"España es un modelo para muchos demócratas e intelectuales marroquíes"

Por Paco Soto

Foto: Nabil Driouch, periodista y escritor marroquí

Nabil Driouch (Casablanca, 1980) es periodista y escritor, y actualmente desempeña el cargo  de redactor jefe de los servicios informativos en árabe de la cadena de televisión marroquí 'Medi 1 sat', ubicada en Tánger. Fue corresponsal  en Madrid de esta cadena y del periódico marroquí 'Ajbar alyoum'. Trabajó en el diario árabe 'Acharq-alawsat' como corresponsal político en la delegación de Rabat. Fue finalista  en el Premio Nacional de Prensa en Marruecos por un reportaje sobre los inmigrantes subsaharianos en la frontera entre Marruecos  y Ceuta, a finales de 2007. Su libro 'Pequeñas epopeyas' ganó el Premio Nacional de Jóvenes Escritores Marroquíes otorgado por la Unión de Escritores Marroquíes. Driouch es un profesional que conoce bien España y las relaciones hispano-marroquíes. Vive a caballo entre los dos continentes. En estos momentos ultima un volumen dedicado a las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat a partir de la muerte del rey Hasan II, en 1999. En esta entrevista con Atalayar, Driouch analiza diversas cuestiones sobre el periodismo en Marruecos y en España y las relaciones entre los dos países. El periodista y escritor marroquí afirma que "España necesita a Marruecos en los tiempos de crisis económica y Marruecos necesita a inversores españoles para salir de su propia crisis y crear puestos de trabajo y estabilidad social".

Pregunta: ¿Cómo fue su experiencia periodística en España? ¿Para cuántos medios trabajó y cuánto tiempo?

Respuesta: "En Tánger siempre veía  las montañas de Cádiz como un mundo diferente donde se desarrollaba una buena experiencia de transición política, o así lo consideraba en aquel entonces. Por lo tanto, cuando llegó el momento de irme fuera no le di muchas vueltas y me eché a la piscina para descubrir el mundo que está más allá de Tarifa. La ausencia de una comunidad de corresponsales marroquíes en Madrid hace que la información que llega de la vida política española sea muy escasa, Una vez en Madrid empecé a colaborar con varios medios marroquíes y árabes como el primer rotativo de Marruecos 'Almassae', pero también 'Asharq-alawsat' y luego 'Ajbar alyoum'. Fui corresponsal de la cadena de televisión marroquí 'Medi1sat' y analista en varias cadenas árabes. Fue una aventura diferente en mi vida porque estaba lejos de mí país pero cerca de mis raíces. Fue una aventura que duró cuatro años pero sigue presente en mí. Soy un hombre que ha optado por vivir entre las dos orillas. Además, la experiencia me mostró, personalmente, que el trabajo de un corresponsal marroquí en Madrid no es siempre un camino de rosas: viviendo y trabajando durante unos años como corresponsal de varios medios de comunicación marroquíes y árabes tuve que convivir   diariamente con los prejuicios".

P: ¿Qué piensa de la visión que se tiene en España de Marruecos y del mundo árabe?

R: "Hay que reconocer que en España aún predominan los estereotipos, algunos vienen de la época de la Reconquista. Marruecos es un vecino que todavía da miedo a buena parte de los españoles debido a la imagen que generan los medios de comunicación y algunos políticos. Es un vecino inquietante para algunos políticos o un hermano infiel para otros. La antigua imagen del moro está presente todavía en el imaginario colectivo español. Aun así, hay mucha gente española que ama a Marruecos y defiende las buenas relaciones con el vecino del sur. Encontramos esta gente en todos los sectores. La imagen que da Marruecos sobre sí mismo es exótica. Falta un gran trabajo de comunicación porque ambos pueblos tienen derecho a conocerse mejor".

P: ¿Cuál es su opinión sobre la visión que tienen los medios y los creadores de opinión pública en Marruecos sobre España? Le hago esta pregunta porque algunos medios francófonos marroquíes, por ejemplo, utilizan el asunto de la crisis económica en España para inventarse un país que no existe, han creado una auténtica caricatura.

R: "España  y Marruecos son dos países  con una historia traumática, en la que hubo momentos de paz y otros de guerra; son dos pueblos vecinos con muchos puntos en común y otros que los separan. Nos une la geografía y nos separan la historia y la política. La imagen de España en la prensa marroquí ha cambiado en las últimas décadas, según las etapas  políticas y los eventos. El desarrollo del sector periodístico  marroquí ha  desempeñado un papel clave en el conocimiento de nuestro vecino. España cambió de piel a lo largo de los últimos 40 años tras la muerte del general Francisco Franco y gracias a la transición democrática que impulsó la elite política española. La prensa marroquí refleja todo ese movimiento. Aun así, el interés por España en Marruecos queda limitado a la zona del norte del país y a algunos círculos hispanohablantes.  Cabe añadir que con la transición democrática de los años ochenta, España se convirtió en un modelo de país a seguir para muchos demócratas e intelectuales marroquíes. Esto lo vemos y lo podemos palpar diariamente en muchos artículos publicados en periódicos marroquíes. Por otro lado, no hay que descartar que la crisis económica y los escándalos de corrupción que golpean a España dañan la imagen del país en Marruecos, y algunos medios cercanos a grupos de presión francófonos se aprovechan de esta situación para hacer daño a la imagen de España y de los españoles. Lo hacen, porque la presencia empresarial  española es cada vez importante en Marruecos".

