Turquía obliga a pagar el coste de los ejercicios militares a los miles de soldados acusados de tener vínculos con el movimiento de Fethullah Gülen, según varios medios locales

Erdogan y Gülen: historia de una enemistad conflictiva

photo_camera PHOTO/ Oficina de prensa presidencial vía REUTERS - El presidente turco Recep Tayyip Erdogan se dirige a los miembros de su partido, el AKP, durante una reunión en el Parlamento en Ankara, el 11 de marzo de 2020

Turquía continua con su purga. Las autoridades del país han exigido a los miembros del Ejército que fueron destituidos por su supuesta vinculación con el movimiento del predicador islamista Fethullah Gülen (FETÖ) a pagar el coste de los ejercicios militares que recibieron antes de ser obligados a abandonar sus puestos, según ha informado el periódico turco Zaman. 

En 2016 el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan designó oficialmente al movimiento del clérigo Fethullah Gülen como grupo terrorista y anunció que iba a perseguir a sus miembros, a los que desde entonces acusa de “conspirar” para derrocarle. Según las cifras anunciadas por el ministro de Defensa de Turquía el pasado mes de febrero, Hulusi Akar, el número de personas obligadas a abandonar su cargo en el Ejército asciende a 28.148, según ha recogido el diario Al-Ain. Entre ellos, al menos 24.185 fueron destituidos en virtud de los decretos firmados por Erdogan. 

El último posible movimiento de fichas de Erdogan contra este movimiento podría obligar a estos soldados a pagar una indemnización económica por los ejercicios militares en los que participaron antes de ser destituidos. Así, según han informado varios medios locales, algunos de estos soldados han recibido una serie de notificaciones que les obliga a pagar una indemnización que oscila entre las 7.000 y 80.000 liras turcas (entre 981 y 11216 euros), en función de su rango. 

El valor de esta compensación asciende a 80.000 liras turcas para los militares que recibieron entrenamiento de defensa área, mientras que los que recibieron capacitación a través de métodos de baja tecnología tendrán que pagar una compensación de entre 7.000 y 10.000 liras turcas. Muchos de los soldados obligados a abandonar su cargo se enfrentan a una situación complicada, al no tener la oportunidad de trabajar en empresas e instituciones privadas, por lo que algunos de ellos no ven factible pagar esta indemnización. 

El clérigo turco Fethullah Gülen

A principios de este año, al menos 70 soldados de la Fuerza Área de Turquía fueron condenados a cadena perpetua por supuestamente participar en el golpe militar fallido del 15 de julio de 2016. Tras el golpe de Estado de julio de 2016, Ankara ha investigado a más de 130.000 funcionarios públicos y ha ordenado la detención preventiva de cerca de 50.000 personas.  El mandatario turco ha acusado en reiteradas ocasiones al movimiento de Gülen de estar detrás del golpe militar fallido del 15 de julio de 2016, algo que éste último niega firmemente. Mientras tanto, la oposición de Turquía considera que los eventos de la noche del 15 de julio fueron un “golpe planeado” destinado a liquidar a los soldados de la oposición y a los miembros de las organizaciones de la sociedad civil.

Desde entonces, las autoridades turcas lanzan regularmente campañas cuyo objetivo es detener a cualquier persona que tenga relación con el movimiento de Gülen. Una de las últimas acciones tuvo lugar el pasado mes de febrero, cuando el Ministerio Público emitió órdenes de arresto contra 228 personas sospechosas de apoyar al clérigo Gülen. Mientras que la Oficina del Fiscal General de la ciudad costera de Izmir ordenó la detención de al menos 101 oficiales en activo y 56 exsoldados que se habían retirado, renunciado o fueron despedidos, entre otras actuaciones.   

El periodista estadounidense especializado en asuntos históricos y de defensa Michael Mick explicó en uno de sus artículos que “la Fuerza Aérea de Turquía no puede operar su avión de combate F-16” tras la última purga de Erdogan. “El encarcelamiento de pilotos nacionales no solo cuesta pérdidas materiales, sino que también provoca la pérdida de personal capacitado y de recursos muy valiosos para las Fuerzas Armadas”, aseguró. El periodista confirmó en esta publicación que el Ejército turco destituyó a más de 300 pilotos de combate por razones políticas. 

Fotografía de archivo del 1 de agosto del 2017: la Policía paramilitar y los miembros de las fuerzas especiales escoltan fuera del tribunal a los sospechosos por intento de golpe de Estado

Un informe publicado por el Monitor Nórdico Noruego revela que el “flanco sur de la OTAN recibió un gran golpe del gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan que ha degradado seriamente la fuerza aérea de Turquía”. Este golpe podría estar relacionado con la purga masiva de cientos de pilotos que tuvo lugar a principios de este año. “Según el propio informe interno de la Fuerza Aérea, de fecha 19 de enero de 2016, el Ejército necesitaba 554 nuevos pilotos, incluidos 190 pilotos de combate, para alcanzar su nivel normal. La proyección era que la fuerza aérea adquiriría un número satisfactorio de pilotos para 2025, teniendo en cuenta las pérdidas que había sufrido en los últimos 10 años”, según recoge este informe. 

El movimiento de Fethullah Gülen (FETÖ) comenzó a extenderse en la década de los ochenta, hasta tal punto que el partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) vio en este movimiento una oportunidad de tener un aliado para reducir la influencia de los militares en el país. Sin embargo, esta amistad entre Erdogan y Gülen comenzó a convertirse en lo contrario, una vez que el actual mandatario turco se dio cuenta de que los gülenistas tenían cada vez más poder en las principales instituciones del Estado. En 2013, el presidente turco acusó a su antiguo aliado de organizar una “cacería de brujas” contra miembros de su Gobierno. Desde entonces ha culpado a este movimiento de estar detrás de hechos como el golpe de Estado que tuvo lugar en 2016 o de conspirar para derrocarlo del poder. Cada vez son más las purgas que Erdogan hace contra cualquier persona que pueda tener una posible vinculación con este movimiento, sin pensar siquiera en las consecuencias que esto puede tener para su país. 

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