El líder turco traza una nueva estrategia para la República Turca del Norte de Chipre en mitad de las tensiones con Bruselas

Erdogan visita el norte de Chipre ante el recelo de la Unión Europea

PHOTO/OFICINA PRENSA PRESIDENCIAL vía REUTERS - El presidente turco Tayyip Erdogan celebra una conferencia de prensa con Ersin Tatar, dirigente del Estado escindido de Chipre del Norte

El mandatario otomano enseña sus cartas y revela sus intenciones en Chipre, inmutables tras meses de crecientes tensiones con Grecia y el resto de la Unión Europea. Erdogan pretende mantener su línea expansionista hacia el Mediterráneo oriental tras el descubrimiento de los depósitos de gas y fortalecer su posición de poder en la isla de cara a las negociaciones.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha viajado este lunes a la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre como parte de una visita oficial que le mantendrá ocupado por dos días. “Si va a haber un nuevo proceso de negociación para la cuestión chipriota, solo puede celebrarse entre dos Estados iguales y soberanos”, declaró con rotundidad horas antes de partir.

Vista de los edificios desiertos de la zona turística de Varosha, en la zona vallada de Famagusta, en el norte ocupado por los turcos de la dividida isla chipriota del Mediterráneo oriental AFP/BIROL BEBEK

El mandatario otomano visitará el martes la ciudad costera de Varosha, enclave simbólico de la división de Chipre, e inspeccionará el estado de los más de 35.000 soldados turcos desplegados en la zona. Aislada tras las alambradas y controlada militarmente desde Ankara, la denominada ciudad fantasma se encuentra inhabitada tras ser objeto de rechazo para la población grecochipriota.

Además, Erdogan asistirá a la conmemoración del 47 aniversario de la intervención militar turca en la parte septentrional de la isla. Desde allí, el líder turco se dirigirá a la Asamblea del Norte de Chipre en una sesión extraordinaria para rememorar la invasión y anunciar la reapertura de la ciudad, según barruntan los expertos, una conquista que le permitiría fortalecer su posición en las negociaciones.

Las tropas turcas reabrieron parcialmente el balneario chipriota de Varosha, cerrado desde que sus habitantes grecochipriotas huyeron en 1974, lo que desató una controversia días antes de las elecciones turcochipriotas. AFP/BIROL BEBEK

La República de Chipre, establecida en la parte meridional del país, interpreta la reapertura de Varosha como una vía de presión impuesta por Ankara. Las tensiones estallaron el viernes cuando, según esta versión, una embarcación otomana efectuó disparos de advertencia contra un guardacostas grecochipriota que impedía la llegada de inmigrantes a la isla provenientes de Turquía. Ankara, por su parte, ha negado rotundamente los hechos.

Tras pasar de manos otomanas a británicas, Chipre consiguió la independencia de esta última potencia a principios de los 60. Sin embargo, tras el estallido de una batería de conflictos entre los grecochipriotas y turcochipriotas tres años después de su emancipación, Grecia decidió ejecutar un golpe de Estado en 1973 con el objetivo de anexionar la isla al resto del país. Como reacción a la asonada y desde su posición de poder, Turquía invadió el 20 de julio 1974 la parte norte de Chipre y estableció su zona de control.

Desde entonces, la ‘línea verde’ separa Chipre en dos partes. La divisoria atraviesa la capital, Nicosia, y está administrada por la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), dependiente de la ONU. Chipre actúa como Estado soberano y forma parte de la Unión Europea desde 2004, sin embargo, su autoridad no abarca la parte septentrional del país.

Ancianos grecochipriotas participan en una protesta en el punto de cruce de Deryneia AFP/LAKOVOS HATZISTAVROU

Desde la proclamación de la República Turca del Norte de Chipre en 1983, Naciones Unidas cataloga a la región como una “parte ocupada” de Chipre, y únicamente Turquía reconoce la zona como un Estado independiente.

“Daré buenas noticias”, avanzó el presidente turco horas antes de su intervención ante el Parlamento. Los observadores apuntan que esta buena nueva puede estar relacionada con el reconocimiento del Norte por parte de Pakistán o algún otro socio cercano.

Negociación encallada

Las palabras de Erdogan constituyen toda una declaración de intenciones que no han sentado bien en Bruselas. Así lo revelan las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: “Quiero repetir que nunca, nunca, aceptaremos una solución de dos Estados, somos firmes en eso y estamos muy unidos, y eso es lo que Chipre puede esperar”.

En este sentido, Von der Leyen quiso cerrar filas con su socio chipriota, el presidente Nikos Anastasiades. “La parte más preciosa es la unidad en la Unión Europea y el conocimiento de que los 26 Estados miembros a nivel europeo están a su lado”, sentenció la dirigente alemana. “Todas las partes que desean un futuro duradero y sostenible en Chipre para aprovechar la oportunidad histórica”, agregó Erdogan.

Esta fotografía tomada el 8 de octubre de 2020 muestra una vista de edificios abandonados a lo largo de una calle de Varosha,  AFP/BIROL BEBEK

Atenas tampoco ve con buenos ojos la postura del líder turco. Grecia rivaliza con Turquía en materia energética a raíz del desacuerdo a la hora de definir las fronteras marítimas. La disputa entre ambos se extiende, además, sobre la isla de Chipre. Una disputa que a punto estuvo de estallar el curso pasado, cuando ambos estuvieron al borde de la confrontación directa en aguas del Mediterráneo.

“Los turcochipriotas luchan por la igualdad y la justicia durante más de medio siglo”, reconoció el dirigente turco para remarcar su posición. Las pretensiones de las partes involucradas en la cuestión son difícilmente coincidentes. La batería de negociaciones al respecto en los últimos años son el mejor ejemplo de ello, pues se ha saldado con una serie de fracasos.

En este sentido, las últimas negociaciones para encontrar una solución se produjeron en abril de 2020 auspiciadas por Naciones Unidas. La organización convocó entonces a grecochipriotas y turcochipriotas en otro intento fallido más. Unos pretenden mantener el ‘statu quo’ y frenar la injerencia otomana; otros, aumentar la influencia en una región prometedora en términos energéticos. Posturas, a priori, irreconciliables.
 

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