darán cuenta tarde o temprano del gran error que cometieron”, en referencia al respaldo de Estados Unidos al YPG en el norte de Siria para combatir al Daesh, una organización kurda vinculada –según Ankara– al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), clasificado como “organización terrorista” por Turquía, la UE e, incluso, Estados Unidos.

En cualquier caso, las relaciones entre Washington y Ankara han comenzado una nueva fase a raíz de la estrategia de apaciguamiento en materia de política exterior iniciada por Gobierno turco y de la nueva vía de acción propuesta por la Administración Biden. Ambas partes tratan de acercar posturas, por lo que en el horizonte se avista un periodo de estabilidad.
 

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