Durante los últimos años Irak se ha convertido en un campo de batalla donde la rivalidad entre Estados Unidos e Irán se ha visto reflejada en su máximo exponente. Las relaciones entre Washington y Badgad no pasan por su mejor momento. De hecho, desde la invasión de Irak en 2003 la presencia de tropas estadounidenses en el país no convence a la población ni a los líderes del país a pesar de que el Ejército estadounidense se encuentre en el país asiático combatiendo la amenaza terrorista que durante tantos años ha asolado al país.
Sin embargo, el encuentro entre Joe Biden y Mustafa al-Kazemi busca volver a la senda del entendimiento, en un momento en el que los ataques contra instalaciones militares y diplomáticas estadounidenses en Irak están aumentando. El presidente estadounidense vuelve a recoger la herencia de la Administración Obama dejando atrás los oscuros años del país norteamericano durante la presidencia de Donald Trump.
El mandatario estadounidense, Joe Biden confirmó en declaraciones a la prensa en el Despacho Oval de la Casa Blanca y en presencia del primer ministro iraquí, Mustafa al-Kazemi, que las tropas de combate de Estados Unidos dejarán Irak a final de año, aunque permanecerán en el país un número indeterminado de soldados para asesorar y ayudar al Ejercito iraquí. "Estamos comprometidos con nuestra cooperación en materia de seguridad. Nuestra lucha contra el Daesh es vital para la estabilidad de la región y nuestra cooperación contra el terrorismo continuará mientras entramos en esta nueva fase", prometió Biden.
Asimismo, el primer ministro de un país asolado por la violencia, la pobreza y la corrupción, proclamó que "nuestra nación ahora es más fuerte que nunca", y que este viaje se enmarca en los esfuerzos del Irak por "consolidar una estrecha relación con Estados Unidos, basada en el respeto mutuo y la cooperación bilateral en diversos campos", según un comunicado emitido por la oficina del primer ministro iraquí. Además, se apunta en la nota que la visita es la "culminación" de numerosos "diálogos estratégicos" con el objetivo de "organizar la relación existente de seguridad con EEUU".
Desde que bajo la anterior Administración Trump Estados Unidos asesinara al alto general iraní Qassem Soleimani y al alto comandante de la milicia iraquí Abu Mahdi al-Muhandis en el aeropuerto internacional de Bagdad, ambos países mantienen su relación en mínimos. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha intentado desligarse de las políticas de su antecesor volviendo al multilateralismo. El encuentro entre los dos altos mandatarios se enmarca en esta nueva mentalidad establecida por Joe Biden que busca el consenso y la negociación. La marcha del ejército estadounidense de Irak se suma a la ya anunciada salida de Afganistán, poniendo fin así a las operaciones militares iniciadas por George W. Bush.
Sin embargo, no especificó, el número de efectivos que se quedarán en Irak para continuar la lucha contra el Daesh y para hacer frente a las milicias chiíes aliadas con Teherán que, en los últimos meses, han incrementado sus ataques contra tropas estadounidenses. A principios de este mes,14 cohetes fueron lanzados contra la base aérea de Ain al-Assad, que acoge a las tropas estadounidenses en el oeste de Irak, y otros tres que cayeron cerca de la Embajada de Estados Unidos en Bagdad. Estos han sido los últimos de una serie de ataques contra instalaciones militares y diplomáticas estadounidenses en Irak. Los ataques han sido atribuidos a grupos armados proiraníes que se enmarcan en las Fuerzas de Movilización Popular.
Actualmente, Estados Unidos mantiene desde 2014 a alrededor de 2.500 soldados como parte de una coalición internacional destinada a combatir al Daesh en Irak y Siria. Una presencia que se ha vuelto en algo incómoda durante los últimos años para el Gobierno de Bagdad, muy presionado por las milicias chiíes más extremistas que quieren que desaparezcan las tropas norteamericanas, y que además se ha visto muy enturbiada por el asesinato del alto general iraní Qassem Soleimani y al alto comandante de la milicia iraquí Abu Mahdi al-Muhandis en el aeropuerto internacional de Bagdad, lo que llevó al Consejo de Representantes iraquí a aprobar dos días después una resolución no vinculante que pedía el fin de la presencia militar estadounidense en Irak.
A tres meses de las elecciones legislativas, el jefe del Gobierno iraquí espera recuperar cierta influencia sobre las poderosas facciones proiraníes, muy hostiles a la presencia estadounidense. El anuncio de la retirada de tropas de combate de suelo iraquí supone una victoria para el primer ministro de Irak que contentaría así las facciones chiíes más extremistas allanando el terreno de cara a las elecciones parlamentarias previstas para octubre.