Su hija y a su vez esposa del ministro de Finanzas fue insultada en Twitter tras publicar el nacimiento de su cuarto hijo

Erdogan aprobará una nueva legislación para controlar las redes sociales en Turquía

AFP/OZAN KOSE - Una mujer turca mira su smartphone junto a una pancarta de Recep Tayyip Erdogan, en Estambul, el 21 de marzo de 2014

“¿Entendéis ahora por qué estamos en contra de las plataformas de redes sociales como Youtube, Twitter y Netflix? Estas plataformas no se adaptan a esta nación. Queremos cerrarlas, controlarlas, y traeremos un proyecto de ley al Parlamento lo antes posible”. Con estas palabras pronunciadas ante los miembros de su partido, Justicia y Desarrollo (AKP), el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado abiertamente su deseo de introducir nuevas regulaciones para “gobernar” las redes sociales y evitar la proliferación de “actos inmorales”, que se han cometido por la falta de leyes regulatorias sobre internet y la laxa actuación de las compañías sociales en el país. “Experimentamos ataques similares en el pasado. La falta de monitoreo en estas plataformas tiene un papel en el aumento de este tipo de comportamientos inmorales”, ha subrayado el presidente.

El mandatario ha pronunciado dicho mensaje después de conocerse que su familia había sido insultada en Twitter. En concreto, se publicaron mensajes ofensivos contra su hija y a su vez esposa del ministro de Finanzas, Esra Albayrak, tras publicar en Twitter el nacimiento del cuarto hijo de la pareja. La Policía turca ha comunicado que 11 de los 19 usuarios que emitieron los comentarios, en los que cuestionaron la paternidad del recién nacido, ya han sido detenidos, según ha recogido Reuters. 

Otro “revés” que ha sufrido el presidente en las redes sociales recientemente fue que una videoconferencia en la que participó con un grupo de estudiantes la semana pasada recibió más de 300.000 “dislikes” (“no me gusta”) en Youtube. Erdogan también criticó a Twitter el mes pasado después de que la plataforma decidiera cerrar más de 7.000 cuentas falsas que habían sido creadas para aumentar el apoyo al AKP.

“Estamos decididos a hacer lo que sea necesario, e implementaremos prohibiciones de acceso y sanciones legales y fiscales una vez se complete la regulación”, ha asegurado Erdogan, refiriéndose a su idea de obligar a las compañías de redes sociales a “nombrar representantes en Turquía para responder a las solicitudes legales”, que, hasta el momento, habían sido “ignoradas”. Esto en la práctica significaría que las empresas podrían ser consideradas como responsables ante los tribunales turcos, de acuerdo con AFP.

Sin embargo, y de acuerdo con la agencia, Fahrettin Altun, director de Comunicaciones de Turquía y uno de los principales asesores personales del presidente, ha aseverado que los comentarios de Erdogan se han interpretado “fuera de contexto” y que lo único que han pedido es que las citadas empresas “abran oficinas” en la nación euroasiática.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, prometió reforzar el control sobre las redes sociales

Inmediatamente después de que el presidente pronunciara dichas palabras, la etiqueta o hasthag “#SosyalMedyamaDOKUNMA” (#NoToquesMisRedesSociales) se volvió viral en Twitter, para condenar el nuevo gesto del mandatario en contra de la libertad de expresión, significativamente mermada en los últimos tiempos, sobre todo, a raíz del intento del golpe de Estado del año 2016.

El mensaje también ha sido criticado por la oposición política. Un diputado del Partido Popular Republicano (CHP), Ozgur Ozel, ha arremetido directamente contra Erdogan: “En lugar de actuar con ira y adoptar medidas que convertirán al país en China, Corea del Norte o Rusia, las medidas éticas deberían ser introducidas con la participación de toda las partes”, ha declarado. 

“Los críticos temen que la medida tenga como objetivo limitar aún más la capacidad del pueblo turco para acceder a medios de comunicación independientes en un entorno dominado por los medios progubernamentales”, recogen desde AFP.

La libertad de expresión en Turquía se ha visto especialmente dañada con el estallido de la pandemia del coronavirus. “El presidente turco parece estar utilizando la COVID-19 como pretexto para deshacerse de los pocos medios críticos que todavía quedan en su país. Los políticos y periodistas de la oposición temen una nueva ola de censura”, advertía en el mes de mayo el diario alemán Deutsche Welle. En concreto, la libertad de prensa sufrió un nuevo varapalo hace una semana al conocerse que los periodistas detenidos por informar sobre la muerte de dos presuntos agentes de inteligencia turcos que operaban en Libia podrían enfrentar penas de hasta 19 años de prisión por supuestamente “desvelar secretos de Estado”. Desde el año 2016, Amnistía Internacional ha documentado el cierre de al menos 180 medios de comunicación y la pérdida de empleo de al menos 2.500 profesionales de la información. Solo en el mes de abril, fueron bloqueados 18 sitios web de noticias y docenas de artículos independientes publicados en internet.

Cabe mencionar, en este punto, que los abogados del país también se están manifestando para proteger la independencia del poder judicial ante las últimas medidas impulsadas desde la Presidencia. 

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