P: En su opinión, ¿los medios manipulan la realidad porque sirven intereses que no tienen nada que ver con el periodismo?

R: "En el ámbito de las relaciones hispano-marroquíes cabe indicar que los Ejecutivos de los dos países han utilizado la prensa en falsas batallas, lo que pone en tela de juicio la independencia de los medios de comunicación. Buena parte de los corresponsales españoles que venían a Rabat sabían desde el principio que no iban a Polonia o Rumania, sino a Marruecos, un país que ha formado parte de la historia de España y del pueblo español durante muchos siglos. Unos venían con una imagen exótica de un país que vive todavía varios siglos atrás y otros venían con mucho miedo y desconfianza, por la simple razón de que la imagen del moro que es el musulmán y el árabe, y nadie más que el marroquí,  está  fuertemente arraigada en el imaginario colectivo español. En las salas de redacción españolas, parece que hay unas reglas fijas a la hora de redactar las noticias relacionadas con Marruecos. Por ejemplo: los medios de comunicación  suelen poner de relieve el origen marroquí de una persona cuando se trata de algún delito, mientras que el origen  se convierte en una cuestión secundaria cuando se trata de un jugador de fútbol exitoso o de un cantante talentoso. Por otra parte, la relación que lleva el Ministerio de la Comunicación marroquí con los corresponsales españoles es casi siempre conflictiva; en general, ese órgano gubernamental suele criticar  la información ofrecida por los medios de comunicación españoles sobre Marruecos, porque la considera provocadora y poco profunda".

P: ¿Piensa que España y Marruecos han iniciado una nueva etapa en sus relaciones diplomáticas, políticas y económicas?

R: "Hay una realidad que no puedo descartar: las relaciones bilaterales no son estables aunque cada vez sean más fuertes y estratégicas; hay momentos en los que nos dominan  los sentimientos  de amor platónico o de odio ciego. España, en unas circunstancias políticas es el gran amigo y en otras es el enemigo. Creo que ambos países han aprendido muchas lecciones del ciclo de crisis que marcó el inicio del siglo XXI y ahora están empezando a encontrar un terreno de encuentro e intereses. España necesita a Marruecos en los tiempos de crisis económica y Marruecos necesita a inversores españoles para salir de su propia crisis y crear puestos de trabajo y estabilidad social".

P: Si esto es así, ¿no cree que Francia puede sentirse molesta?

R: "Francia está más arraigada en la sociedad marroquí, casi todos las personas que han ido a la escuela hablan un cierto nivel de francés, mientras que España tiene lazos económicos y  culturales con 22 estados de América Latina y  el español está cada vez más presente en Estados Unidos. Francia está perdiendo poder y su existencia está limitada en el Magreb y algunos países de África subsahariana. Por lo tanto, Francia saca las uñas para limitar cualquier presencia ajena, ya sea española o americana. Con otras palabras: Francia sigue luchando para que Marruecos sea suyo".

P: ¿Es posible, a su juicio, que el norte y el sur del Mediterráneo occidental establezcan unas relaciones basadas en el mutuo respeto y la igualdad y sin que la defensa de los legítimos intereses de cada uno signifique agredir al vecino?

R: "Creo que la convivencia es una cultura y un ejercicio; por lo tanto, el problema siempre está en la práctica de los lemas, porque durante los encuentros se habla de muchas cosas que al final resultan difíciles de llevar a cabo. Los estados no tienen amigos, sino intereses y a partir de ahí tenemos que encontrar un terreno común que nos una y que pueda servir a los intereses de todos. Es una cultura que ya existe, pero llevarla a cabo no es un camino corto".

P: ¿Qué papel deberían desempeñar los periodistas en la relación entre la ribera norte y sur del Mediterráneo.

R: "Hoy más que nunca el ejercicio y la práctica periodística  necesitan de una  profunda reflexión por parte de ambas orillas. Los creadores de opinión pública tienen una gran responsabilidad  en  proponer una nueva agenda informativa. Ante esa realidad, ¿cómo se puede  luchar contra los prejuicios pre modernos que siguen condicionando los comportamientos de los políticos y los periodistas? ¿Hasta qué punto determinará el pasado nuestro futuro común? Son preguntas imprescindibles para toda reflexión que quiera superar la realidad y crear vínculos de intercambio y de comunicación. Varios sectores como la cultura y la cooperación económica podrían acercarnos como dos pueblos que comparten pasado y futuro y dos estados que tienen intereses comunes".

P: ¿Qué opina del cambio de reinado en España?

R: "La monarquía ha jugado un papel clave en la transición política  en España y se convirtió en un modelo para muchos países, pero parece que el balance de la transición  caducó con el tiempo y hace falta otro cambio dentro de la institución. Creo que este cambio se hace en un buen momento. España ha hecho una buena transición política, pero fue víctima de una dictadura económica que arruinó el país e  hizo mucho daño a la clase política. Es lo que explica las protestas de los jóvenes españoles. Se necesita una segunda transición. Personalmente, creo que el nuevo rey está bastante bien preparado para participar en esa dinámica y ser un buen cazador de oportunidades".

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